El Uber que se limitaba a plantarle cara al taxi ya es pasado, la compañía experimenta desde hace un tiempo con diferentes proyectos con el objetivo de coronarse como los reyes del transporte. Coches autónomos, bicicletas y patinetes compartidos o hasta taxis voladores. La última de las ideas es que las bicicletas eléctricas también sean autónomas.
Actualmente Uber ya cuenta con una división de bicicletas y patinetes eléctricos, se trata de Jump. Jump en realidad es una empresa que adquirieron en abril de 2018 y que sigue operando bajo marca propia. Con la idea de ganar mercado, Uber está llevando las bicicletas de Jump a más mercados y recientemente introdujo una nueva versión de la bicicleta con mejoras importantes en movilidad.
Uno de los cambios importantes de sus nuevas bicicletas son las baterías intercambiables. Con esta característica ya no se tiene que esperar a que las bicicletas se recarguen, sino que se puede cambiar la batería al momento y recargar las usadas en un centro dedicado, presumiblemente a un menor coste. La idea es solucionar uno de los problemas básicos de los patinetes y bicicletas eléctricas y compartidas: tener que estar pendientes de recargarlas.
Bicicletas eléctricas, pero también autónomas
Chris Anderson, CEO de la firma robótica 3DR, publicó recientemente un curioso anuncio de Uber en el que buscan ingenieros para "micromovilidad robótica". Al parecer, un representante de Uber anunció el nuevo proyecto en un evento de robótica y la idea es desarrollar scooters/bicicletas autónomas.
La idea de una scooter/bicicleta autónoma no es nada descabellada, ya existen realmente. No está aún claro si es lo que Uber plantea hacer, pero si futuras versiones de las bicicletas de Jump son autónomas, podrían recargarse solas acudiendo a un punto de carga, así como distribuirse por toda la ciudad sin necesidad de operarios.
Acabar con los operarios de recarga y la concentración en puntos de la ciudad
¿Por qué hacer un bicicleta autónoma? En principio, para solucionar un par de problemas reales que sufren todas las bicicletas y otros vehículos compartidos que tenemos ahora: recarga y distribución. Dado que no dependen de estaciones concretas sino que se distribuyen por la ciudad, frecuentemente tienen que recargarse por lo que las empresas cuentan con operarios para hacerlo. Incluso personas ajenas a las empresas se dedican a recargrarlos por las noches por una compensación económica de las empresa propietarias.
Por otro lado, como el usuario puede dejarlos en cualquier punto de la ciudad, muchas veces hay áreas que se quedan sin disponibilidad ya que se concentran en zonas concretas todos los vehículos. Es más, los usuarios incluso "esconden" las bicicletas y patinetes para tenerlos disponibles más tarde o al día siguiente. Siendo autónomos este problema quedaría resuelto ya que automáticamente se redistribuirían cuando no están usándose.
Dotar de autonomía a las bicicletas eléctricas probablemente suprimiría la necesidad de operarios que hagan el trabajo de recarga y redistribución. Sin embargo el coste sería elevando, no tanto por crear la tecnología necesaria como por el resultado. ¿Sería una bicicleta eléctrica o más bien una moto eléctrica? ¿Cómo encaja en el funcionamiento y las leyes de cada ciudad un vehículo de dos ruedas autónomo? De momento son sólo unas ofertas de trabajo en Uber lo que tenemos confirmado.
Vía | Ars Technica
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