Sin duda, es uno de los creadores del audiovisual de ciencia-ficción más relevantes del momento. El londinense Alex Garland ha paseado sus radicales visiones del futuro y sus reflexiones sobre la descomposición de la esencia misma de la humanidad por todo tipo de películas, series y libros. A veces como autor completo, a veces solo como guionista, pero siempre dejando algo de su impronta personal.
Sus preocupaciones sobre la evolución íntima de la especie las hace, además, con las herramientas que le brindan los géneros (del thriller al terror, pasando por las muchas etiquetas comerciales bajo las que muta la ciencia-ficción -de la más metafísica y literaria a las distopías de acción explosiva o la exploración espacial-). Esa capacidad le convierte en un autor que puede presumir de una buena cantidad de éxitos de taquilla sin perder sus rasgos personales o el prestigio crítico.
Revisamos algunas de sus películas y creaciones más notables, de sus primeros pasos como novelista y guionista de género a su eclosión como autor total en películas como 'Ex-Machina' o, recientemente, la serie 'Devs'. Estos son algunos de los mundos de Alex Garland.
Principios literarios
Es significativo que el primer éxito literario de Garland se moviera fuera de los cauces estrictos de la ciencia-ficción, y que se convirtiera en un best-seller que además fue adaptado con notable éxito a la gran pantalla. Garland debutó en 1996 con la novela 'La playa', escrita con solo 26 años, después de haber sido criado en una buena familia de Londres y haber crecido rodeado de cultura y sin mayores preocupaciones.
'La playa', de hecho, es una aventura protagonizada por un jovenzuelo muy del primer mundo que se mueve como mochilero por Tailandia. Será allí donde descubra una playa virgen donde se ha instalado una microsociedad de jóvenes viajeros como él, que viven en una utopía paradisiaca. La orgía subsiguiente de drogas, alucinaciones y metáforas sobre el funcionamiento de la sociedad, como un 'El señor de las moscas' psicodélico, se convirtió en un éxito editorial traducido a 25 idiomas con el que el mismo Garland declara no sentirse cien por cien satisfecho, algo lógico tratándose de una primera novela.
La adaptación, una floja superproducción firmada por Danny Boyle y protagonizada por Leonardo Dicaprio, sufría de los mismos problemas en su tercio final que el libro, pero a Boyle le agradó el punto de vista de Garland. Juntos colaborarían en '28 días después', la película que lanzó al estrellato la idea de "no son zombis, son infectados", y de muertos vivientes que corren a toda velocidad. La película fue un éxito de taquilla de tal calibre que generaría imitaciones tan notables como el remake de 'El amanecer de los muertos' y renovaría la imaginería zombi para el nuevo siglo.
Antes de eso, Garland escribiría otra novela, también fuera del género, aunque lo tocaba tangencialmente desde su título: 'The Tesseract' es una historia gangsteril ambientada en Manila, pero el Teseracto del título es una metáfora de cómo los personajes son incapaces de comprender las fuerzas íntimas e invisibles que conducen sus vidas. Años más tarde, en 2007 y con su carrera cinematográfica ya encaminada, publicaría una tercera novela, ésta publicada en español bajo el título 'En coma', una historia onírica y experimental que juguetea con el terror y la fantasía, pero moviéndose en el terreno del drama psicológico y la exploración de los sueños.
También es reseñable fuera del ámbito del cine el interesantísimo guión de Garland para un videojuego de Playstation 3, 'Enslaved', de 2010, que pasó bajo el radar en su día (de hecho, sus flojos resultados comerciales hicieron desistir de una idea de secuela). Ambientada 150 años en un futuro post-apocalíptico, cuenta un largo viaje en el que el jugador debe controlar a la parte con músculo de una pareja que combina sus habilidades para sobrevivir. Con un aire al mítico 'Ico', Garland arrancó como argumentista, pero pronto se vio implicado en el diseño de las mecánicas para conseguir que juego y argumento quedaran bien alambicados.
Los guiones de Garland: infectados, soles moribundos y jueces del futuro
Pero volvamos a '28 días después' revelación para Garland (y para Danny Boyle, que desde su 'Trainspotting' iba accediendo a presupuestos más holgados que acabarían cuajando a nivel de respetabilidad en 'Slumdog Millionaire', a finales de década) que dejó bien clara su pericia a las teclas. Algún concepto arriesgado (la reformulación del zombi clásico, con infectados runners, inspirándose en clásicos de serie B como 'El regreso de los muertos vivientes', 'Lifeforce' y la hispano-italiana 'La invasión de los zombis atómicos') y un excelente pulso para crear tensión y terror con elementos mínimos (ese ya icónico arranque con Londres abandonado) dejaban claro qué esperar de Garland.
Cinco años después, en 2007, llegaría el guión de 'Sunshine', también dirigida por Danny Boyle. Se trata de una infravalorada pieza de ciencia-ficción espacial, con momentos de potente abstracción y que en cierto modo trazan una línea invisible hacia 'Aniquilación'. Con ciertos aires a 'Solaris', pero también a explotaciones como la cada vez más reivindicable 'Horizonte final', 'Sunshine' cuenta cómo un grupo de astronautas se dirigen hacia nuestro moribundo sol con la intención de "reactivarlo". El proceso de producción exigió nada menos que 35 borradores de guión y una larga preproducción para darle verosimilitud científica. Sin embargo, lo mejor de la película está en su atmósfera misteriosa, casi mística, rarísima en una pieza de cine comercial como esta.
Más singular es 'Nunca me abandones', una distopía británica muy poco estridente pero que en cierto sentido conecta con clásicos como 'Blade Runner', y basada en una aclamada novela de Kazuo Ishiguro, autor de 'Lo que queda del día'. En ella se plantea un futuro muy cercano en el que se cría a clones para que sirvan como donantes de órganos décadas después. Entre tres de ellos (Carey Mulligan, Keira Knightley, Andrew Garfield) se establecerá un triángulo romántico que sobrevivirá a lo largo de los años. Una apacible historia donde la ciencia-ficción solo es un refuerzo para un drama romántico que reviste menos interés que otras películas de Garland al no partir de una historia suya.
Tampoco es suya la hstoria original de 'Dredd', pero aquí Garland sí que supo apropiarse de ella. El Juez Dredd es un personaje de cómic nacido en 1979 y que ya tuvo una película protagonizada por Stallone en 1995, que fallaba al no saber replicar al antihéroe original, un representante de la ley del futuro que aglutina los cargos de juez, jurado y ejecutor. Garland, como buen británico, sí entendió la potente sátira que escondía el concepto, sin por ello olvidar que estaba ante una potente historia de acción. Además, redujo la ubicación a un solo espacio, algo habitual en sus guiones. El resultado es una de las adaptaciones de cualquier cómic al cine más fieles que se han visto.
El cine de Alex Garland: IAs, desarrolladores y otras aniquilaciones
El siguiente paso de Garland en el cine fue el de dirigir sus propios guiones. La oportunidad se la dio Scott Rudin, productor de películas como 'La red social' o 'El show de Truman', y que puso a su disposición los medios para llevar a cabo 'Ex Machina'. De nuevo encontramos, en esta reflexión sobre las inteligencias artificiales, algunos temas recurrentes de Garland: un espacio cerrado, pocos personajes, y la tecnología como liberación y, a la vez, trampa para la especie humana.
El argumento, que oscila entre la ciencia-ficción literaria, abstracta, la sátira del mundo de las corporaciones tecnológicas y el thriller de suspense (es decir, lo mismo que 'Devs'), cuenta cómo un programador (Domhnall Gleeson) acude a la residencia privada de su CEO (Oscar Isaac) para aplicar el text de turing a una IA (Alicia Vikander). Son los únicos elementos (más otra IA, Sonoya Mizuno, futura protagonista de 'Devs') que necesita Garland para plantear una profunda reflexión sobre nuestra unión con la tecnología, cómo esta modela nuestras vidas y dónde está la diferencia entre el progreso y el egoísmo individual. Excelentes interpretaciones, ambientación y efectos para una película esencial de la ci-fi moderna.
Su segundo largometraje, 'Aniquilación', sería algo más controvertido, y pasó por un auténtico infierno en toda su etapa de edición y distribución por las presiones de Paramount, que quería que Garland la simplificara e hiciera más comercial. Se basó en una obra ajena, la primera de una trilogía de novelas de Jeff VanderMeer, publicada en 2014, y contaba cómo un grupo formado por varias científicas se tienen que adentrar en una región de la Tierra con leyes físicas propias. La anterior expedición se saldó con un único superviviente, el marido de la protagonista (Natalie Portman), que volvió completamente cambiado del viaje.
Se trata de la película más inclasificable de la filmografía de Garland, una pieza insólita que en ocasiones recuerda al clásico de la ciencia-ficción soviética 'Stalker' y el libro que la inspira, 'Picnic junto al camino', y otras veces retrotrae a los horrores abstractos, alienígenas e inabarcables de Lovecraft, como el cuento 'El color caído del espacio'. En cualquier caso, la película sufrió una carrera comercial accidentada, estrenándose directamente en Netflix tras el rechazo de Paramount, y cosechando una notable incomprensión crítica. Se trata de una película difícil, de ritmo irregular, pero de una imaginería interesantísima, y sobre todo, muy valiente.
La filmografía de Garland termina, de momento, con 'Devs', un sensacional thriller de metafísica hi-tech que escribió y dirigió para Hulu, y que a nosotros nos llegó a través de HBO. De nuevo opta por la mezcolanza de géneros, y retoma elementos de algunas obras suyas anteriores, especialmente 'Ex Machina', ya que aquí volvemos a indagar en una visión mesiánica: si era la de Oscar Isaac en aquella, aquí es la de Nick Offerman, dueño de una empresa tecnológica que ha dado con un descubrimiento que podría literalmente cambiar nuestra percepción de la realidad.
Sin dejar nunca de lado el concepto inicial ni el ritmo de thriller que sale del punto de partida de "el novio de la protagonista ha desaparecido misteriosamente, qué le ha sucedido", 'Devs' entra a veces en terrenos de puro existencialismo teórico. Garland, por suerte, sabe cómo combinar discursos sobre física cuántica y secuencias de suspense, acción y espionaje. El resultado da para un artículo desarrollando solo las teorías que sostienen la serie, pero también como perfecto ejemplo de cómo ha renovado Garland el mundo de la ciencia-ficción audiovisual, a veces demasiado atenta a la épica y no demasiado a los agujeros negros más íntimos e insondables.
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