¿Te gusta aparcar tu coche? Esta pregunta no es tan "tonta" como podría parecer de primeras. Para empezar hay muchos conductores a los que no les gusta realmente conducir, aunque sea esto una contradicción, y que lo hacen por necesidad, porque el coche es un transporte para ir a donde necesitan. Para continuar incluso los conductores a los que les gusta conducir, no todos disfrutan igualmente de aparcar el coche.
Y eso por no hablar de los conductores que no terminan de tener las habilidades necesarias para aparcar correctamente el coche (sirva como ejemplo los que rozan o golpean a los otros coches). Además conviene pensar también en aquellos otros que por la edad u otros inconvenientes ya no disfrutan de la misma libertad de movimientos, por ejemplo para girar la cabeza para mirar hacia atrás. Es por todo esto que una de las primeras aplicaciones de los sistemas de control autónomo de un coche fue la del aparcamiento.
Hagamos más simple el aparcar
Los primeros sistemas, puestos a la venta hace ya algunos años (el primero data de 2004), fueron los sistemas de asistencia al aparcamiento, que como mucho debemos considerar de aparcamiento semiautónomo, pues aunque el coche es capaz de realizar por sí mismo ciertas acciones del hecho de aparcarse, no es capaz de hacerlo todo por sí solo.
Estos sistemas intentan ayudar en tres de las tareas que más problemas suelen crear:
- Medir el hueco de aparcamiento para reconocer si el coche entra o no entra en él.
- Hacer girar la dirección lo que sea necesario para que el coche se recoloque y maniobre adecuadamente para entrar en el hueco.
- Medir la distancia con los obstáculos o con los otros vehículos que delimitan el hueco de aparcamiento para evitar roces y golpes.
Para ello se utilizan fundamentalmente dos tecnologías:
Los actuadores en la dirección, gracias a la incorporación de direcciones asistidas eléctricas, en las que el motor eléctrico que asiste se puede utilizar también para hacer girar el volante de manera autónoma, comandado por la unidad de proceso del sistema de asistencia al aparcamiento.
Los sensores de distancia de ultrasonidos, colocados en los paragolpees delantero y trasero, que miden distancias de corto alcance (hasta unos 5 o 6 metros aproximadamente. En cada paragolpes suele haber seis sensores, cuatro que miden la distancia hacia adelante y hacia las esquinas, y otros dos, uno a cada lado, en el extremo del paragolpes casi en el paso de ruedas, que miden la distancia hacia el lateral. Los sensores son capaces de medir la distancia incluso al bordillo de la acera.
En la práctica todo esto sirve para lo siguiente:
El conductor activa el sistema y se aproxima despacio a una plaza de aparcamiento. Los sensores están midiendo distancias y cuando identifican un hueco suficiente en el que puede entrar el coche, se lo indican al conductor a través de la pantalla de la computadora de a bordo del cuadro de instrumentos.
En ese momento el conductor debe detenerse y seguir las instrucciones del sistema. Hay que tener presente que el sistema solo actúa sobre el volante, no actúa sobre el acelerador, ni el freno, ni la caja de cambios.
Cuando se lo indique el sistema, el conductor tiene que insertar la marcha atrás y acelerar con suavidad. El volante se girará él solo lo que sea preciso.
En un momento dado el sistema le indicará al conductor que frene, después que inserte la marcha adelante (la primera). El conductor tendrá que volver a acelerar con suavidad. El volante se girará de nuevo él solo, y en algún momento el sistema le indicará al conductor que tiene que frenar. Si es necesario corregir la maniobra varias veces hasta aparcar el coche, se irán repitiendo estas secuencias.
Estos sistemas comenzaron solo para el aparcamiento en línea, pero poco después se ampliaron también para el aparcamiento en batería. Sirven tanto para aparcar como para desaparcar (y salir de la plaza de aparcamiento). Los podríamos llamar sistemas de aparcamiento manos libres, pues el conductor no necesita girar el volante, pero sí es necesario que accione acelerador y freno.
Están presentes en cada vez más marcas y modelos de coches, y tienen un coste no muy elevado, según el modelo podemos hablar de un extra opcional de entre 180 y unos 300 euros aproximadamente.
¿Por qué no lo haces tú todo?
Obviamente la tecnología evoluciona y los deseos de los conductores también. Si estos sistemas son un primer paso para simplificar la tarea de aparcar el coche, ¿por qué no hacerlo todavía mucho más cómodo? La evolución de estos asistentes ya ha llegado, es lo que podríamos llamar sistemas avanzados de asistencia al aparcamiento. Ya hay algún modelo a la venta con un sistema de estos (pero por el momento son muy pocos aún).
En esencia estamos hablando del mismo sistema que se amplía para que él mismo actúe también sobre el acelerador, el freno y la caja de cambios según sea necesario. Es decir, se libera al conductor de tener que seguir instrucciones y acelerar o frenar, pues es el coche el que lo hace todo. Eso sí, es necesario que el coche tenga cambio automático.
En este caso la gestión electrónica del acelerador, del freno y del cambio de marchas es la que posibilita que se puedan accionar mediante la unidad de control del sistema. Por ahora se pueden poner dos ejemplos de coches ya a la venta que cuentan con este sistema avanzado: el BMW i3 y el Tesla Model S, ambos son coches eléctricos.
Eso sí, pues una cuestión de seguridad el conductor debe estar en su puesto y sigue siendo el responsable de lo que haga o deje de hacer el coche. En el sistema de BMW, que tuvimos ocasión de probar en persona, el conductor debe mantener pulsado un botón de la prolongación de la consola central, entre los asientos. Es una especie de parada de emergencia "de hombre muerto", si el conductor deja de pulsarlo el coche se detiene por completo inmediatamente.
Hemos comprobado que el sistema, aunque funciona muy bien, no es infalible, entre otras cosas porque los sensores de distancia no lo ven todo, y por eso el conductor tiene que estar pendiente en todo momento de la maniobra. Por ejemplo: al aparcar en línea, cuando el coche está en diagonal entrando o saliendo, el sistema no ve si viene un coche por la calle. De todos modos este problema se está solventando al incorporar a los coches otros sistemas adicionales, como por ejemplo el radar trasero con alerta de tráfico cruzado. Las cosas en el mundo del automóvil van poco a poco.
Ya que estamos: ¿y si me bajo del coche?
Si el coche ya es capaz de realizar todas las acciones necesarias para aparcarse, ¿es imprescindible que el conductor esté dentro del coche? Pues realmente no. Esto lo hemos visto en sistemas como Valeo Park4U, en el que se utiliza un smartphone para ordenar la maniobra, o el sistema de Ford, que se controla con la llave del coche. Se podrían llamar sistemas de aparcamiento remoto.
Por ahora estos sistemas son prototipos, pero no deberían tardar mucho en llegar a modelos de coches que están a la venta. El del nuevo BMW Serie 7 es muy parecido, y se pondrá a la venta de manera inmediata, aunque solo se ha visto en vídeo entrando y saliendo en línea recta de una cochera, y no está claro si es capaz de realizar maniobras de aparcamiento más complejas sin el conductor (aunque ténicamente hablando debería poder).
Estos sistemas ofrecen la ventaja de que el coche se puede aparcar por sí mismo en plazas de aparcamiento estrechas, en las que apenas hay espacio para abrir las puertas y subir y bajarse del coche. El conductor sigue siendo el responsable de lo que haga el coche, tiene que estar presente delante del coche y tiene que pulsar un botón durante la maniobra, de nuevo como sistema de seguridad, ya sea en el smartphone, ya sea en la llave-mando del coche.
Mira, mejor, apárcate tú solo, que yo me bajo aquí
Pero, ¿por qué tiene que supervisar el conductor la maniobra? El siguiente paso en el aparcamiento autónomo (en este caso sí que lo es completamente) está estrechamente relacionado con la conducción autónoma. Conste que por ahora es solo algo conceptual, se han mostrado algunos prototipos, pero aún tardará algo en llegar. Podemos citar ejemplos como Audi Garage Parking Pilot, o el sistema de BMW, muy parecido aunque no exactamente igual.
El coche debe contar con sistemas de conducción automatizada a baja velocidad, para girar la dirección, acelerar, frenar y cambiar de marcha, aunque para detectar obstáculos solo empleará, en principio, los sensores de distancia de ultrasonidos. Es importante mencionar que además el aparcamiento tiene que estar equipado con un sistema de balizamiento mediante escáneres láser y tiene que tener también un sistema de comunicación Car-To-Infraestructure.
El conductor simplemente deja el coche a la entrada del aparcamiento, se baja y le ordena que aparque a través de un smartphone (o incluso un smartwatch). El sistema de control del aparcamiento le indica al coche dónde está la plaza libre más cercana y le envía también un mapa detallado del aparcamiento y la ruta a seguir para llegar (no olvidemos que dentro un edificio o en un sótano no llegará la señal GPS). El coche se desplazará a velocidad limitada a 10 km/h como máximo hasta aparcar. Cuando el conductor quiera recoger el coche lo hará a través del teléfono y el coche saldrá a la entrada.
Una variante de esta posibilidad es el sistema de Volvo, que a priori no requiere sistemas de balizamiento en el aparcamiento. Para ello se requiere que el coche cuente con sistemas completos de conducción autónoma: además de los automatismos en dirección, acelerador, freno y cambio de marchas, y de los sensores de distancia de ultrasonidos, se utilizan también radares, lídar y cámaras de vídeo, para el reconocimiento de las líneas del suelo, de otros vehículos, de peatones, etcétera.
Este último sistema completamente autonómo, no deja de ser en sí mismo un coche autónomo. Y estos llegarán más tarde o más temprano, pero necesitarán tiempo.
En Xataka | Antes de ponerte delante del sistema de frenado autónomo de tu coche, asegúrate de cómo funciona
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