Hace unos días Nissan nos invitó a Londres a dar una vuelta al volante del nuevo Nissan LEAF (2013), modelo del que casi seguro habréis oído hablar en alguna que otra ocasión. Y como algunos opinaríais, Xataka no es Motorpasión, y por eso no vamos a hablar del coche como si fuera una prueba tal cual, sino que vamos a mirarlo con otros ojos, con los de alguien no necesariamente interesado en los coches, sino que es conductor sin más, y sí más interesado en la tecnología.
Así que quiero plantear en este artículo qué puede ofrecer un coche eléctrico como el Nissan LEAF a los habitantes de una gran ciudad como Londres, y quien dice Londres, salvando pequeñas diferencias, podría decir Madrid, o Roma, o Barcelona, o París, o Ámsterdam... O cualquier otra.
Y además de que esto es Xataka, es que resulta que ya probamos el coche hace unos meses, y tampoco es cuestión de repetirse (que luego os enfadáis).
Aquellos de vosotros que deséis leer una prueba en toda regla de este coche, desde el punto de vista de los apasionados de los coches, y con todo detalle, podéis acudir a Motorpasión Futuro a consultar la cobertura completa que realizamos del lanzamiento del nuevo Nissan LEAF 2013 en marzo, cuando lo fuimos a probar a Oslo.
Allí podréis leer sobre cuestiones técnicas, recarga, sobre la conducción, consumo, autonomía, sobre el espacio interior y maletero, y sobre las versiones y precios, entre otras cosas.
Simplicidad de conducción
Lo que puedo deciros después de conducir el Nissan LEAF ya en cinco ocasiones en dos años, tres veces el modelo anterior, y dos veces el nuevo modelo, además de otros eléctricos, es que un coche eléctrico como el Nissan LEAF ofrece simplicidad de conducción. Diría sin miedo a equivocarme que el coche más fácil y sencillo de conducir es el coche eléctrico.
No hay que preocuparse por cómo arrancar el coche, ni porque se nos pueda calar, no hay embrague, no hay cambio de marchas, no hay que atender a la temperatura del motor... Un coche eléctrico es lo más parecido a un gadget que podemos tener hoy en día. Y ni siquiera hay que pasar por una gasolinera. Se enchufa, como quien enchufa un teléfono, y se recarga.
Pulsamos un botón, se enciende una luz, oímos un sonidito de bienvenida, y ya está arrancado. Debo decir eso sí, que me gustaba más el freno de mano eléctrico de la anterior versión, sustituido ahora por un freno mecánico de pie. Si estamos en un coche eléctrico, ya puestos que sea todo eléctrico o electrónico, y también el freno de estacionamiento, para quitarlo con un solo dedo y no escuchar el "carracarracarra" mecánico del freno.
Y después de esto solo hay que seleccionar la marcha adelante (D) con el mando selector (que ya no es palanca de cambio) y hale, empezar a pisar el acelerador con suavidad para movernos. Y cuando toque parar, pues nada más simple que pisar el pedal del freno. Vamos, lo que vendríamos a hacer en la videoconsola de turno con un accesorio de volante y pedales.
Silencio y comodidad
La conducción del Nissan LEAF es muy suave y muy relajada. No hay ruidos, ni vibraciones ni tirones, y solo al acelerar mucho, o a alta velocidad, se nota un ligero silbido del motor. Es un coche muy silencioso en todos los aspectos y cómodo, que te hace conducir de manera tranquila, con menos estrés. Yo desde luego disfruto mucho al volante de un coche eléctrico (aunque ya se sabe que en cuestión de gustos...)
Fijaos que en Londres los coches de la prueba eran británicos, y en mi caso, aún moviéndome bastante para probar coches por diferentes países, resultó ser esta la primera ocasión en la que conducía por la izquierda, y con el volante a la derecha.
Y eso, aunque no lo parezca, es un poco complicado, ya que tu cerebro está ya habituado de manera automatizada a circular de una determinada manera y a reconocer las dimensiones y el volumen del coche desde cierto punto de vista.
Menos mal que conducir un coche eléctrico es muy sencillo, porque esto me hizo más llevadero lo de tener que recordar cada metro que hay que circular por el carril izquierdo, y el esfuerzo mental de no comer los bordillos izquierdos en los giros, y eso por no hablar de las rotondas, que hay que pasarlas "al revés", lo que deja a uno bastante desconcertado.
Si llego a tener que cambiar de marchas, con la mano izquierda, yo que no soy zurdo, creo que me hubiera dado algo.
Por cierto, que el Nissan LEAF sea muy silencioso y suave de conducir, no significa que sea lento. Tiene 109 CV de potencia y siendo eléctricos, al responder siempre con total inmediatez, y gracias también a la elevada cifra de par motor (la fuerza que desarrolla) uno tiene la sensación de estar ante un coche más potente y rápido.
Es decir, que un coche eléctrico como el Nissan LEAF ofrece a los conductores de una gran ciudad una forma de conducir más relajada, más tranquila, más sencilla y más calmada, para compensar un poco el estrés que suele producir el conducir por grandes ciudades con miles de coches y atascos a casi todas horas.
Menos mantenimiento
Un coche eléctrico es también un coche más sencillo en cuanto a mantenimiento. De nuevo muchos conductores no apasionados de los coches encuentran un poco lioso ponerse a pensar en temas de mantenimiento y revisiones en el taller: que si cada cuánto toca cambiar el aceite, qué filtro hay que cambiar ahora y cuál después, qué es eso de la correa de distribución, qué le pasa al tubo de escape con el tiempo, qué cuidados hay que tener con el turbo y las temperaturas...
En el Nissan LEAF, como en otros coches eléctricos, hay muy poco mantenimiento, entre otras cosas porque apenas hay componentes mecánicos. No hay que cambiar el aceite, ni filtros varios, ni correas, ni tubos de escape, ni hay que preocuparse por las temperaturas. Todo está simplificado.
Menos coste de uso
Esto del menor mantenimiento, además de menos preocupaciones (o despistes), también significa un ahorro de dinero a la larga en revisiones más baratas, en las que hay que cambiar menos cosas.
Pero además un coche eléctrico es, gracias sobre todo a su motor, más eficiente que un coche de motor de combustión interna (sea gasolina, o sea diésel). Esto ya os lo explicamos tiempo atrás. Es decir, que para recorrer los mismos 100 km se consume menos energía, entre la mitad y la cuarta parte, según con quién lo comparemos.
De hecho, aunque la electricidad ha subido notablemente en los últimos años en España, hacer 100 km con un Nissan LEAF viene a costar entre 1,20 y 1,40 euros, impuestos incluidos, si se recarga por la noche en tarifa supervalle. Esto es mucho más barato que hacer 100 km con un coche de gasolina o diésel, lo que compensa bastante el precio de compra más elevado.
O sea, que un coche eléctrico a la larga, y si se hacen muchos kilómetros al año, como están comprobando ya bastantes taxistas, ofrece un ahorro económico para sus conductores.
Menos contaminación
Y en términos generales, cuanta menos energía consume un coche, menos contamina durante su uso. De hecho como un coche eléctrico es de cero emisiones locales (recordemos que no tiene tubo de escape), no contamina el aire de la ciudad, y eso en las grandes ciudades como Londres, u otras, es una gran ventaja.
De hecho sería muy interesante que las ciudades europeas con problemas de polución del aire, en España tenemos varias por cierto, Madrid sin ir más lejos, tuvieran cada vez menos coches convencionales (pero sobre todo diésel con ciertos años) y más coches de ultra-bajas emisiones, o mejor aún de cero emisiones locales, como los coches eléctricos.
Es cierto que cien coches eléctricos no van a reducir la contaminación del aire de una gran ciudad, pero cuando sean miles sí se notaría su efecto. Y no olvidemos que la contaminación del aire debida al tráfico es muy perjudicial para la salud (y eso por no hablar de que el humo de los motores diésel produc cáncer).
Quien quiera hablar de las emisiones globales, las llamadas del pozo a la rueda, considerando lo que contamina generar la electricidad que luego consumirían los coches eléctricos, debe considerar también las emisiones del pozo a la rueda de la gasolina o del gasóleo.
Lo que contamina un coche eléctrico globalmente depende directamente del sistema eléctrico del país que consideremos, pero sigue siendo menos (con menor o mayor diferencia según el caso) que lo que contamina un coche convencional. Os lo explicamos con números en un artículo en Motorpasión Futuro. Y desde luego cuantas más energías renovables emplee el país a considerar para generar electricidad, tanto más bajas son las emisiones del coche eléctrico.
Es por eso por ejemplo que los coches eléctricos están exentos en Londres de pagar la congestion charge, un peaje de 10 libras (unos 11,60 euros al cambio) que tienen que pagar los conductores que quieran entrar al centro de la capital británica de lunes a viernes durante el día. Se les da esta ventaja porque interesa a la ciudad tener más coches de cero emisiones.
Así que un coche eléctrico nos permite conducir sin consumir petróleo, haciendo un uso más responsable de la energía y consumiendo menos, y no contaminando el aire de las ciudades.
Más tecnología
Aprovechando la ocasión, Nissan estrenó en el Nissan LEAF (allá por 2010) un sistema telémático que ahora poco a poco, y con ciertas diferencias también vamos viendo en otros coches eléctricos. Me refiero al sistema Carwings. Ahora en el modelo 2013 se ha actualizado y mejorado con alguna nueva función.
Este sistema incluye una tarjeta sim para el envío y recepción de datos desde cualquier lugar, y una pantalla a color táctil de siete pulgadas en la consola central, sobre el climatizador.
Esto permite por ejemplo recibir información actualizada de los mapas del navegador GPS, de los puntos de recarga que se van instalando en las ciudades, del tráfico en tiempo real, o del tiempo. Además el nuevo Carwings incluye la opción de decirle al GPS que queremos ir por la ruta más eficiente, la de menor consumo.
También sirve para recibir RSS y leer noticias o artículos desde el coche, o para que planifiquemos una ruta en Google maps en casa o desde el teléfono, y la enviemos al coche con Google send to car.
Este sistema permite además que podamos conectarnos a ciertas funciones del coche desde un smartphone, instalando en este la aplicación correspondiente, para por ejemplo enceder o apagar el climatizador, sin entrar en el coche, o ver qué nivel de carga tienen las baterías y consultar cómo va la recarga.
A parte de esto, si el propietario del Nissan LEAF lo acepta, se envían datos de uso y estadísticas a una central de cálculo de Nissan. De hecho de los más de 65.000 coches que se han vendido ya en todo el mundo, más de 34.000 envían estos datos.
Con estos se puede conocer entre otras cosas el consumo real que hacen los coches, en diferentes tipos de carreteras, a diferentes velocidades, etc. Gracias a ello se ha podido mejorar el sistema de estimación de autonomía restante del coche para que sea más realista y fiable, tal y como os explicamos detenidamente en su día en Motorpasión Futuro.
Algo nuevo que se incorporó al nuevo Nissan LEAF 2013 fue la cámara de marcha atrás y la cámara 360, que si bien no es algo completamente novedoso, porque por ejemplo el Nissan Qashqai ya la montaba, es práctica para ver los alrededores del coche y evitar disgustos por no haber visto algo (por ejemplo un bolardo traicionero agazapado donde no se ve).
También es nuevo el sistema de sonido Bose Eco, que consume la mitad de energía, con el mismo nivel de volumen, que un equipo similar convencional.
Y para terminar, y no extenderme hasta el infinito, para aquellos preocupados por la vida de los componentes y materiales empleados en un Nissan LEAF, solo diré que el 99% del coche es reciclable, y por supuesto sus baterías de iones de litio lo son (y además es obligatorio reciclarlas por normativa). Por cierto, un dato curioso: la batería de un Nissan LEAF viene a tener una capacidad de 5.000 baterías de smartphones.
Los gastos del viaje para visitar Londres y asistir a la prueba de conducción del Nissan LEAF 2013 han sido asumidos por la marca. Para más información consulta nuestra política de relaciones con empresas.
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