Toda la información que puede recopilar un coche conectado no tiene por qué suponer una amenaza a nuestra privacidad. Todo depende, claro, del uso que se de a esos datos sobre nuestras rutas, forma de conducir o hábitos al volante.
¿Y si toda esa información nos ayudara a ahorrar combustible o estirar la autonomía de nuestro coche? Con los híbridos se ha determinado que una gestión más lógica de la marcha eléctrica en viajes largos podría permitir un ahorro de hasta un 10% de nuestra cuenta en la estación de servicio.
El sistema pensado por Viktor Larsson, de la Universidad de Chalmers en Suecia y desarrollado en colaboración con Volvo, no es nada complicado. Los datos que cada vehículo recopila de nuestras rutas así como las estadísticas de distancia, posibles atascos o velocidad media serían usados por un sistema para conocer cómo es nuestro día a día al volante. Luego, las conclusiones regresarían al coche conectado en forma de posibles mejoras en la gestión de la conducción en lo sucesivo.
En el siguiente viaje, el coche reconocerá la ruta que estamos siguiendo (o se la podremos indicar nosotros mismos en el sistema de navegación integrado o vía aplicación de nuestro smartphone) y ajustará la estrategia a seguir en términos de gestión del motor de combustión o el eléctrico. Si el coche conoce a dónde vamos, siguiendo qué ruta y conociendo el tiempo que permaneceremos en destino, podrá complementar el uso del motor clásico o el eléctrico siguiendo la mejor estrategia y no de forma "mecánica".
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