'Counterpart', realidades desdobladas en una de las mejores piezas de ciencia-ficción televisiva del momento

El arranque de 'Counterpart' es un auténtico caramelo para los devotos de la ciencia-ficción realista, politizada, con gotitas de distopía o, quizás, de universos alternativos que no necesitan ponerse estridentes para contar historias apasionantes. Tiene un aire a la mítica 'El proceso' de Kafka, que aunque no es ciencia-ficción, sí es un referente ineludible para autores como Philip K. Dick o para películas como 'Brazil'.

En estos primeros compases vemos al oscarizado J.K. Simmons, carismático hasta a la hora de encarnar a un oficinista, sometido a unos estrictos y deshumanizantes controles de seguridad, aguardando en largas colas e inspecciones junto a otros grises funcionarios. Al final, entra -como sus compañeros- en una cabina individual, donde un espejo le separa de otro hombre similar a él, con el que intercambia, separado por un cristal, códigos, palabras, frases, aparentemente inanes y sin sentido global.

No hay elementos estrictamente fantásticos, pero el espectador familiarizado con determinados recursos de género sabrá detectar un aire fantástico. No explícito, como sucede en la mencionada 'El proceso', pero sí que hay algo en la atmósfera. Pronto tendrá la ocasión de corroborar que no se equivocaba: los elementos de ciencia-ficción se desencadenan, llamando esta vez explícitamente a los momentos más memorables de 'Fringe', cuando descubrimos que esos dos oficinistas separados por un cristal pertenecen a realidades paralelas.

Simmons encarna a Howard Silk, que descubre que hay una copia de sí mismo en un universo paraalelo que nació a causa de unos experimentos en la Alemania del Este en los años sesenta. El universo (o Berlín) se desdobló, y ahora hay gente que está pasando de una dimensión a otra cometiendo crímenes -que le implican a él y a su mujer, seis semanas en coma tras un accidente-. No tendrá más remedio que colaborar con el Silk de la otra dimensión, tan parecido a él como distinto en muchos aspectos para que este complejo universo no colapse.

Este es solo el punto de partida: en los tres episodios que de momento ha emitido Starz (y que en España pueden verse a través de HBO) la trama comienza a bifurcarse en distintos personajes que, cómo no, se desdoblan. El ritmo de la serie está más cerca de una intriga con espías de los setenta (aunque aquí el funcionariado interdimensional se revela como mucho más despiadado que un agente con licencia para matar), con revelaciones paulatinas y a un ritmo medidísimo. Por ejemplo, en estos tres primeros episodios apenas tenemos ocasión de asomarnos a uno de los dos mundos desdoblados.

Porque el mundo en el que habita el primer, apocado y tímido Silk es el nuestro, pero no del todo. Se trata más bien de una realidad alternativa a la nuestra, en la que ese desdoblamiento de realidades ha impedido que el mundo se desarrolle para llegar al punto en el que actualmente vivimos nosotros: de un primer vistazo, el escenario aparenta ser Berlín, en plena Guerra Fría -de hecho, la metáfora de las dos dimensiones como un Telón de Acero es obvia-, pero hay constantes elementos que nos recuerdan que no, que estamos en el presente. En un presente distinto al nuestro.

Naturaleza dual

'Counterpart' juega una carta de la ciencia-ficción menos chillona que 'Altered Carbon', por poner un ejemplo reciente de ciencia-ficción televisiva que circula por una vía diametralmente opuesta. Lejos de recurrir a la anticipación y la caricatura para predecir nuestros vicios futuros, 'Counterpart' usa un tropo casi metafísico del género (el desdoblamiento de realidades) para hablar de nosotros mismos, de los aspectos múltiples de nuestra personalidad que a veces nos convierten en personas distintas según tengamos el día.

Buena parte del mérito de esta fascinante idea se lo llevan los intérpretes de una historia centrada en los personajes. Sobre todo, Olivia Williams como Emily Burton, la mujer de Silk, poliédrica y rebosante de matices contradictorios, y cómo no, el propio Simmons. Solo con cambiar la forma de andar o el tono de voz se convierte en personas completamente distintas pero a la vez con un pasado y una esencia común: justo lo que necesita una historia de realidades desdobladas.

EL resultado es una aventura serena y adulta, que confía en una creación del suspense progresiva y que sabe cómo ir resolviendo enigmas a la vez que plantea otro nuevos. En sus tres primeros episodios, 'Counterpart' es, posiblemente, la mejor serie de ciencia-ficción televisiva del momento, y no lo consigue con fuegos artificiales ni con cabriolas argumentales, sino remontándose al sobrio estilo del thriller de espionaje de los sesenta. Toda una sorpresa que esperamos que mantenga el tipo en los diez episodios que componen su primera temporada.

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