Se dice que cuando las cosas se ponen complicadas, el ser humano agudiza su ingenio para arreglárselas como mejor pueda y capear el temporal. Diría que durante toda la vida de los carburantes para automóvil, tanto gasolina como gasóleo, su precio no ha dejado de subir.
Y desde luego eso es tanto más cierto desde hace unos años, donde hemos visto subir el precio del petróleo a valores altísimos, por encima de 100 – 110 dólares el barril, y por consiguiente sufrimos los precios de gasolina y gasóleo más altos de la historia. No voy a entrar a discutir si el petróleo se irá acabando más o menos rápido.
Pero lo que sí está bastante claro es que la demanda de petróleo y energía en un mundo cada vez más poblado y más industrializado, véase el caso de China o India, que suman entre los dos casi 2.600 millones de personas que están viendo mejorar sus niveles de vida y consumo, será cada vez mayor, mientras que todo apunta a que la oferta de petróleo no podrá crecer al mismo ritmo.
Así que el escenario futuro es que gasolina y gasóleo, y la energía en general, serán cada vez más caros. Y la gente, tanto particulares como empresas, más allá de las cuestiones medioambientales y de contaminación, que también (aunque no todos se preocupan de la misma manera) se las ingeniarán para consumir lo menos posible y no arruinarse cada vez que hay que pasar por la gasolinera.
Desde luego para gastar menos es muy importante la aptitud del conductor, ya sabéis, aquello de la conducción eficiente, y como no, también el diseño del coche, más aerodinámico, más ligero, con motor más eficiente, más tecnología, hibridación, etc.
Pero hay otra cosa que también puede ayudar a consumir menos gasolina, la electrónica, los sistemas de ayuda a la conducción y los navegadores GPS. Os lo explico.
GPS ‘inteligente’: conocer al detalle las carreteras y el relieve
El principal aliado para ayudarnos a consumir menos energía al usar nuestro automóvil, y hablo de energía porque hay que pensar en un transporte más heterogéneo donde se puede gastar gasolina, gasóleo, gas, electricidad o hasta hidrógeno, es el GPS.
Y para ello necesita de mapas que incluyan cada detalle de las carreteras:
Qué tipo de vía es: ciudad, carretera secundaria o autopista, puesto que no se circula igual en una que en otra, sobre todo en lo referente al ritmo, que puede ser muy variable o muy constante.
Velocidad máxima de la vía, pues la velocidad está relacionada con la resistencia aerodinámica y con el consumo.
Relieve de la vía: ya que no se consume lo mismo circulando por un trayecto casi plano, que por una ruta montañosa.
Condiciones del tráfico: puesto que un tráfico fluido permite consumir menos, pero atascos y retenciones aumentan el consumo.
Por tanto estaríamos hablando de sistemas GPS inteligentes, que a la hora de calcular una ruta, no solo nos ofrecerían la opción más corta, por distancia, o la opción más rápida, por tiempo, sino también la ruta más económica, por consumo.
Es decir, que el GPS calculará cuántos litros de gasolina (o de gasóleo, o kWh de electricidad o lo que sea) requiere cada ruta y nos dirá cuál es la que consume menos. Puede ser que esa ruta sea un poco más larga, o puede que nos lleve unos minutos más, pero es la que menos energía va a requerir (por ejemplo al evitar una montaña).
Esto ha empezado a incorporarse en algunos sistemas hace poco, pero todavía tiene que mejorar más. Creo no equivocarme si digo que más pronto que tarde se generalizará.
Los coches eléctricos, que ahora mismo tienen todavía una autonomía bastante limitada, han sido un gran acicate para mejorar estos sistemas, y así poder mejorar sus posibilidades de uso. Algunas investigaciones estiman que se puede mejor su autonomía un 10%. Y esto significa que podemos llegar más lejos con el mismo coche eléctrico.
Pero esto también sirve para planificar mejor nuestro viaje con antelación, eligiendo la mejor ruta, y teniendo claro hasta dónde podemos llegar, dónde hay puntos de recarga, y evitar así la ansiedad de pensar si nos dará o no nos dará la autonomía del coche para llegar a tal sitio.
Así por ejemplo Nissan ha desarrollado un sistema de estimación avanzado de la autonomía del coche eléctrico Nissan LEAF, que hasta incluye el acceso a una base de datos de históricos de consumo por trayectos.
Pioneer también ha presentado un navegador GPS en esta línea de ofrecer la ruta alternativa más eficiente. Para esto es también muy interesante disponer de información sobre el tráfico en tiempo real, y no solo para evitar las molestias de un atasco.
TomTom con su sistema HD Traffic también está trabajando en ello. En un día y hora sin tráfico, la ruta de menor consumo puede ser una, pero otro día a otra hora, con atasco de tráfico incluido, puede no serlo, y entonces es cuando hay que recalcular la ruta y ofrecer una alternativa que implique consumir menos.
Las ayudas a la conducción también pueden colaborar
Ya se han desarrollado para camiones, obvia decir que son vehículos que consumen mucho, y que agradecen cualquier ahorro por pequeño que a priori pueda parecer, sistemas de control de velocidad predictivos que se apoyan en el GPS para saber qué está a punto de llegar en esa ruta y tener en cuenta el relieve, para reducir el consumo variando ligeramente la velocidad programada (tiene su intríngulis, hay una explicación mucho más detallada en el artículo enlazado).
En la misma línea, los sistemas de control de velocidad adaptativos y piloto automático, como los trenes de carretera de Volvo (proyecto SARTRE), de nuevo en colaboración con el GPS y otros sistemas, también ayudan a reducir el consumo hasta un 20%.
Y finalmente los sistemas de conducción autónoma en atascos, como el sistema de Volvo o el asistente de Ford, ayudarían a reducir el consumo al circular de manera más suave y progresiva, evitando los muchas veces exagerados acelerones y a los pocos metros frenazos, del efecto acordeón que se da en las retenciones de tráfico.
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