Antes del estreno de 'Gladiator II', Ridley Scott ya ha cumplido con uno de sus grandes objetivos: enfadar a los historiadores

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Cada vez que Ridley Scott presenta un proyecto ambientado en el pasado, los historiadores se echan a temblar. Aunque el director británico tiene películas anteriores basadas en épocas remotas, con la reciente 'Napoleón' chocó con los expertos en historia clásica. Las libertades que se tomaba Scott con la figura del general francés generó una controversia que parece que se repetirá con 'Gladiator II'.

Napoleón, pero menos. Ya desde el primer tráiler de la película protagonizada por Joaquin Phoenix la cosa empezó a caldearse. Las objeciones de los historiadores se centraban en cuestiones que iban desde imprecisiones puntuales (y que pueden pasar por licencias artísticas) a distorsiones más graves del relato histórico. Por ejemplo, cuando se ve cómo la artillería gala dispara a las pirámides durante su campaña en Egipto. El experto en historia francesa Georges Mourier recuerda que Napoleón "nunca mandó bombardear las pirámides", ya que esa "¡es la base de la egiptología moderna!".

Vive La France. Los detalles incorrectos de la película se acumulan: por ejemplo, la ejecución de Maria Antonieta nunca fue presenciada por su esposo, que en ese momento estaba en el sitio de Tolón. Y fue muy ridiculizada por los historiadores el momento en el que los soldados gritan "Vive La France" en perfecto francés con fuerte acento anglosajón. También se distorsionan los planes y hallazgos de Napoleón: se le presenta como un sucesor de la corona francesa, cuando en su juramento de 1804 destacaba su deseo de romper con los reyes previos, que es por lo que se nombró emperador. También, según Mourier, "faltan muchos elementos geopolíticos" que explican las decisiones de Bonaparte.

Va provocando. Ya en la promoción de 'Napoleón', Ridley Scott apuntó a la polémica, por ejemplo comparando al general francés con Alejandro Magno, Adolf Hitler o Stalin. Y después arrancó un choque frontal de Scott con los historiadores, con momentos como cuando la BBC le preguntó por las críticas recibidas en Francia, y contestó: "¿De verdad quieres que responda a eso? Sonará un pitido de censura". Al más puro estilo de polemista tuitero sugirió a los críticos que "se compren una vida" y espetó a su entrevistador "¿Acaso estabas allí? Ah, no estabas allí. Entonces, ¿cómo lo sabes?". Las acusaciones de antifrancesismo las despachó en Europa Press con un "eso es una absoluta gilipollez".

Y así con todo. En The Film Experience revisaron la carrera de Ridley Scott en base a su rigor histórico, y determinaron que solo su debut, 'Los duelistas' (y a su manera, 'El último duelo', aunque desde una perspectiva mucho más autoral), tenía ambición de ser fidedigna a la historia, sobre todo por la fuerte influencia del 'Barry Lyndon' de Kubrick. Desde entonces, siempre ha modernizado personajes, vestuarios y diálogos, a veces en lo estético (Colón llegando a América a ritmo de Vangelis en '1492: La conquista del paraíso'), a veces para tranmsmitir un mensaje (el espíritu post-9/11 de 'El reino de los cielos').

Más con Gladiator II. La nueva película de Ridley Scott parece ir en la misma línea. La crítica la ha tratado bien, a grandes rasgos, pero hay historiadores, como el experto Shadi Bartsch, que la califica de "mierda total hollywoodiense". Por ejemplo, se ha hablado del Coliseo convertido en una piscina gigante con tiburones, y aunque Bartsch reconoce que en efecto, esto sucedía para hacer batallas navales, "no creo que los romanos supieran lo que era un tiburón".

Siglo arriba, siglo abajo. Al parece en la película se amontonan los anacronismos. Macrinus, el personaje de DenzelWashington, aparece en un café, algo que no existió en Roma hasta el siglo XVIII, y se ve a un noble leyendo un periódico, mucho antes de que se inventara la imprenta. Detalles que sin duda sumarán o restarán según lo que aprecie la fidelidad histórica cada espectador de una película que, para empezar, se presenta como una obra de puro escapismo. Sea cual sea la opinión de cada cual, en cualquier caso, Scott está dispuesto a participar en la batalla. 

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