'Devs': la serie de ciencia-ficción más sugerente del momento está a medio camino entre 'Ex Machina' y 'Silicon Valley'

Alex Garland es, quizás, el talento más inclasificable e impredecible de la ciencia-ficción actual, pese a que tiene unos rasgos definitorios bien claros: su obsesión con el transhumanismo y con la tecnología aplicada a conocernos a nosotros mismos de formas que no aún no hemos empezado ni a concebir se mezcla con un profundo conocimiento de los resortes del género. Es eso lo que le permite escribir y dirigir una película como 'Aniquilación', que bebe de la ci-fi netafísica de Tarkovsky y, a la vez, firmar los guiones de pepinazos de acción y tensión como '28 días después' o 'Dredd'.

Y aunque nos gusta muchísimo el Garland más verbenero y mercenario, el que escribe para otros películas como las dos últimas, o la revinidicable 'Sunshine' (si 'Aniquilación' es su 'Stalker', esta es su 'Solaris'... después de un atracón de 'Horizonte final'), sus constantes autorales más interesantes son las que brotan en las películas dirigidas por él. A la citada 'Aniquilación' se suma la soberbia 'Ex Machina' y ahora, 'Devs', que actualmente emite HBO y sobre la que ha tenido control absoluto, dirigiendo, escribiendo y produciendo todos los episodios.

Actualmente la serie va por su capítulo número 5 (de 8), y está encarando su tramo final. Pero independientemente de qué derroteros tome su argumento en el final, ya podemos asegurar que se trata de una de las piezas de ciencia-ficción más exquisitas y personales del año, una pequeña maravilla televisiva de la que te vamos a contar algunas claves. Vamos a intentar esquivar los spoilers, pero estos son inevitables, así que si quieres llegar impoluto a la serie, corre a ver esos cinco capítulos, y vuelve cuando la tengas digerida.

'Devs': crimen entre desarrolladores informáticos

Afín a la devoción de Garland por mezclar géneros, Devs arranca como un 'quién lo hizo' a lo Agatha Christie en el entorno de un estudio de programación. A Sergei, programador, le surge la oportunidad de entrar a una sección de su empresa que todos conocen, pero en la que nadie sabe qué se prepara. Se llama Devs, y Sergei conoce allí al CEO de la compañía, el taciturno Forest (Nick Offerman). Pero Sergei no vuelve a su casa esa noche y su novia -también asalariada de la oscura sociedad-, Lily (Sonoya Mizuno), decide investigar.

Lo que arranca como una investigación acerca de qué le ha pasado a Sergei (algo que, a grandes rasgos, el espectador sabe desde el primer momento), pronto se convierte en un "qué demonios pasa dentro de Devs". Y también se desvela rápidamente, porque a diferencia de series como 'Westworld' o 'Watchmen', mucho más ambiciosas pero también más pendientes de los típicos cliffhangers episódicos, 'Devs' no se fundamenta en misterios argumentales, sino que se recrea en la fascinante idea secreta que se cocina en el seno de la empresa.

Sin entrar en más detalles de los necesarios, es una cuestión relacionada con física cuántica, y en cómo lo que entendemos actualmente como el fluir de la vida puede cambiar radicalmente. Como en 'Ex Machina', hay un genio intelectual (allí el creador de la fascinante IA, interpretado por Oscar Isaac, aquí el CEO de Devs) que quiere de algún modo beneficiarse de un descubrimiento que podría hacer bien a la humanidad, y eso nos sumerge en una espiral de engaños y mentiras absoluramente fascinante, porque los elementos más mundanos (lo que Devs roba del thriller y el drama romántico) se ven condicionados por la distorsión de la realidad tal y como la conocemos.

Es bajo esos supuestos como se llega al episodio más fascinante de todos, el quinto, una fascinante pieza de orfebrería narrativa en la que no solo se indaga en la propuesta de ese dichoso "qué están haciendo en Devs", sino que se reflexiona sobre cómo se cuentan las cosas en televisión y por qué, hasta qué punto muchas de las fórmulas que tenemos asimiladas son pura mecánica. Física cuántica aplicada a los resortes de la ficción. Casi nada, y sin que Garland pierda de vista en ningún momento, como buen narrador de historias, que aquí está para emocionar, impactar y hacer reflexionar.

Eso lo consigue, aparte de con trucos de otros géneros, con unos personajes excelentemente escritos e interpretados. Por encima de todos brilla Nick Offerman, que se desembaraza fácilmente de su Ron Swanson de 'Parks & Recreation' y nos brinda un confabulador tecnológico que, como decimos, tiene mucho del Oscar Isaac de 'Ex Machina', pero con un trasfondo trágico. Ese trasfondo es el que inspira la mejor secuencia de la serie hasta el momento, también en el episodio 5.

No es el único: la protagonista, interpretada por la semidesconocida Sonoya Mizuno (ha salido en todas las demás películas de Garland), es perfecta para un papel que exige una mezcla muy especial de resolución casi suicida y fragilidad fuera de control. Es, quizás, el personaje más humano de todos los que ha escrito Garland en su filmografía, porque por primera vez en su cine la fuerza de voluntad no es suficiente para sobreponerse a una situación que amenaza con desgarrar la misma textura de la realidad.

Aún queda afontar el último tramo de la serie: determinados elementos que se apuntaron (relacionados, curiosamente, con eventos históricos muy específicos) han quedado en el aire y es posible que no se retomen. Como tampoco es posible que se retome la justificación lógica de qué está sucediendo en el departamento Devs, después de la nada aclaratoria secuencia del ratón que está muerto y no está muerto (y donde Garland parece decir al espectador "toma, para que preguntes"). Todo parece apuntar a que el guionista y director se centrará en los personajes y su evolución, habiendo planteado ya un entorno fascinante y unas motivaciones que son pura ciencia-ficción literaria. Unos mimbres perfectos para una de las series del año.

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