Vamos a explicarte qué hacer cuando tu portátil se calienta demasiado, ofreciéndote varios consejos diferentes para poder reducir la temperatura. Cuando le pasa a un portátil no es lo mismo que cuando un PC se calienta demasiado, ya que hay algunos consejos que son diferentes, y un portátil tampoco lo puedes mover por sitios para que esté más fresco.
La idea de este artículo es que tengas varias ideas para intentar solucionar este problema independientemente de tus conocimientos. De esta manera, tenemos algunas soluciones básicas y sencillas, pero también hemos añadido otras un poco más avanzadas para usuarios experimentados.
Primero mide la temperatura del portátil
Si tu ordenador va lento, este es solo uno de los síntomas de que puede estar sobrecalentándose, pero no quiere decir necesariamente que se deba a eso. Por eso, el primer paso es asegurarnos de que el portátil se calienta demasiado, y para eso tienes que medir la temperatura de la CPU para salir de dudas y estar realmente seguros de que este es el problema.
Tienes varios métodos para medir la temperatura de tu CPU. Por una parte, puedes entrar en la BIOS o la UEFI de tu ordenador, y accediendo a la información del sistema. También puedes descargarte programas de terceros, como la herramienta de código abierto Open Hardware Monitor donde, entre mucha información, se te mostrará la temperatura del equipo, indicándote la actual y la recomendada que deberías tener para que compares.
Comprueba que no haya aplicaciones comiendo recursos
Una vez hayas comprobado que sí, tu portátil se calienta demasiado, ya puedes empezar a ponerle solución. En primer lugar, puedes mirar si es un problema dentro del sistema operativo, que tenga que ver con que alguna aplicación que se ha quedado colgada o tiene un comportamiento anómalo que se come los recursos. En el caso de que esto suceda, este programa podría hacer sin querer que tu portátil se sobreesfuerce.
Para comprobarlo, empieza pulsando a la vez Control, Alt y Suprimir. Te aparecerá una ventana, donde tienes que entrar en el administrador de tareas. Allí podrás ver el porcentaje de CPU que usa cada aplicación que se está ejecutando, y si ves que alguna lo tiene disparado prueba a finalizar la tarea. Esto debería propiciar que, al estar exigiendo menos al ordenador, baje la temperatura.
Reinicia el ordenador
Antes de ponerte a mirar cosas más complejas, si estás detectando que hay alguna aplicación que no funciona correctamente y no es suficiente con cerrarla a mano, algo que siempre puedes probar es reiniciar tu portátil para que todas las aplicaciones se cierren y luego vuelvan a empezar a funcionar.
A veces, los comportamientos anómalos de una aplicación se deben a algún problema puntual, y con reiniciar ya es suficiente. Pero si no lo fuera, lo que te recomiendo es buscar actualizaciones para el programa que funcione de forma anómala o que consideres usar alguna alternativa.
Deja libres las ranuras de ventilación
Y si el problema no es interno, quizá sea externo. En este aspecto, un portátil no suele tener tanta capacidad de refrigeración como un sobremesa, por lo que tenemos que tener cuidado con algunas cosas. El primer paso en las buenas prácticas para refrigerar correctamente tu portátil es el más básico, el de no tapar las ranuras de ventilación, ya que es por donde sale el aire caliente.
Es importante localizar las ranuras de ventilación de tu portátil para saber el sitio exacto donde están, y así asegurarte de no tenerlas tapadas sin querer si te tumbas en la cama con él o te lo pones encima o sobre alguna tela. Cuanto más libres estén las ranuras, más capacidad de ventilación tendrá tu portátil, y es importante no obstaculizarlas y buscar siempre apoyarlo de tal manera que queden libres.
Cuidado con las fuentes externas de calor
A veces, por muy libres que estén las ranuras del ventilación hay otro factor que no puedes controlar tanto, y que también puede influir en la temperatura del dispositivo. Se trata de la temperatura ambiente a la que está, por lo que es importante tener tu habitación bien ventilada y fresca, sobre todo en verano.
En verano el calor se puede concentrar rápidamente en una habitación, y los ambientes cerrados también contribuyen a que la temperatura aumente y se acumule polvo. También debes intentar evitar que al portátil le de la luz directa del sol en verano, y que en invierno no esté cerca de otras fuentes de calor como estufas. En definitiva, intenta usarlo en un sitio lo más fresco posible.
Considera usar una base refrigeradora
En el caso de que el consejo anterior no sea suficiente, vas a tener el recurso de comprar algún dispositivo para mantener el portátil un poco mejor refrigerado. Una de las mejores opciones es apostar por una base refriegeradora, que puede ayudarte en los días de más calor o en las tareas de máximo estrés de tu portátil para que se mantenga más fresco.
Es recomendable especialmente si editamos vídeo con el portátil o si pasamos muchas horas jugando con él. Se trata de unas bases con ventiladores que harán que el portátil apoyado sobre ella pueda estar más fresca. Hay varios tipos de estas bases, siendo las mejores las de aluminio por favorecer mejor la disipación del calor en comparación con las de plástico.
A la hora de comprar una, también debes tener en cuenta aspectos como su cantidad de ventiladores o el flujo de aire, medido en CFM (pies cúbicos por minuto). Cuantos más ventiladores y más flujo de aire, mejor. Las bases se conectan directamente al portátil o a un adaptador mediante USB. Para elegir la mejor, aquí tienes una lista con las mejores según Xataka Selección.
También tienes enfriadores de portátil
Una alternativa menos conocida a las bases de refrigeración son unos pequeños dispositivos llamados enfriadores de portátil. Se trata de unos pequeños dispositivos que se coloca sobre las rejillas del portátil, y se encarga de recoger el aire caliente y disiparlo, como una mezcla entre ventilador y succionador.
No son tan efectivos como las bases de carga, pero son más pequeños y más económicos. Los anclas al portátil mediante unas abrazaderas, y pueden ser útiles para cuando tu portátil se sobrecalienta, pero no lo hace en extremo.
Limpia el portátil de polvo
A veces, el portátil puede acabar acumulando polvo por dentro. Esto, puede obstruir los ventiladores y los propios componentes, haciendo que se refrigeren peor. Para hacer esto, vas a necesitar limpiar el portátil por dentro, aunque puedes utilizar un spray de aire comprimido por los conductos de ventilación para expulsar un poco de polvo, aunque lo recomendable es abrirlos para limpiarlos por dentro.
Para limpiarlo por dentro, necesitarás unos destornilladores para abrir el portátil, cuáles dependerá de cada modelo. Tras extraer la cubierta inferior, accederás al interior del portátil, y primero podrás utilizar el aire comprimido sin apuntar directamente sobre ningún componente para retirar la capa superficial de polvo.
Luego, utilice unos pinceles para manualidades, con los que suavemente podrás ir limpiando las partículas de polvo adheridas a los componentes electrónicos que no se desprendan con el aire comprimido. Aquí, recuerda hacer la mínima presión posible para ni dañar ningún componente, y préstale especial atención a las palas de los ventiladores y el hueco que queda entre ellas. La guía completa de limpieza interior del portátil la tienes en este artículo.
Si eres usuario avanzado, considera la pasta térmica
Más allá de limpiar el portátil por dentro, hay otra cosa que puedes hacer, pero esto es solo para usuarios avanzados por ser algo más complejo, y hay que hacerlo con cuidado y solo si lo sabes hacer correctamente para no dañar el portátil. Si tu portátil tiene más de cuatro años, es posible que la masilla térmica de la CPU y la GPU haya perdido propiedades, y que no estén realizando una buena conducción del calor del portátil.
La pasta térmica es relativamente fácil de encontrar, y barata. Pero la clave está en saber dónde la tienes que poner, algo para lo que es recomendable mirar en la web del fabricante o por foros especializados de Internet. Y si no tienes claro cómo hacerlo, lo mejor es no arriesgarse a ponerla sin conocimiento.
También hay almohadillas térmicas
Además de los ventiladores, los portátiles también tienen otros disipadores para conducir el calor, que se valen de almohadillas térmicas que se pueden desgastar igual que la pasta. Cambiarlas no es complicado, y al hacerlo harás que el calor se disipe bastante mejor. Eso sí, de nuevo, esto es algo que mejor solo hacerlo si tienes los conocimientos y experiencia para hacerlo, y saber localizar los disipadores y sus almohadillas térmicas.
Cambia el rendimiento de la CPU
Otro método avanzado que puedes probar es a nivel de sistema operativo, y es cambiar desde Windows el rendimiento de la CPU. Para hacerlo, en el lanzador de programas debes escribir powercfg.cpl para entrar a las opciones de energía del sistema operativo. En ellas, puedes cambiar el modo de alto rendimiento de tu portátil por uno equilibrado. Si pulsas en la opción de configurar uno de ellos, y desde ahí pulsa en Cambiar la configuración avanzada de energía, se abrirá otra ventana con las opciones de energía de tu ordenador.
Igual que con la pasta térmica, no te recomiendo hacer cambios aquí si no sabes lo que pueden implicar, ya que son configuraciones avanzadas del portátil. Pero para que lo sepas, en las opciones de energía tendrás un campo de Estado máximo del procesador, donde podrás reducir el rendimiento del procesador que tiene al 100% por defecto para intentar disminuir un poco el calor.
Esto también puede ralentizar tu ordenador y algunas aplicaciones exigentes, pero puede ser útil como una medida temporal para días especialmente calurosos. También hay otras aplicaciones de terceros que te pueden interesar, como una SpeedFan con la que vas a poder cambiar la velocidad de los ventiladores.
Apaga o suspende el portátil cuando no lo uses
Y para terminar, vamos con un último consejo. Y es que cuando vayas a dormir o no vayas a usar el portátil durante varias horas, lo mejor es que lo apagues o los pongas en suspensión. Esto lo puedes hacer editando los planes de energía para el PC, definiendo cuánto tarda el portátil en apagarse o en suspenderse tanto cuando está usando la batería como cuando lo tienes conectado a la corriente.
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