La serie alemana ‘Dark’ ha estrenado su tercera y última temporada en Netflix tras debutar en 2017 en la plataforma e ir creciendo en popularidad lentamente, hasta llegar a haber sido considerada la mejor serie original de la plataforma, incluso superando a ‘Stranger Things’ (2016-) en una encuesta de Rotten Tomatoes con votos de 2,5 millones de votos de usuarios. Hasta el 80% eligieron el título como mejor producción del catálogo internacional.
No deja de sorprender que la primera serie original en alemán de Netflix, un producto extranjero y en su idioma local, que lidia con la física cuántica, los viajes en el tiempo y las paradojas, haya superado su condición de apuesta de riesgo para llegar a ser la número uno en el top 10 de la plataforma en un montón de países en el estreno de su final. Además, 'Dark' es compleja, con muchas implicaciones en sus giros. No es el clásico caso de éxito seguro y se ha convertido en una suerte de fenómeno, quizá por algunos de los siguientes factores.
La llegada de la nueva ‘Stranger Things’ alemana
Hace tres años, cuando se lanzó ‘Dark’ el 1 de diciembre de 2017, la producción de Netflix, ‘Stranger things’, que debutó el 15 de julio de 2016, ya era un auténtico acontecimiento social. No es de extrañar que el primer ancla al que se aferraron el marketing y los medios fuera el aparente parecido entre ambas, que tenían en común el tema de la desaparición de un niño, un misterio que implicaba experimentos con infantes, y escenas de la década de 1980 con algún uso en común de canciones vintage.
Sin embargo, el tema general de lo fantástico irrumpiendo en un pequeño pueblo se reveló una coincidencia muy tenue para mantener esa comparación durante mucho tiempo. ‘Dark’ no es americana y se nota en su ritmo diferente, más lento, lleno de pausas y con una construcción narrativa que exige atención para entender su juego temporal. Su trama del espacio-tiempo desafía al espectador que va descubriendo todo junto con los personajes, con espesas disertaciones del cómo, cuándo y por qué.
Hay puntos en común, como ciertas subtramas románticas entre adolescentes, pero no es una serie en la que sus personajes jueguen con sus poderes, maten monstruos y canten canciones de Cindy Lauper. El estilo narrativo también es muy diferente, con el director Baran bo Odar creando planos sostenidos, montajes con mucha información visual sin palabras y cambiando los puntos de vista entre muchos personajes, épocas y bandos. Definitivamente tiene su propia personalidad como producto, pero es que ni siquiera pertenecen al mismo subgénero.
Una encrucijada de Influencias
El hecho de que la balanza de ‘Dark’ tire más hacia cuestiones filosóficas, científicas e históricas que ‘Stranger Things’, no significa que no tenga muchas referencias de la cultura pop, aunque estas no sean el conglomerado para hacer una obra confitada en nostalgia. Desde ficciones ciberpunk a Shakespeare, la serie no esconde que, al fin y al cabo, es una obra de ciencia ficción oscura, por lo que no es difícil encontrar algunas claves en tono y temas con películas como ‘Donnie Darko’ (2001).
No por casualidad el pequeño Mikkel va con un traje de esqueleto, que en el film de Richard Kelly ya era una referencia directa a ‘Karate Kid’ (1984). El chubasquero amarillo de Jonas hace una pequeña llamada a la influencia general de Stephen King y, dentro del ángulo apocalíptico con viajes en el tiempo, hay más de ’12 monos’ (12 Monkeys, 1995), tanto el film como la serie, o ‘Predestination’ (2014), que de la propia ‘Terminator’ (1984) o ‘Regreso al futuro’ (Back to the Furure, 1985) a la que si se referencia directamente, porque forma parte de la realidad de sus personajes.
Pero fuera del mundo del cine, ‘Dark’ expone temas relacionados con el período de posguerra, las secuelas de Chernobyl, la literatura clásica alemana, el cristianismo, y, sobre todo, la mitología griega. La presencia del hilo de Ariadne, dentro del episodio mitológico del laberinto de Creta, hace una similitud de Martha con Ariadne, que ayuda a Teseo, Jonas, a vencer al Minotauro y luego a salir del laberinto, usando un ovillo para marcar el camino de regreso. Algo que no solo no oculta sino a lo que se hacen guiños con obras de teatro y libros.
La paradoja infinita: la ciencia ficción en Dark
Muchos ingredientes han hecho atractiva la serie para millones de personas, pero puede que no haya más gancho que la trama misma. Escrita por Jantje Friese, la serie pasa del misterio de desapariciones al estilo ‘The Missing’ (2014), más presente en su primera temporada, hasta dibujar una trama que se mueve entre tres líneas de tiempo explotadas en una historia compleja que implica a Jonas y Martha como personajes principales y un conflicto infinito conducido con viajes en el tiempo.
Los personajes viajan entre distintos periodos del pueblo de Winden y sus acciones en cada visita, deliberadas o no, tienen efectos colaterales que dejan eco a lo largo de las décadas, con algunas complicaciones de impacto. Sin embargo, fue la segunda temporada la que realmente picó a sus espectadores, al complicar aún más la trama, introduciendo parentescos inesperados e impactantes y estableció una mitología aún más establecida con la rivalidad entre un anciano llamado Adam y otra llamada Claudia, doblando los personajes e hilos de trama hasta tal punto que es realmente difícil seguir a cada uno de ellos sin perder de vista a otros.
Máquinas del tiempo, partículas de Dios y algunos conceptos cuánticos se implementaron con el final de la segunda temporada, cuando se introdujeron realidades paralelas, construyendo una mitología que añadía alternativas a sus ya complicadas paradojas. Ver la serie con bolígrafo y papel es casi fundamental para resolver algunas de las relaciones más complicadas. En un tiempo en el que toda la ficción viene mascada y simplificada, puede que el éxito de ‘Dark’ sea una llamada de atención sobre un público eternamente subestimado por muchas multinacionales del entretenimiento.
Horror, culebrones y filosofía. Más que viajes en el tiempo
Uno de los distintivos de ‘Dark’ sobre otras series de Netflix es su fotografía. El trabajo de Nikolaus Summerer no solo ofrece un uso impresionante de la nitidez digital sin perder profundidad y textura, sino que crea una una paleta oscura que añade peso a su atmósfera agobiante, a menudo puntualizada por siniestros golpes de sonido que, especialmente en su primera temporada, acercaban a la ficción al lenguaje cinematográfico del horror.
Los personajes murmuran que Winden está maldito en más de una ocasión, y la forma en la que se rueda el pueblo y el bosque circundante, así lo hace parecer. Si a ello añadimos que no se cortan en cuanto al uso de la violencia, los destinos crueles de algunos protagonistas y que podemos encontrar a personajes grotescamente deformados, la estampa general es más bien turbia. Puede que tenga que ver con que, aparentemente, ‘Dark’ se guía por el determinismo y la falta de albedrío, lo que conecta con su aspecto árido, crudo.
Todo ello contrasta con las motivaciones de los personajes, normalmente guiados por amor romántico, paterno o fraternal. Amores no correspondidos, prohibidos y con turbias relaciones familiares entre los Kahnwalds, Dopplers, Nielsens y Tiedemanns. Clanes cuyas conexiones, algunas incestuosas, otras rompementes, se revelan con el tiempo, siguiendo hasta más de una versión de los miembros a la misma edad. Añadimos el matricidio y el filicidio, consciente o no, que acaba resultando todo un culebrón de matices bíblicos que explora la mortalidad, la naturaleza humana, el dolor y la pérdida.
El factor alemán
Que ‘Dark’ tenga un puntito de telenovela intensa no debe sorprender cuando tenemos en cuenta su origen. Precisamente, otra de las razones de su éxito es que es una serie realizada por alemanes, para un público alemán, a pesar que la distribución sea mundial. Además de las flemáticas y complicadas relaciones sentimentales, hay detalles como los característicos libros de texto de cubierta amarilla, la fuerte oposición a la planta de energía nuclear del pueblo o las ridículas “toast hawai” tratadas como un manjar. Todo rezuma Alemania pura.
Detalles de cultura popular como la música, el idioma exótico y las actitudes con la que lo expresan los personajes resultan un componente atractivo más eficiente para enganchar a públicos de otros países que los mejores efectos especiales. El formato global de consumo que propone Netflix ofrece la posibilidad de disfrutar de algo que está realizado en La India, y que propone historias con ciertos elementos de su tradición integrados en géneros más familiares.
Hoy las series son un elemento clave de lo global, que une a personas de diferentes edades e intereses con acceso a producciones audiovisuales de muchos países, tradicionalmente más restringidas a un público más conectado con la cinefilia de pequeños circuitos, festivales y exposiciones internacionales. Pero no es solo ese factor, hay temas profundos de la serie que hablan del libre albedrío, que también transmiten la mentalidad filosófica teutónica.
El fin de los ciclos y la resolución
Las pistas para el esperado final de ‘Dark’ están integradas en el propio lema de la secta. El fin es el principio, el principio es el fin. Si en las dos primeras temporadas, la serie se dedica a explicar las conexiones de las cuatro familias y su relación en el espacio y el tiempo, la tercera abre las posibilidades con versiones alternativas. Durante los primeros 16 capítulos, se insiste en frases como "todo está conectado" pero su conclusión trata de explicar esas conexiones surgidas en los tres años de la serie.
La trama tiene en común, desde el principio, el hilo de Ariadne. Al comienzo vemos a Martha Nielsen interpretando una obra en la que ella es Ariadne, por lo que la temporada final aumenta su importancia en la resolución del problema del laberinto temporal creado por el viaje en el tiempo, y se resuelve si la secta creada por el misterioso Adam, Sic Mundus, tiene sentido. La temporada 3 de ‘Dark’ juega en paralelo a la primera, incluso con los mismos diálogos y eventos repetidos en el mundo especular adquiriendo un nuevo significado mientras se encamina a una conclusión que deja gran cantidad de cabos sueltos.
El último puñado de episodios, trata de llenar los vacíos del pasado pero es difícil satisfacer tantas cuestiones abiertas, sin embargo, su final es suficientemente definitivo y completo para ofrecer la gran culminación a la historia general que promete. Los ocho nuevos episodios son grandes y diferentes y conducen a una solución que opta por simplificar toda la complejidad que ha ido alimentando con cierta coherencia. Pese a que puede decepcionar, hay una visión de un gran plan cuyos creadores han tenido la inteligencia de no alargar, por lo que cada pieza encaja con precisión.
La clave Netflix, éxito de dos filos
Comentamos que la facilidad de acceso desde todo el mundo es un factor diferencial para que una serie como ‘Dark’ haya encontrado su público hasta convertirse en un auténtico fenómeno en redes sociales. Otros puntos positivos del impacto residen en el método de distribución de Netflix, de lanzar todos los episodios de una temporada juntos, para sus famosos maratones, un elemento que ayuda a las interacciones en redes, pero que, además, es importante en una serie en la que esperar una semana para el siguiente episodio puede hacer perder el hilo.
Netflix, además, cuida su producto y han estado atentos a la retroalimentación del interés, ofreciendo incluso una web específica para explicar y dar información de la serie y sus complicadas conexiones. Pero el elemento diferencial de ‘Dark’ es que tiene una factura por encima de la media de muchas otras series fantásticas de la plataforma que, si bien están cargadas de efectos especiales, cuando implican elementos de drama juvenil tienden a ser planas e intercambiables, por lo que, salvo casos como ‘Stranger Things’, el nivel a batir es flojo.
Entre toda la cantidad de producción hay de todo, claro, pero muchas series recientes de Netflix como ‘Locke and Key’, ‘Vampiros’, ‘Curon’ o incluso ‘La Monja guerrera’ (Warrrior Nun) todas de 2020, son ejercicios rutinarios que hacen que ‘Dark’ destaque sin demasiada dificultad y, esto, hoy por hoy, con más de 180 millones de suscripciones, y creciendo, hace que contenidos con calidad amplifiquen su importancia y resonancia crítica, porque la ubicuidad también crea una nueva necesidad de posicionarse, comentar y participar en el fenómeno. El tiempo dirá si se confirma su condición de clásico de la televisión.
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