Hablábamos ayer de cómo la reunión de accionistas de Disney prevista para el 3 de abril prometía ser movida. Un auténtico choque de fuerzas intentando hacerse con la dirección o, cuando menos, dejar clara la posición de los poderes en liza. Por una parte, la propia Disney con su CEO Bob Iger en cabeza como candidato a renovar su puesto; por otra, Trian Fund Management, dirigida por el inversor activista Nelson Peltz; y por otra, una tercera firma. Blackwells Capital.
Los números salen. La opción de Nelson Petlz, un polémico inversor cuyos modos, curriculum y fobia a la política woke que, según él, está arruinando el nombre de Disney, le acercan a Donald Trump (del que es, por otra parte, buen amigo), era la que tenía papeletas para plantar cara a Iger. Era una estrategia que había puesto en marcha en el pasado, en empresas cuyos consejos de administración habían acabado sometidos a sus designios, como Procter & Gamble o Heinz.
La estrategia de Peltz. Con 900 millones de acciones (y el 0'5% de Disney), Peltz se veía capaz de intervenir en la política de Disney, aunque algunas de sus declaraciones intentaban templar los ánimos. Por ejemplo, afirmaba estar de acuerdo con el reciente despido de 7000 empleados de la compañía, y también afirmaba que apoyaba a Iger, pero se planteaba no apoyar la candidatura del CEO. Es decir, su intención era desestabilizar el liderazgo de Iger, algo que sin duda venía respaldado por un viejo enemigo del CEO, el ex presidente de Marvel Entertainment Ike Perlmutter, despedido por Iger el año pasado y dueño del 79% de las acciones de Disney que posee Trian.
Vence Iger. Las primeras noticias que llegan acerca de la resolución del conflicto parecen hablar de una victoria para Iger. Reuters ha sido la primera en informar del tema, citando a fuentes internas que hablan de una victoria de la candidatura de Iger. Se habría impuesto al riesgo de que Trian colocara a dos personas en la junta directiva: el propio Peltz y el ex-director financiaero de Disney, Jay Rasulo. Tampoco Blackwells Capital habría conseguido imponerse.
Sin propuestas. El motivo de este fracaso de Peltz podría estar en la falta de propuestas del aspirante: criticaba la falta de planes ambiociosos y específicos de Iger, pero él mismo no tenía mucho que ofrecer. El analista Barton Crockett anticipaba a CNN, en ese sentido, que "no creo que Peltz haya ofrecido un plan de cambio que haga que la gente diga: sí, tenemos que meter a Peltz y cambiar las cosas". El apoyo de nombres como George Lucas o los nietos de Walt Disney a Iger también han jugado en su contra.
Lo que ha perdido Iger. Pero no olvidemos lo que comentábamos más arriba: Peltz no quería tanto sustituir a Iger como desestabilizarlo. La imagen de CEO que ha conducido a la compañía al éxito se va disipando poco a poco, debido a los agridulces resultados financieros (el año pasado acabó con subida del precio de las acciones pero caída del número de suscriptores de Disney+) y embestidas a su posición intocable como esta. Si forma todo parte de una estrategia de Peltz a medio plazo o no está por ver, pero lo que está claro es que el liderazgo de Iger es más dudoso que nunca.
Mucho que trabajar por delante. "Iger ha perdido el aura de invencibilidad e infalibilidad", decía un inversor de Disney a CNN. "'Humildad' no es una palabra que venga a la mente con Iger en esta etapa de su carrera. Pero esta ha sido una experiencia humillante para él y la junta. Y uno se pregunta después de triunfar sobre Peltz si aprenderán alguna lección de sus errores o si simplemente desestimarán todo esto -como han hecho antes- como una molestia y una distracción". Desde luego, se abre ante Disney un futuro sembrado de dudas... gane quien gane.
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