Vamos a hablarte a fondo de uno de los elementos más polémicos e importantes a la hora de navegar por Internet. Te explicaremos qué son exactamente las cookies, qué tipos hay y qué pasa si decides desactivarlas o borrarlas. Las webs actuales funcionan utilizando estos elementos, que también pueden utilizarse para que las empresas publicitarias te espíen para saber tus gustos y venderte mejor publicidad.
Más allá de ir con el cómo evitarlas para maximizar tu privacidad, hoy nos vamos a centrar en que entiendas cuál es la función de estos elementos. Por eso, vamos a explicarte extensamente lo que son y los diferentes tipos que hay, de manera que puedas entender su funcionamiento y cuáles desactivar cuando las configures en una página web.
Qué son exactamente las cookies
Una cookie es un fichero de datos que una página web le envía a tu ordenador cuando la visitas. Da igual si estás entrando a la web desde el ordenador o desde el móvil, siempre se solicitará el almacenamiento de la cookie. Tampoco importa si entras desde un navegador independiente o desde el navegador integrado en alguna herramienta o aplicación, también se solicitará la cookie.
La solicitud de almacenamiento del fichero de información en tu ordenador la hará directamente el servidor de la web a la que entras en el mismo momento en el que accedes a ella. Por lo general, notarás que se está solicitando la utilización de cookies porque las webs están obligadas a avisarte y a preguntarte cuáles quieres instalar por la GDPR, la normativa que regula la protección de los datos de los ciudadanos que vivan en la Unión Europea.
Las cookies suelen utilizarse principalmente para dos finalidades principales: recordar accesos y conocer hábitos de navegación. Las cookies hacen que las páginas web puedan identificar tu ordenador, y por lo tanto, si vuelves a entrar a ellas podrán recordar quién eres y qué has hecho antes dentro de ellas.
Lo más importante de las cookies son sus funciones para recordar accesos. Si no existieran, cada vez que entras en una página tendrías que iniciar sesión en ella, algo que acabaría siendo incómodo. En cambio, gracias a las cookies la página web podrá recordar que eres tú, y por lo tanto podrá permitirte seguir en el perfil con el que iniciases sesión sin tener que volver a escribir tus credenciales.
Y no sólo para iniciar sesión. Imagínate que entras en Amazon y colocas muchos archivos en tu cesta de la compra sin tener una cuenta, pero luego te vas. Entonces, cuando vuelvas a entrar, gracias a tu IP y los otros identificadores que miran las cookies, Amazon sabrá quién eres y qué hiciste antes, y muy posiblemente todavía podrá recordar lo que tenías en la cesta de la compra para que no tengas que volver a meterlo.
Y como estos dos ejemplos, hay muchos más. Las cookies no son malas por naturaleza, ya que son útiles al recordar tus configuraciones y estados en las webs que has visitado en tu actual sesión de navegación. También ayudan a recordar otros datos como que prefieres usar el tema oscuro en una web, que estás buscando vuelos a Los Ángeles o que tu divisa preferida es el euro.
Y la segunda función es la más conflictiva, y precisamente la que ha hecho que tengan tan mala fama. Las cookies también sirven para conocer la información sobre tus hábitos de navegación, algo que pueden utilizar terceros para enviarte información relacionada a tus intereses, pero también para identificarte como usuario según las páginas que visitas.
Algunas empresas como Facebook y otros servicios publicitarios, insertan paquetes de cookies en muchísimas de las webs que visitas en Internet, aunque no estén relacionadas con sus servicios. De hecho, cuando configuras las cookies puedes fijarte en que uno de los apartados que puedes deshabilitar es el de los socios comerciales, que son precisamente las empresas de publicidad.
Estas cookies son como cámaras de vigilancia colocadas por estas empresas por todo Internet, de manera que pueden saber en qué páginas entras, y por lo tanto, crear un perfil de tus gustos personales. También pueden registrar tus búsquedas en los buscadores como Google o Bing, o los internos de tiendas online, también para conocer tus gustos y necesidades.
De esta manera, se puede crear un perfil sobre ti y tus gustos que luego se puede vender o intercambiar con otras empresas. Así, cuando visitas una web que tiene instalado determinado sistema de publicidad, gracias a las cookies que ese sistema tiene en todo Internet puede mostrarte anuncios de temas que sabe que te van a gustar. Esto también vale para cuando Google, Facebook o Twitter venden publicidad, ya que ellos también tienen tus datos.
Esto propicia que los anunciantes puedan pagar por crear campañas publicitarias orientadas a determinado público. Por ejemplo, una marca deportiva posiblemente prefiera centrarse en los usuarios a los que les gusten los deportes, ya que si compran una campaña de un número concreto de impresiones (cada impresión es una vez que le aparecen a alguien), mostrarle publicidad de zapatillas de running a alguien que no ha corrido en su vida posiblemente sea tirar el dinero.
Qué tipos de cookies sueles poder configurar
Existen diferentes tipos de cookies cuando entras en una web. Los primeros dos tipos son las cookies temporales y las permanentes. Las cookies temporales sólo permanecen en tu navegador hasta que te vas de la página web, por lo que no se quedan instaladas en tu navegador u ordenador. Las cookies permanentes o persistentes, en cambio, se quedan en el disco duro de tu ordenador para que la página que las instala pueda leerlas e identificarte cada vez que vuelvas a visitarla. Suelen tener fechas de expiración.
Las cookies también pueden ser propias o de terceros. Las propias son las que utiliza una página web, y que han sido diseñadas por esta misma web. Las cookies de terceros son las que otras empresas y servicios le han pedido a la página web que también instalen en tu ordenador cuando accedes a ella.
También hay cookies cuyos tipos varían según la finalidad que tienen. Cuando sueles entrar en un navegador y te preguntan si quieres configurar las cookies, normalmente podrás activar o desactivar grupos de cookies dependiendo de sus finalidades.
Las cookies técnicas o necesarias son esas que nunca vas a poder desactivar en la configuración de cookies de una web. Permiten, por ejemplo, que las páginas puedan controlar el tráfico y la comunicación de los datos internos, que se puedan finalizar procesos de compra, utilizar elementos de seguridad, o guardar en tu navegador contenidos cuando eliges las opciones de compartir, para luego poder compartirlos en redes sociales. En definitiva, sirven para optimizar el funcionamiento de la web.
En segundo lugar, tenemos las cookies de preferencias o de personalización. Son esas que almacenan tus preferencias y configuraciones en las webs a las que has accedido anteriormente. Por ejemplo, permiten recordar tu idioma predeterminado, el tipo de navegador que utilizas, o la configuración regional desde la que has entrado.
Las cookies de rendimiento y análisis sirven para que la página que visitas pueda recopilar la información relacionada sobre lo que haces en ella. Analiza todo lo que haces en una web mientras estás en ella, y con ello pueden saber, por ejemplo, si no llegaste a terminar un proceso de compra o en qué enlaces sueles hacer click más a menudo. Esto les permiten tener estadísticas masivas con las que saber qué elementos se usan más, o dónde puede haber problemas y errores.
Y por último tienes las cookies publicitarias o de marketing, que sirven para gestionar la publicidad que se incluye en las webs. A través de estas cookies se crea un perfil con tus intereses analizando de forma continuada tu comportamiento en la web. Por ejemplo tras instalar estas cookies, algunas podrían ir analizando las páginas en las que entras o las búsquedas que realizas, y así poder saber tus gustos. Con ello, se crean perfiles que pueden vender o ceder a anunciantes para mostrarte publicidad que pueda ser relevante.
Qué pasa so desactivas determinados tipos de cookies
Las páginas a las que entras están obligadas a mostrarte una opción para configurar las cookies, la cuál estará en la ventana emergente que te aparecerá la primera vez que accedas a ellas. Aquí, podrás desactivar algunos tipos de cookies. Además, también podrás borrar las cookies de tu dispositivo a través de las opciones de los navegadores para escritorio, pero también con los navegadores para móviles.
En cuanto al qué pasa, dependerá de las cookies que desactives. Si simplemente borras las cookies de tu ordenador a través del navegador, borrarás también las cookies que guardan tus inicios de sesión. Al hacerlo, tendrás que volver a iniciar sesión en todos sitios escribiendo tus nombres de usuarios y contraseñas. También se perderán tus preferencias, teniendo que reconfigurar algunos parámetros en webs, y al borrarlas también tendrás que volver a configurar las cookies de todas las webs.
Si en la configuración de cookies de una web desactivas las publicitarias, cuando estés navegando en esa web no se estará recopilando lo que haces en ella con el fin de completar el perfil de tus gustos personales. Pero esto sólo se aplica a la web donde lo has configurado, por lo que las empresas publicitarias pueden seguir estando recopilando la información en otras webs.
Si desactivas las cookies de análisis, los responsables de las webs tampoco podrán registrar lo que haces en ellas para sus propios fines no relacionados con la publicidad. No tendrán tus patrones de comportamiento, y no podrán incluirlos cuando investiguen qué elementos son más efectivos o más utilizados en su web, o dónde puede haber posibles problemas.
Y si desactivas las cookies de preferencias, los posibles cambios que hagas en la configuración de una web no se recordarán. Si vas a una tienda online y dices que tu moneda preferente es el euro, tendrás que volver a configurarlo las próximas veces que vuelvas a acceder. Y así con el resto de información de configuración que recopile cada web con sus cookies.
En términos de privacidad, has de saber siempre que cuantas menos cookies actives más privacidad tendrás a la hora de navegar por internet, pero menos personalización tendrás de tu experiencia de navegación. Así pues, la clave está en que encuentres tu equilibrio personal entre privacidad y experiencia. Puedes incluso hacer que tu navegador no guarde cookies o buscar uno que las borre automáticamente para maximizar esa privacidad.
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