'Los Anillos del Poder' es la serie más espectacular del momento, pero falla como adaptación de 'El Señor de los Anillos'

Sin duda, Amazon Prime Video se juega mucho con 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder': su extraordinario presupuesto, desorbitado para una serie de televisión y lo costoso de la licencia (se habla de 250 millones de dólares) han hecho que la compañía tenga que jugar a la larga distancia, y tenga previstas cinco temporadas para contar una historia a la que aún le queda mucho por delante. Una adaptación de Tolkien que desde su anuncio ha hecho arquear las cejas de los fans.

Dejando a un lado a los fanáticos de costumbre, que no ven bien que una raza de fantasía tenga miembros negros, los auténticos devotos de Tolkien han encontrado un par de inconvenientes, sobre el papel, a esta adaptación. La primera es que la versión de Peter Jackson de las tres novelas clave de la Tierra Media se considera prácticamente canónica: una trilogía mejorable en su elección de qué elementos quedan dentro o fuera y cómo se combinan esos elementos, pero a nivel de popularidad, prestigio y calado en la cultura pop, es una adaptación indiscutible, y frente a la que es complicado plantar competencia.

El segundo inconveniente, debido al monumental follón de derechos disponibles de Tolkien, es que no se puede usar como base para esta serie el canon habitual de 'El Señor de los Anillos'. Las tres novelas principales y 'El Hobbit' quedan fuera de los límites, motivo por el que Amazon ha tenido que ambientar su serie miles de años antes de lo visto en las películas de Peter Jackson. Tampoco puede usar historias extraídas literalmente de 'El Silmarillion' o los 'Cuentos inconclusos', sino solo usar esas épocas como trasfondo.

El resultado ha sido despectivamente denominado (por supuesto, antes de ver cualquier episodio) como "el fan fiction más caro de la historia", y algo de eso hay desde el punto de vista de que Amazon ha pagado por una ambientación y una marca, pero no por adaptar unas historias específicas. La opción de la compañía, lejos de ser la más sencilla, es la más complicada: tiene que replicar el estilo de Tolkien para crear nuevas historias.

Una adaptación que cojea

Este largo preámbulo viene a cuento porque no pude dejar de pensar en cómo Amazon ha tenido mucho en contra a la hora de afrontar esta nueva aportación al cosmos de 'El Señor de los Anillos' mientras veía los dos primeros episodios de la serie, un par de extensos vistazos a este nuevo mundo que sientan las bases de lo que está por venir. Porque todos esos condicionantes que mencionábamos han impactado en lo que ha acabado en la pantalla.

'Los Anillos de Poder' nos sitúan en la Segunda Edad. Los Elfos se han asentado en Eriador después de derrotar a Sauron. Galadriel, clara protagonista de esta primera parte de la historia, busca infructuosamente a su hermano por toda la Tierra Media, cuando un cuerpo extraño caído del espacio llega a este mundo. Su inesperado pasajero será quien introduzca a los Pelosos (una subespecie Hobbit) en esta historia, como siempre sin que ellos quieran demasiado verse envueltos en una espiral de violencia. También presenciaremos el encuentro entre los humanos -que huyen de una amenaza inesperada- y los Elfos a través de una relación prohibida.

Son muchas historias simultáneas que en la pantalla se ven, curiosamente, reducidas a lo anecdótico y de este modo no transmiten la sensación de inmenso entramado de vidas que puntúan un mundo rico y complejo. El motivo es, posiblemente, que la serie se detiene a menudo en lo intrascendente (la relación entre Elrond y Durin IV, la no muy interesante parte de los humanos y Arondir, el lento descubrimiento de los Pelosos), y liquida partes de mayor intensidad a golpe de elipsis, como los viajes de Galadriel.

Es curioso cómo la serie renuncia a narrar las peripecias de Galadriel con detalle (salvo el arranque del primer capítulo y su choque con unos humanos en una balsa, significativamente los dos mejores momentos de estos dos capítulos) mientras se entretiene en largas conversaciones algo irrelevantes. En cualquier caso, son síntomas de un problema mayor: la simplificación de la propuesta de Tolkien, que lleva a que los personajes sean todo variantes de humanos.

De este modo, no hay esa sensación de no-humanidad que transmitían los Elfos de Tolkien, sino que estamos ante meros superhombres y supermujeres; los Pelosos son solo humanos bajitos y bonachones y las motivaciones de todas las razas carecen de la épica más-allá-de-lo-humano de las narraciones originales (aunque ahí sí que podemos esperar cambios en el futuro). Y esa rebaja también afecta a la intención de Amazon de hacer una serie para todos los públicos: las escenas de acción no contienen violencia, intensidad ni muerte masiva, por lo que el conjunto queda libre de la épica que empapaba los mejores momentos de las películas de Jackson.

Espectacularidad ante todo

¿Es, por tanto, este nuevo 'Señor de los Anillos' una mala serie? Aunque haya muchos peros que ponerle como adaptación, y a todos los problemas de ritmo y desarrollo de personajes que conlleva, lo cierto es que cada dólar que Amazon ha invertido en la serie brilla. El síndrome de los pelucones y los decorados de cartón piedra que a veces asalta a 'La casa del Dragón' por aquí no se divisa, y J.A. Bayona rueda con indiscutible gusto, sacando todo el partido a los impresionantes decorados naturales de la serie.

Uno de los grandes temores de los fans, que el reparto no tuviera la suficiente entidad para dar vida a los personajes, queda por suerte, también fuera de toda duda. Pese a la ausencia de estrellas, Morfydd Clarke (Galadriel), Nazanin Bodiani (Bronwyn), Peter Mullan (Owain Arthur) o Ismael Cruz Córdova (Arondir) dan la suficiente tridimensionalidad a sus personajes como para que la serie funcione. Los efectos especiales, el vestuario, los maquillajes, absolutamente todos los aspectos técnicos de la serie están a la altura de las circunstancias.

Y por encima de todo, cabe la esperanza de que haya espacio para la mejora: si la serie no pasa por alto el potencial para una fantasía con matices más oscuros de personajes que apenas hacen su aparición en estos capítulos, como Sauron o los orcos, esta primera impresión de que estamos ante una propuesta ingenua y sin matices puede desvanecerse. 'El Señor de los Anillos' es los héroes pero también, en gran medida, las sucesivas encarnaciones de la oscuridad, así que en ese sentido podemos ver capítulos que vayan más allá de este arranque.

Con dos episodios que, siendo honestos, discurren fluidos y con unos cuantos momentos para la genuina maravilla visual, la calidad futura de 'Los Anillos del Poder' está en el aire. Quizás lo sensación que predomina en este inicio es la de que Amazon podía haber puesto más carne en el asador, y la serie podría respirar algo más de sentido del riesgo, pero lo cierto es que no se le pueden echar en cara grandes problemas. De momento, la carrera para coronarse como la gran serie de fantasía de este otoño ya tiene a todos sus corredores dando los primeros pasos. Veamos qué tal encaran las primeras curvas.

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