Vamos a explicarte qué son los FPS o fotogramas por segundo, y para qué sirven en los videojuegos. Seguramente, que a la hora de elegir una tarjeta gráfica o leer sobre videoconsolas o algunos juegos, acabas encontrándote el término FPS como una unidad de medida. ¿Pero qué es lo que mide exactamente y cómo afecta a las partidas?
Vamos a empezar explicándote qué son exactamente los FPS, y luego seguiremos hablándote de sus efectos a la hora de jugar a videojuegos. Intentaremos explicártelo todo de forma sencilla y sin tecnicismos para que nadie tenga problemas a la hora de entenderlo.
Qué son los FPS
FPS son las siglas de Frames per second o Frames por segundo, aunque también podemos referirnos a ellos como Fotogramas por segundo o Imágenes por segundo. A la hora de hablar de estas cifras, nos referimos a ellos como el framerate de un videojuego. Y como su nombre indica, es la cantidad de imágenes consecutivas que se muestran en pantalla por cada segundo mientras jugamos.
Cuando estás viendo un vídeo, lo que ves en realidad es una secuencia de fotogramas que pasan a gran velocidad para dar la sensación de movimiento. Lo que realmente ves son imágenes fijas mostrándose de forma consecutiva, aunque pasan tan rápido que lo captas como un movimiento constante. Esta velocidad a la que pasan las imágenes está determinada por los FPS.
El cerebro humano es capaz de procesar entre 10 y 12 imágenes separadas por segundo, y seguir siendo capaz de percibirlas de forma individual. Esto quiere decir que a partir de esos 12 fps, tú empezarás a ver una consecución de fotos como una imagen en movimiento. Por lo menos en general, ya que el umbral de la visión humana varía entre individuos, y esta percepción puede ser algo diferente para algunas personas.
Aunque actualmente, en el ámbito donde más importancia se le da a este término es el de los videojuegos, desde hace varias décadas también es algo fundamental en el cine. Esto lo habrás notado cuando ves películas antiguas en blanco y negro, ya que eran filmadas a unos FPS justos para que el cerebro tenga la sensación de movimiento, y luego en las proyecciones se pedía que se pasase más rápido para que hubiera más sensación de fluidez.
Actualmente, las películas de cine convencional se graban a unos 24 FPS, y el cine digital a 30 FPS o más. Hay películas en las que se ha experimentado con 48 FPS, lo que en teoría ofrecería secuencias más fluidas, sobre todo en los desplazamientos laterales y verticales de las cámaras, así como un incremento de nitidez en los movimientos de objetos sobre un fondo estático.
Sin embargo, a muchos espectadores les pareció que las secuencias tenían un aspecto extraño y artificial, restando "sensación cinematográfica" y asemejando la película al aspecto de un vídeo musical. Vamos, que se parecía menos a una película y más a un videoclip.
En cualquier caso, con este ejemplo sólo te quiero decir que la cantidad de FPS pueden ser buenos o malos dependiendo del contexto. En el mundo de los videojuegos en concreto, cuantos más FPS es capaz de ofrecerte una consola mejor, sobre todo si no hay caída de ese framerate en momentos concretos, algo muy molesto.
Para qué sirven los FPS en un videojuego
Cuando estás jugando a un videojuego, los fotogramas de la imagen son renderizados en tiempo real por la GPU o tarjeta gráfica de tu consola u ordenador, y se muestran instantáneamente en la pantalla donde ves la partida.
Cuando hay muchos fps en un juego, los movimientos que suceden en pantalla se ven más fluidos y tienes más información de todo lo que está pasando en ese momento. Por lo tanto, cuanto mayor sea el framerate mejor se verá el juego en movimiento.
Hay veces que aunque un juego tenga un buen framerate, en momentos puntuales con muchos elementos moviéndose en pantalla este puede disminuir de repente, provocando que todo vaya mucho más lento durante unos segundos o incluso a tirones.
Esta es la razón precisa por la que los FPS son tan importantes en el mundo de los videojuegos, sobre todo cuando estás jugando a géneros como shooters o lo haces online. Si tienes un buen framerate constante, todo irá fluido y casi en tiempo real, mientras que si el framerate baja obtendrás menos información de lo que pasa en cada segundo, y eso puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en la partida.
Por ejemplo, cuando estás jugando a un shooter online como pueda ser Fortnite, verás que todo sucede muy rápido en pantalla y necesitas tener buenos reflejos y actuar rápido y con destreza. Independientemente de los FPS que esté siendo capaz de mostrar tu PC o consola, siempre verás exactamente lo mismo en pantalla. La diferencia está en la fluidez, que será mayor con mayores FPS, y te permitirá reaccionar antes.
Otro de los factores importantes por los que más FPS son mejores, es el poder hacer frente a posibles caídas de framerate. Si tienes un juego a 60 pfs pero hay alguna pérdida puntual, puede que no lo notes mucho. Sin embargo, si juegas a 30 fps y hay alguna caída a cerca de 24 fps, puede que empieces a notar que el movimiento deje de ser constante y pueda haber tirones.
Uno de los mayores retos de la próxima generación de consolas, es mantener y mejorar la tasa de fps de los juegos mientras suben las resoluciones. Máquinas como la futura Xbox Series X prometen soporte para 120 pfs, aunque la mayoría de usuarios se conforman con que se pueda contar con 60 fps estables durante toda la partida, y sin caídas de rendimiento.
Por último, no hay que confundir los frames por segundo con la frecuencia de refresco en hercios de una pantalla, que hace referencia a la velocidad, o número de veces por segundo que la pantalla se actualiza. Por ejemplo, un TV o monitor a 60hz podrá mostrar 60 cuadros en un segundo, una de 120hz podrá mostrar 120 cuadros en un segundo.
En este sentido lo ideal es que un monitor funcione siempre a la misma velocidad de refresco que los FPS a los que envía la señal. De esta forma si jugamos a 60fps y el monitor se refresca a 60 Hz estaremos viendo una imagen más fluida en la que cada vez que se refresca la pantalla estará mostrándose una imagen distinta.
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