La ¿compleja? política intergaláctica: por qué hay quien dice que Star Trek es comunista y Star Wars capitalista

Peter Thiel, empresario estadounidense de 52 años y asesor del gobierno de Donald Trump, se considera a sí mismo un libertario. Por eso, cuando al fundador de Paypal le preguntan si es de Star Trek o de Star Wars, responde aduciendo que el primero es comunista mientras que el segundo es capitalista: por supuesto que es fan de Star Wars.

La contestación de Thiel levanta preguntas ya eternas: ¿De verdad es Star Trek comunista?; ¿podemos considerar Star Wars como capitalista? La respuesta a ambas se debate mucho antes de la popularización de Internet, hasta el mismo origen de las dos, con 'Star Trek: La serie original' (1966-69) en la televisión y el hoy llamado 'Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza' (1977) en cine.

Pero es que, además, la pregunta refleja cómo ha cambiado la percepción de la cultura pop, algo de lo que hablaremos para cerrar este texto.

Dejemos los preámbulos y preguntémonos...

¿Es Star Trek comunista?

Si quieres la respuesta breve, no.

Cuando Gene Roddenberry imaginó el mundo de Star Trek, pensó en una utopía donde la humanidad, después de la III Guerra Mundial, el horror postnuclear y el contacto con razas extraterrestres, decide superar todos los problemas sociales.

En Star Trek no existen las guerras salvo con otras especies alienígenas beligerantes, como los romulanos, los klingon o los borg, y cuestiones como el racismo o el machismo han sido erradicados. Las personas viven para el crecimiento personal. Existe un gobierno democrático centralizado, la Federación de Planetas Unidos. Y el dinero no existe en la vida diaria.

¿Cómo es eso posible? Si hacemos caso a Rick Webb, economista y autor de la teoría más consistente al respecto, porque la economía de Star Trek podría denominarse de post-escasez.

Los seres humanos hemos vivido siempre con una cantidad limitada de recursos naturales, situación de la que han manado distintos ordenamientos económicos. De momento, no hay visos de que esto vaya a, ni pueda, cambiar: después de todo, vivimos encerrados en este planeta.

Pero, ¿y si la tecnología nos permitiera ser muy eficientes en la producción? ¿Y si se pudiera crear cualquier cosa, en cualquier momento? ¿Y si, gracias a la exploración del Universo, los recursos naturales dejaran de ser limitados?

Star Trek no es muy sutil, a veces

Antes de ahondar en lo que significa la economía post-escasez y la política de la Federación, deberíamos quitar de en medio la cuestión estética, porque no hará más que distraernos. Numerosos textos señalan el modo de vida espartano de Star Trek como una prueba de que es un mundo comunista. Y no es eso.

Star Trek nunca dispuso de un presupuesto abultado, y su estética responde a una visión del futuro limpia, uniforme, de espacios vacíos y poco aprovechados. Este cliché, surgido en producciones de serie B, permitía ambientar algo en un futuro distante con muy poco dinero y que el espectador lo reconociera de un parpadeo.

Pero es que además Star Trek es hija de la Guerra Fría, una reacción pacifista a ésta. En los años 60, la caza de brujas anticomunista se diluía en una mezcla de vergüenza y rencor soterrado, pero eso no quiere decir que el comunismo estuviera bien visto. Una producción para la televisión como Star Trek, dicho de forma sencilla, no podía permitirse parecer comunista.

Star Trek nunca dispuso de un presupuesto abultado, y su estética responde a una visión del futuro limpia, uniforme, de espacios vacíos y poco aprovechados

Por último, hay que añadir que Star Trek no conoce la sutilidad cuando se trata de lanzar mensajes o representar otras ideologías. Roddenberry nunca quiso que su mensaje de paz y aventuras se diluyera en complicadas metáforas y, pese a contar a los guiones con escritores de la ci-fi puntera como Harlan Ellison o Richard Matheson, siempre reescribía para asegurar la coherencia y, me imagino, para que las dobles lecturas, de haberlas, quedaran bien subrayadas para el espectador.

O expresado de otro modo: cuando Star Trek jugaba a las metáforas, lo hacía de forma clara, grosera en el peor de los casos. Puede que los humanos tuvieran múltiples concepciones de vivir y afrontar los conflictos, pero los alienígenas de la saga solían ser unidimensionales, lo que se convierte en racismo puro y duro cuando tratas de hacer alegorías de otras culturas.

En los años 60, la caza de brujas anticomunista se diluía en una mezcla de vergüenza y rencor soterrado, pero eso no quiere decir que el comunismo estuviera bien visto.

Los klingon empezaron como una representación feista de los asiáticos, de ojos rasgados y piel morena, pese a que a partir de la primera película su estética y modos cambiaran radicalmente hasta ser comunistas y, más tarde, señores feudales; los vulcanianos, por otra parte, son una sociedad oriental futurista y meticulosamente organizada, con su gusto por la racionalidad y la ciencia hasta suprimir los sentimientos; los Ferengi son una representación despectiva del tropo llamado Judío Espacial.

¿Qué es exactamente Star Trek?

Cuando se habla del entorno socio-político de Star Trek, hay que tener en cuenta varias cosas. La principal, que Star Trek lanza miles de ideas por la pantalla, pero que hay una intención de que haya coherencia y que eso tenga algo de sentido. Para poder catalogar a Star Trek, tenemos que abrazar cada una de esas ideas.

Hablemos del dinero. Aunque en un principio hubiera alguna referencia aislada a salarios o los llamados créditos de la Federación, Gene Roddenberry endureció su postura con los años hasta que con 'Star Trek: La nueva generación' (1987-94) se puso taxativo: en su mundo de ficción ya no existe el dinero. Y los fanáticos más duchos en economía le enmendaron la plana: no hay dinero… al menos del modo que lo concebimos.

Porque tiene que haber dinero para comerciar con especies alienígenas más allá del trueque y porque, en general, la Federación debería llevar una cuenta de los medios de producción y los costes. Esto se traduce en que, por ejemplo, no se puede fabricar un número ilimitado de naves.

Eso sí, el ciudadano de a pie no percibe nada de eso porque el sistema es muy eficiente a la hora de repartir los beneficios; Rick Webb plantea el ejercicio teórico de que, en Star Trek, es como si al nacer tuvieras diez millones de dólares.

De igual manera, la vida diaria está más que resuelta gracias al replicador, un dispositivo presente en todos los hogares y que permite crear comida, bebida y objetos mediante reorganización atómica.

Un gadget como éste hace inviable el comercio porque, ¿qué sentido tiene pagar por algo que puedes conseguir al instante en casa? ¿Qué sentido tiene el coleccionismo, que no es más que la acumulación de un bien escaso con un valor económico, sentimental o ambos, si puedes crearlo y desmaterializarlo con un chasquido?

Gene Roddenberry endureció su postura con los años hasta que con 'Star Trek: La nueva generación' (1987-94) se puso taxativo: en su mundo de ficción ya no existe el dinero

Hablemos del trabajo. La experiencia se considera como algo positivo: todo trabajo tiene que servir para enriquecer tu espíritu y la sociedad, de forma paralela, se beneficiará de tu contribución. Ningún trabajo se considera ofensivo o inferior.

¿Recuerdas el ejemplo de los diez millones de antes? Aquello quiere decir que en Star Trek, trabajar es opcional: como el fin de la sociedad no es acumular riqueza sino experiencias, se entiende que un trabajo se persigue, no se necesita para vivir.

Hablemos de la propiedad privada. En Star Trek existe, y los ejemplos más mentados son el bar de Quark en 'Star Trek: Espacio Profundo Nueve' (1993 - 99) o los viñedos del capitán Jean-Luc Piccard en 'Star Trek: La nueva generación'. Se deduce además que la vivienda es un derecho y que nadie vive en la calle.

Hablemos de política. Después de la III Guerra Mundial, se forma un gobierno central, la Federación de Planetas Unidos, cuyo líder se elige democráticamente. Este gobierno controla la producción de los bienes y la distribuye a sus habitantes. De las series y películas se infiere también que, si bien no existen clases sociales, hay un orden jerárquico: por eso hay capitanes, almirantes, comandantes, oficiales...

La conclusión es que, si existe una concepción laxa de la economía en la que todos tienen acceso a lo básico; si aún existen clases sociales, aunque estén basadas en el mérito y en rangos militares en lugar de en poder adquisitivo; si el concepto de propiedad privada no ha sido abolido; si el gobierno es el dueño de los medios de producción… es que el mundo de Star Trek es socialista, no comunista.

¿Es Star Wars capitalista?

Con Star Wars tenemos un hueso duro de roer porque, al contrario que Star Trek, cuya historia se desarrolla a lo largo de un puñado de siglos, su cronología abarca milenios. Y ya os comentamos en Xataka lo que fue el sindiós del Universo Expandido de Star Wars: al contrario que la firmeza de Gene Roddenberry y acólitos para delimitar qué tiene cabida en Star Trek y qué no, los responsables de Star Wars, con George Lucas a la cabeza, preferían dejar hacer y buscar una explicación después.

El resultado es que en Star Wars tienen cabida todas las formas de gobierno sin referirse en ningún momento al planeta Tierra: funciona siempre como representación, más que como espejo. Por Star Wars han pasado monarquías, repúblicas, dictaduras, democracias, sistemas tribales…

Pero supongamos que Peter Thiel, al referirse a Star Wars como capitalista, se refiere al Canon D, es decir, a las películas que todos conocemos, la serie de televisión de 'Las Guerras Clon', 'Star Wars Rebels' y todos aquellos productos que han salido bajo el ala de Disney después de la adquisición de Lucasarts.

En Star Wars tienen cabida todas las formas de gobierno sin referirse en ningún momento al planeta Tierra: funciona siempre como representación, más que como espejo. Por Star Wars han pasado monarquías, repúblicas, dictaduras, democracias, sistemas tribales…

En efecto, cuando desembarcamos en 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma' (1999) estamos ante un sistema capitalista en el seno de una república federal parlamentaria, en el que cada planeta o galaxia conserva su forma de gobierno y cierta autonomía, mientras elige a unos delegados que acudirán al Senado Galáctico en su nombre. Este Senado está dirigido por el Canciller, lo que viene a ser un Primer Ministro.

Después, la Federación de Comercio y las megacorporaciones inician una serie de movimientos políticos que les lleva a formar la facción de los Separatistas y a enfrentarse en las Guerras Clon contra la República.

El Canciller Palpatine, aprovechándose del enfrentamiento, invoca los máximos poderes del Senado Galáctico y para cuando el polvo se asienta, sólo existe el Imperio que vemos caer para 'Star Wars: Episodio VI - El retorno del Jedi' (1983). Y por fin, como vimos en el 'Episodio VII - El despertar de la Fuerza' (2015), la República se ha reinstaurado con moderado éxito.

Es curioso que Thiel prefiera Star Wars y lo considere capitalista por un detalle relativamente menor, que Han Solo es perseguido por deberle dinero a Jabba El Hutt, cuando la historia de la caída y renacimiento de la República Galáctica fue relatada por George Lucas y continuadores con muchos detalles y paralelismos con la historia reciente.

Es curioso que Thiel prefiera Star Wars y lo considere capitalista por un detalle relativamente menor, que Han Solo es perseguido por deberle dinero a Jabba El Hutt

O que, pese a que la administración de Ronald Reagan gustaba de insistir que la historia de la trilogía original era de comunistas espaciales contra alegres rebeldes capitalistas, George Lucas concibió las películas como el enfrentamiento entre una nación militar, con gran poder y un arma temible, y unos rebeldes que luchaban por conseguir la libertad a cualquier precio: la Guerra de Vietnam, vaya.

Pero si quieres una respuesta corta, sí, Star Wars podría considerarse capitalista en lo relatado dentro del canon oficial.

¿Qué significa que pregunten a Thiel si es de Star Trek o Star Wars?

Ahora que nos hemos quitado de encima lo que es Star Trek o Star Wars, podemos meternos de lleno en otra madriguera de conejo. Porque Peter Thiel ha sido muchas cosas a lo largo de su vida, pero participa, bien como asesor, bien a través de sus empresas, en el gobierno de Donald Trump.

Y de todas las preguntas que podían hacerse a Thiel, el periodista le pide escoger entre Star Wars y Star Trek. Es una forma no muy sutil de posicionarle ideológicamente, y el periodista presupone que Thiel conoce ambas sagas y es capaz de diferenciarlas como un aficionado más.

Así que podemos afirmar que ambas franquicias han superado con mucho los márgenes del nicho que, durante décadas, han ocupado. Ya no son para “frikis”: antes del estreno del Episodio I, pese a la relevancia entre cierto segmento de la población de todo lo que llevara un Star como primera palabra, era impensable que se le preguntara a un miembro del gobierno más poderoso de la Tierra sobre ambas franquicias. Ahora no sólo se le pregunta, se da por supuesto que las conoce bien.

Ambas franquicias han superado con mucho los márgenes del nicho que, durante décadas, han ocupado. Ya no son para “frikis”

Ojo, que esto va más allá de Star Trek y Star Wars. Tradicionalmente, se buscaba enmarcar la cultura pop en el clima político, pero la entrevista delata cómo está de normalizado hacer el camino inverso y acercar la política a la cultura pop.

¿Y tú? ¿Eres de Star Trek o de Star Wars? ¿Es la ideología que representan uno de los motivos por lo que te inclinas por uno u otro?

Foto | Fortune

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