Todos tenemos un momento en la ya-no-tan-joven historia del Universo Marvel Cinematográfico en el que pensamos que las cosas se torcieron. Para muchos fans hay un punto y aparte del que nunca se recuperó la franquicia en 'Endgame'. Para mí el sopor llegó incluso antes, a mediados de la Fase 3, cuando Disney empezó a confundir gravedad con melodrama, y humor con autosarcasmo. Por supuesto ha habido momentos de recuperar la gloria perdida, como muchos instantes de las entregas de 'Vengadores', felices estallidos de ingenio como 'Doctor Strange en el Multiverso de la Locura' y productos menores y satisfactorios como 'Loki' o 'She-Hulk: Abogada Hulka'.
Pero su mayor pecado, lo que yo más echaba de menos no ya de las primeras películas de Marvel, sino directamente de las grandes películas superheroicas que precedieron al MCU (de 'Superman' a 'Blade', pasando por la animada 'Las aventuras de Marvel') fue el sentido de la maravilla, esa sensación de que a la vuelta de la esquina íbamos a tener una sorpresa inimaginable, un giro inesperado, un concepto atrevido y nunca visto. En la Marvel de las películas cortadas con plantilla y sin riesgo, como 'Black Panther: Wakanda Forever', parecía un elemento fuera de la ecuación.
'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía', película inaugural de la Fase 5 de Marvel, me ha devuelto parte de la esperanza perdida, porque tiene justo lo que yo le pido a una película de superhéroes: por una parte, esa capacidad para sorprender que solo se recupera al desembarazarse de los corsés, los compromisos y los universos compartidos, que están muy bien para hacer un guiñito pero son una agonía cuando lastran ritmo y argumentos. Aquí tenemos una aventura sin demasiadas continuidades externas, sin deudas narrativas, solo una familia perdida en una dimensión microscópica, casi microcósmica.
Mi otro requerimiento, el que eleva una película de superhéroes resultona y defendible al grado de exquisitez, y 'Quantumanía' también brilla en eso, es cierto conocimiento y química con las bases que fundamentan la narrativa, la estética y el espíritu del género. Es decir, en este caso, los tebeos clásicos de superhéroes -de las clásicas sagas cósmicas a las aventurillas autoconclusivas-, el pulp de exploración galáctica y la ciencia ficción de conceptos atrevidos y abstractos. Un ejemplo nimio, pero que canaliza lo que hay que canalizar: los títulos de crédito de 'Quantumania', que son homenaje en clave de psicodelia analógica a la ciencia ficción de la BBC de los setenta, tipo 'Chocky', 'The Tomorrow People' o 'Doctor Who'.
Aventuras en la pequeña dimensión
Todo ello encaja en 'Quantumanía' con una sencillez apabullante. No hay que sorprenderse demasiado: Peyton Reed ha brindado una estupenda agilidad narrativa a las tres películas de 'Ant-Man', negándose a entrar en el juego de caras largas y planos medios de Marvel y dotando a la película de la dinámica frenética de sus mejores comedias (especialmente aquel clásico para gourmets del cine adolescente sin complejos titulado 'A por todas'). Ya lo demostró con las anteriores películas de 'Ant-Man', caracterizadas por un ritmo imparable (especialmente, la primera, una caper movie excelente) y por una soberbiadirección de actores.
Aquí los intérpretes vuelven a llevarse la palma, no solo por los cinco componentes de la familia hombrehormiga, todos excelentes (por supuesto Michelle Pfeiffer y Michael Douglas, pero Evangeline Lilly y Paul Rudd también conforman un dúo lleno de química, y a ellos se suma Kathryn Newton como Cassie, una de las pocas adolescentes del MCU que resulta genuinamente heroica). Pero también aquí los dos excelentes villanos se llevan parte del mérito: al Kang de Jonathan Majors lo conocimos en 'Loki' y resulta cautivador su dominio de la voz y la expresión corporal. Y el MODOK de Corey Stoll es el gran descubrimiento de la película, tan ridículo y aterrador como merece el personaje, y a la altura de su reciente y tronchante encarnación animada.
De hecho, MODOK es el mejor ejemplo del estupendo equilibrio entre humor, mitología superheroica y ciencia ficción tronada que despliega la película. Sin llegar a ser una parodia de un villano, sino un villano ridículo por derecho propio, MODOK es a la vez aterrador y patético, y tiene la mejor frase de despedida de toda la historia del MCU. Ese tono único y que hace que las dos horas de película se pasen en un suspiro brillan también cuando 'Ant-Man' se convierte en una mezcla de casteller y gato de Schrodinger, o cuando interactúa con alienígenas en secuencias de hermanamiento galáctico más divertidas que las de las 'Guardianes de la Galaxia'.
Además, y para redondear el conjunto, 'Quantumanía' se distancia de esa dinámica de los superhéroes Marvel (especialmente los Vengadores) de funcionar como guardianes del statu quo. Aquí, Ant-Man y los suyos lideran una rebelión popular contra un tirano, en un empleo de los poderes sobrehumanos con resonancias políticas y en una tesitura donde, desde luego, no veremos al Capitán América. Y si eso no te hace recuperar la fe en Marvel, aunque sea durante ciento veinte minutos, es que te mereces la segunda temporada de 'Inhumanos'.
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26 comentarios
frg92552
John Tones... cuando he visto que considerabas She-Hulk: Abogada Hulka, una de las peores mierdas que ha salido de Disney-Marvel, un producto satisfactorio... he dejado de leer
geodatan
¿Seguro que va a ser tan buena?
recluso
She-Hulk satisfactoria. Vale, entiendo la ironía.
gel0n
Que cancelaran la maravillosa serie Tales to Astonish para crear a este héroe de medio pelo, con un plot-armor continuo y un lore estúpido. Lamentable, Marvel. Ahora encima nos lo quieren vender como que Ant Man siempre ha molado, de risa.
Th3H4wK
Decir que She-Hulk fue una experiencia satisfactoria hace perder toda credibilidad en lo que se dice después.
umbium
Que es el sentido de la maravilla, aparte de un anglicismo terrible?
Será en todo caso la capacidad de maravillarnos.
ricardoramirez1
una pelicula innecesariamente larga y aburrida,,,
la madre avispa cae mal con su plan de "no les digo nada"
y como ya es un clascio del UCM desperdiciar villanos matandolos sin sentido,
MODOK puede no ser el favorito de casi nadie pero no merece el trato que le dieron en la pelicula,
pan0cha
Cada que Xataka alaba a una película o serie, me da motivos para desconfiar.
zgustavo
Los trailers fueron espantosos. Las películas seguramente también lo sean.
macuesto
Si no fuese por que una peli de superheroes me sale casi por céntimos de euro verla, ni perdiendo la cabeza iría al cine a verlas y mucho menos si las recomiendan en xataka que para eso, imagino, cobran
Itopo
Si no se salva por otra cosa, por lo menos de todo esto ha salido un hormiguero decente: https://www.youtube.com/watch?v=q0T9SBA9aDE
sygurd
Jajajajajaja no decepcionan, en el único sitio que dicen que está buena. En todos lados (incluso wokentomatoes) le están donde bastante duro; dicen que incluso Marvel se superó (en lo malo) con respecto a las que llevan sacando desde hace varios años.
geodatan
La acabo de ver, la película me refiero. Es muy justita....
-Demasiado CGI para mi gusto.
-Demasiados personajes protagonistas.
-Un MODOK de risa.
-Un apartado de guion desastroso.
-Un Villano a medio gas.
hanscalaveras
Ya tardaban en alabar una película de Marvel y así cada vez que sacan una nueva. Pero bueno queda claro que Marvel desde Ed Game van dando tumbos a diestro y siniestro sin saber por donde tirar.
carloshidalgo
De verdad es Mala!!! Muy disney en todo, falto ver a la sirenita cantando y ya estaba... Chistes malos...!
makmanaman
bufff un critico con el que coincido mucho la ha puesto de olvidable para abajo, no se si fiarme
llopllop
A modo de referencia, 53% en rotten tomatoes
Muchas reviews van en la línea de la de BBC:
"Ant-Man and the Wasp: Quantumania: The worst Marvel film yet"
Marcus G. Levine
Marvel es al cine como McDonals a la gastronomía.
Bollería industrial con exceso de azúcar, carbohidratos vacíos y el mismo planteamiento deductivo: creamos el problema y vendemos la solución.
La religión y la industria farmacéutica hace exactamente lo mismo.
Marcus G. Levine
Marvel es al cine como McDonals a la gastronomía.
Bollería industrial con exceso de azúcar, carbohidratos vacíos y el mismo planteamiento deductivo: creamos el problema y vendemos la solución.
La religión y la industria farmacéutica hace exactamente lo mismo.