Quedan definitivamente atrás los tiempos en los que los Vengadores eran un tronco nuclear e inamovible del que partían, como ramas de un árbol, personajes y sub-películas. 'Ms Marvel' no solo es una serie que se aleja de la perspectiva habitual de las series de héroes Marvel, sino que también sirve como punto de partida para una reorientación de parte de las series de la franquicia
Además, 'Ms. Marvel' confirma así que la prometida multiplicidad de tonos y estilos para las series de Disney es un hecho: pocos personajes hay más adecuados para ello que Kamala Khan, una adolescente musulmana con una vida absolutamente normal que adquiere poderes cósmicos. Su personalidad vibrante y optimista empapa el ritmo y la estética de la serie, que rebosa animaciones, trucos de montaje y efectos especiales que recrean el ingenio hiperactivo de Kamala.
Lo importante no es que este estilo haya llegado a Marvel, sino que funciona en oposición a otros más tenebrosos ('Caballero Luna') o continuistas ('Ojo de Halcón'). El atractivo de 'Ms. Marvel' no es, desde luego, para todos los consumidores de series y películas de la franquicia, y ese es un camino inequívocamente propicio: si Marvel genera decenas de cabeceras y todas nos gustan, es que hay una clara falta de variedad y enfoques. Que 'Ms. Marvel' no vaya a entusiasmar a todo el mundo es, sin duda, buena señal.
Y esto es solo el arranque: en el episodio que ha estrenado Disney+, la parte superheroica está en un plano muy secundario, por no decir prácticamente ausente. Aquí importan más los intentos de Kamala de conciliar su vida como fan de los Vengadores y las típicas neurosis adolescentes. Es una pena que en el episodio estrenado hoy empecemos a atisbar los poderes de Kamala y difieran tanto de los cómics.
Otros poderes, otros enfoques
Desde Marvel decían que si hubieran dejado los poderes de Kamala Khan como los del extraordinario cómic de Sana Amanat, G. Willow Wilson y Adrian Alphona (quizás el último auténtico volantazo que ha vivido la editorial), el resultado habría estado más próximo al body horror que a una serie juvenil de superhéroes, ya que en los tebeos, Kamala puede estirarse y hacer crecer partes de su cuerpo un poco al estilo de Mr. Fantástico. Se pierde así uno de los subtextos más interesantes y perversos del cómic: el despertar de los poderes como equivalente de los cambios fisiológicos de la pubertad.
No es el único cambio con respecto al cómic. De momento, la serie es mucho menos incisiva que su precedente en temas raciales, religiosos y relativos a la integración de una adolescente paquistaní y musulmana en un barrio de Estados Unidos. El cómic conseguía ser divertidísimo y, a la vez, muy combativo en esos aspectos, y en eso la serie se queda a medias, como un trasunto competente pero no tan feroz.
Donde sí consigue dar en el blanco 'Ms. Marvel' es en su planteamiento de que los fans son parte del Universo Marvel. Cualquiera que haya disfrutado genuinamente de algún rincón del MCU puede verse reflejado o reflejada en su entrega y devoción por la Capitana Marvel. No solo es un homenaje a los fans, sino un reconocimiento de cómo estos forman parte de la narrativa del MCU. Lo ideal habría sido una visión con una pizca de ironía, pero aún vista desde la total inocencia, lo cierto es que secuencias como la inicial, que revisa todo el paso de la Capitana Marvel por el MCU, es una delicia técnica y visual.
Como decíamos, 'Ms. Marvel' ya ha puesto buena parte de sus cartas sobre la mesa (acento en las minitragedias juveniles, poco superheroismo cósmico, frenesí narrativo), pero le queda mucho por demostrar. Seis episodios tan solo serán suficientes para presentar al personaje y no agotar al espectador, pero su auténtico desafío está más allá: ¿será 'Ms. Marvel' una importante baliza en el camino o un mero experimento aislado?
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