Escuchaba no hace mucho a alguien quejarse porque 'Doctor Who' se había vuelto política en esta nueva temporada. En ese momento tuve dos pensamientos: el primero fue que la serie lo ha sido toda la vida; el segundo, que la ciencia ficción no se entiende como género sin reflejar el momento sociopolítico en el que se concibe una historia.
Hoy vamos a hablar de un magnífico thriller político que retrata, con a veces dolorosa similitud, una grave crisis universal cuyas ramificaciones van desde la ONU hasta más allá del cinturón de asteroides. Y no, no es que a los de 'House of Cards' les hayan entrado delirios de grandeza en su nueva temporada, es que estoy hablando de 'The Expanse', una de las series de ciencia ficción más interesantes que se pueden ver.
Con tres temporadas (emitidas en SyFy) y una cuarta en camino (en Amazon), podemos considerar 'The Expanse' como una de las series más ambiciosas que hay en emisión. Ambiciosa tanto por la propuesta argumental como porque supone la adaptación (más o menos fidedigna) de una saga literaria que cuenta, hasta el momento, con siete novelas (la octava sale en 2019), la mayoría inéditas en España.
En el siglo XXIII, la humanidad ha colonizado el Sistema Solar
James S.A. Corey (pseudónimo de Daniel Abraham y Ty Franck) diseñan, a partir de 'El despertar del Leviatán', un universo en el que la humanidad ha logrado colonizar un Sistema Solar dominado por dos megapotencias: Tierra, devastada ecológica y económicamente que sobrevive a merded de sus acuerdos con corporaciones; ý Marte, una república militar que gasta todo su esfuerzo en intentar terraformar el planeta.
Ambas potencias mantienen una relación que podemos calificar perfectamente de guerra fría. De hecho, al comienzo de la serie están en el punto de destrucción mutua asegurada en caso de estallar. Tanto la Tierra como Marte (y sus corporaciones), dependen de los recursos del Cinturón (el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter) para prosperar.
Mientras, los cinturianos viven bajo gran presión y expectativas de vida nada halagüeñas, intentando sobrevivir en un entorno que depende de la importación de recursos externos tan básicos como el agua o el aire. Al ser gobernados por corporaciones, sus derechos civiles son prácticamente inexistentes: son trabajadores cuyo sustento más básico no está del todo garantizado.
Al igual que en los libros, 'The Expanse' comienza con la destrucción del Canterbury, un carguero que transporta hielo dirección Ceres, uno de los más importantes asentamientos del Cinturón. Esta destrucción provoca grandes altercados entre los cinturianos, que ven sus raciones de agua recortadas al extremo.
El tumulto irá a más cuando Jim Holden (Steven Strait), quien fuera XO de dicha nave, difunde un vídeo en el que asegura que la Canterbury fue destruida por los marcianos. Una acusación que eleva las tensiones entre las tres entidades geopolíticas (Tierra, Marte y el Cinturón). Mientras, en Ceres, Joe Miller (Thomas Jane) es contratado para investigar la misteriosa desaparición de la hija de unos millonarios.
Como últimos jugadores de este juego de poder cósmico está la OPA (la APE en castellano), la Alianza de Planetas Externos, una organización encargada por velar por los intereses y los derechos de los cinturianos y los habitantes de las colonias más allá Ceres, reclamando la soberanía sobre el Cinturón.
Ni que decir tiene que son retratados, a la manera habitual de Hollywood y los medios de comunicación, como unos agitadores dispuestos a usar la violencia y tanto para Marte como para la Tierra son unos terroristas.
Un rico transfondo político para un historia un tanto mediocre
No han sido pocos los que en un primer momento sugirieron que 'The Expanse' como un 'Juego de Tronos' en el espacio. Personalmente, creo que más que con la saga de Martin, esta serie recoge el legado de la 'Babylon 5' de Straczynski y, sobre todo, de la 'Battlestar Galactica' de Ron Moore.
No lo voy a negar. A pesar de esta rica exploración de los poderes políticos y los problemas sociales que surgen en este nuevo escenario espacial, donde mayor problemas tiene 'The Expanse' es en el desarrollo de su trama y de sus personajes.
Aquí creo que Mark Fergus y Hawk Ostby no han sabido arreglar un aspecto en el que también fallan las novelas. La amalgama entre la space opera (bueno, bajo mi punto de vista es más ciencia ficción bélica) y el drama político que propone resulta inconsistente en su ejecución, sobre todo si esperas que el peso lo lleven hombres de acción en una historia un tanto mediocre.
Y cuando digo mediocre lo digo sin esa connotación negativa que a menudo tiene la palabra. No es mala, pero deja bastante que desear. Se queda en ese término intermedio solo elevado porque brilla mucho cuanto más se mete en terreno político-social, donde la serie es apasionante.
Pero también es dolorosamente certera a la hora de reflejar nuestro mundo actual en un entorno futuro y la falta de interés real hacia civilizaciones/culturas distintas a la nuestra. Un ejemplo lo tenemos en el uso de la gravedad como método de humillación o incluso de tortura.
Otro tema que se explora, es lo poco que importan las cosas mirándolas desde lejos. El Cinturón no es que sea una olla a presión a punto de explotar, es que lo hace y, como espectadores, somos testigos de graves crisis de refugiados con sacrificios muy incómodos pero sin consecuencias visibles para los terráqueos y marcianos.
Ejemplos de política en la ciencia ficción tenemos muchos a lo largo de la historia del género. Mismamente, algunos de los relatos de 'La Fundación' de Isaac Asimov tienen tramas políticas. 'The Expanse' recoge esta tradición e intenta, algunas veces con más éxito que otras, realizar un interesante thriller sociopolítico con naves espaciales.
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