A las salas de cine IMAX y con certificación THX les ha salido un rival «duro de pelar». Las primeras salas de exhibición Dolby Cinema ya están listas, y, aunque aún son escasas (por el momento solo hay siete en el mundo), es probable que se incrementen rápidamente porque la compañía estadounidense ha conseguido el respaldo de algunas de las empresas de exhibición más importantes, como AMC, JT Bioscopen o Cineplexx. En España la primera sala Dolby Cinema aterrizará de la mano de Cinesa, en el centro comercial La Maquinista, en Barcelona.
Todo esto está muy bien, pero es evidente que lo que nos importa a los usuarios es si realmente esta tecnología aporta algo nuevo a la experiencia que nos ofrecen desde hace tiempo las salas IMAX y las que cuentan con la certificación THX. Afortunadamente, hemos tenido la oportunidad de asistir a la inauguración de la sala Dolby Cinema que hace pocas semanas estrenó en Hilversum (Holanda) la compañía JT Bioscopen. Y lo cierto es que la experiencia merece la pena. Aquí tenéis todos los detalles.
¿Qué es Dolby Cinema?
Cuando vamos al cine nuestra experiencia está condicionada por tres factores esenciales: la calidad de imagen, la calidad de sonido y la propia sala. Si la calidad de imagen y sonido global de una sala de exhibición es fantástica, pero resulta que nos hemos pasado toda la película cambiando de postura porque nuestra butaca es incómoda y hay poca distancia entre filas, nuestra experiencia se resentirá mucho. Por esta razón, el sistema Dolby Cinema está vertebrado alrededor de tres pilares esenciales: Dolby Atmos, que se encarga del sonido; Dolby Vision, que se responsabiliza de las imágenes, y el diseño de la propia sala.
Como os hemos explicado en otros posts, la principal cualidad de Dolby Atmos es que es capaz de ofrecernos un sonido envolvente con una capacidad de posicionamiento de las fuentes de sonido muy precisa y una coherencia espacial total. Esto es posible gracias, sobre todo, a dos innovaciones: la colocación de cajas acústicas en el techo de la sala y un sistema de procesado del sonido que libera a los ingenieros que participan en la creación de las bandas sonoras de la necesidad de trabajar con canales, permitiéndoles operar con objetos que pueden desplazarse por el espacio acústico de la sala con una libertad casi total.
Dolby Vision, por su parte, recurre a la proyección de las imágenes a través de uno o dos proyectores láser (se utilizan dos en las proyecciones tridimensionales) con resolución 4K. Sin embargo, como veremos un poco más adelante en este mismo post, esta es solo la punta del iceberg. Y en lo que concierne al diseño de la sala de exhibición Dolby no solo se preocupa de que su interior tenga el color apropiado, habitualmente negro mate, para que no se produzcan reflejos indeseados que pueden molestar a los espectadores, sino también de que no aparezcan ondas de sonido estacionarias y reverberaciones que pueden echar por tierra el trabajo realizado por Dolby Atmos.
Para lograr este último propósito los ingenieros de la compañía californiana suelen recurrir a salas irregulares y con paredes que huyen de las superficies planas, una estrategia que lleva muchos años confirmando su validez a la hora de diseñar cajas acústicas, cuyo recinto puede ser comparado en cierta medida con el interior de una sala de cine. Pero esto no es todo. Antes de otorgar la certificación Dolby Cinema a una sala también comprueban que la distancia entre las filas y la ergonomía de las butacas son las adecuadas para proporcionar una experiencia satisfactoria a los espectadores.
Esto es lo que nos ofrece Atmos
A la tecnología Dolby Atmos le dedicamos un post muy extenso no hace mucho, por lo que si queréis conocer todos los detalles acerca de esta innovación os invitamos a leerlo. No obstante, merece la pena que resumamos brevemente qué nos ofrece para que no os veáis obligados a leer el otro post si no necesitáis conocer esta tecnología con demasiado detalle.
Atmos es capaz de administrar el sonido de un máximo de 64 canales independientes, pero lo realmente importante es que pone a nuestra disposición un número virtualmente infinito de ellos porque, como he mencionado unas líneas más arriba, no trabaja con canales, sino con objetos. Podemos contemplar cada objeto como una fuente puntual que tiene la capacidad de emitir sonido. Pero lo realmente llamativo es que cuando diseñan la banda sonora de una película, los técnicos no tienen que preocuparse por enviar cada sonido a un canal; pueden desplazar cada uno de los objetos con una libertad prácticamente total por todo el espacio de la sala de cine.
Dolby Atmos puede administrar hasta 64 canales independientes, pero pone a nuestra disposición un número virtualmente infinito de ellos
Esto significa, sencillamente, que los espectadores percibimos un sonido mucho más envolvente y tridimensional que el ofrecido por los sistemas de audio multicanal convencionales. Además, podemos escuchar sonidos con una ubicación variable en altura, por encima de nuestras cabezas, y cuando un determinado sonido se desplaza por la sala su continuidad es total porque el procesado realizado por Atmos consigue que no percibamos el salto que se produce a medida que lo van reproduciendo las distintas cajas acústicas diseminadas por toda la sala de cine.
Pero esto no es todo. Atmos también ofrece a los cineastas la posibilidad de encaminar sonidos a un altavoz concreto, de manera que el mezclador pueda eliminar los artefactos que aparecen cuando un sonido es reproducido por un grupo de altavoces. ¿Qué ventaja tiene esto para los espectadores? Pues, sencillamente, nos ofrece un sonido con un timbre más preciso, y, por tanto, más realista. Antes de concluir este apartado, un apunte interesante: Atmos no está disponible solo en las salas de cine; también lo está desde hace tiempo en las instalaciones domésticas.
Dolby Vision: imágenes espectaculares
El núcleo de la experiencia Dolby Vision en las salas de cine es el proyector, que, como os he anticipado unas líneas más arriba, utiliza tecnología láser y tiene resolución 4K. La unidad instalada en la sala Dolby Cinema de JT Bioscopen en Hilversum (Holanda) en la que estuve hace unas semanas era un proyector Christie de última hornada que no solo era láser y 4K, sino también compatible con las tecnologías HDR y HFR. Sus especificaciones, sobre el papel, son espectaculares. Su nivel máximo de brillo alcanza los 31 pies-Lambert en contenidos Dolby Vision 2D, y los 14 pies-Lambert en proyecciones 3D, dos cifras claramente superiores a las habituales en otros sistemas. Además, su contraste, en el que tiene mucho que decir la utilización de la tecnología de proyección láser, alcanza una tasa real de 1.000.000:1. Pero esto son tan solo cifras.
Para demostrarnos in situ qué nos ofrece Dolby Cinema, los responsables de Dolby nos propusieron ver «Del revés», la última película de Pixar, que ha sido producida para sacar partido a esta tecnología. La verdad es que la elección de una película de animación (aunque he de confesar que el filme de Pete Docter y Ronaldo Del Carmen me entusiasmó) no me parece la idónea porque no permite apreciar las posibilidades que ofrece Dolby Vision en parámetros como el nivel de detalle en zonas oscuras o el detalle global de las imágenes. No obstante, durante la proyección me quedó muy claro que el proyector de Christie es capaz de restituir una gama cromática más amplia de lo habitual.
Afortunadamente, la demostración no consistió únicamente en la proyección de «Del revés». Uno de los ingenieros de Dolby diseñó una prueba que nos permitió comprobar el contraste real que ofrece Dolby Vision, y tengo que reconocerlo: me quedé patidifuso. Lo primero que hizo fue proyectar sobre la descomunal pantalla de la sala de JT Bioscopen una imagen completamente negra. Lo asombroso es que en ese instante una oscuridad total inundó la sala de cine. No se veía absolutamente nada, pero el proyector estaba encendido, y proyectando.
El ingeniero estaba de pie, a un metro de la base de la pantalla de proyección, y no se le veía a él, ni su sombra sobre la pantalla. Cuando se ejecuta esta misma prueba utilizando un proyector profesional convencional siempre hay un remanente de luz que impide alcanzar semejante nivel de negro. Y, además, si alguien se coloca delante de la pantalla es posible apreciar su sombra proyectada sobre esta porque el negro de la sombra es más profundo que el negro que genera el proyector. Pero lo que nos estaba ofreciendo el equipo Dolby Vision era un negro absoluto que nos impedía ver la sombra proyectada por el cuerpo del propio ingeniero al bloquear la luz que procedía del proyector.
La siguiente prueba no hizo otra cosa que incrementar mi asombro. De repente en el centro de la pantalla apareció un círculo de color blanco. Pero no era un círculo blanco cualquiera. La intensidad del blanco era tal que al principio todos los periodistas que estábamos allí tuvimos que guiñar un poco los ojos. Y, por supuesto, el resto de la pantalla seguía ofreciéndonos el mismo negro profundo que habíamos disfrutado unos segundos antes. Hasta ahora nunca he visto un dispositivo de imagen con una tasa de contraste similar a esta. Impresionante.
Algo interesante que merece la pena que tengamos en cuenta es que Dolby Vision no es una tecnología ideada únicamente para las salas de cine. Dolby está trabajando con algunos fabricantes de televisores para colocar en el mercado productos que nos ofrezcan una gama cromática, un brillo y un contraste mayores de lo habitual en otras teles, así como una compatibilidad total con los contenidos HDR. Y, al parecer, una de las primeras marcas que lanzará estos nuevos televisores con Dolby Vision será Vizio, que ya enseñó algo de lo que tiene entre manos durante la última edición del CES, que se celebró en Las Vegas a principios del pasado mes de enero.
Sí, Dolby Cinema merece la pena
La experiencia que nos ofrecen las salas de cine con certificación Dolby Cinema es de las que marcan. Dolby Atmos nos sumerge en un sonido muy detallado y con una capacidad de inmersión muy lograda, y la calidad global de las imágenes proyectadas por un equipo Dolby Vision es espectacular. Pero lo realmente importante es que cuando se combinan estas tecnologías los espectadores nos metemos en la trama de una forma más plena y experimentamos las emociones que el director de la película pretende despertar en nosotros con más intensidad. En definitiva, disfrutamos más.
Pero todo esto tiene un precio. Y es que para acceder a una de las salas Dolby Cinema que ya están operativas tenemos que pagar un precio un poco más alto por la entrada. Es comprensible que las empresas de exhibición necesiten amortizar la inversión realizada en las instalaciones, que seguro que es considerable, pero esto puede provocar que muchos espectadores se lo piensen dos veces si se ven obligados a pagar un precio más alto por cada entrada. Probablemente lo más razonable es dar una oportunidad a Dolby Cinema y después que cada uno valore si la experiencia que le ofrecen estas instalaciones compensa el sobreprecio. Yo estoy dispuesto a pagar un poco más por la entrada, aunque esto puede provocar que a la larga la frecuencia con la que voy al cine se reduzca un poco.
En cualquier caso, en España tendremos que esperar hasta finales de 2015 para tener la primera sala Dolby Cinema, que, como os he adelantado antes, estará alojada en el complejo que Cinesa tiene en La Maquinista, en Barcelona. Mientras tanto podemos seguir disfrutando las cada vez más numerosas salas con sonido Dolby Atmos diseminadas por todo el país, y, por supuesto, también las instalaciones IMAX y las que tienen la certificación THX. Así sí da gusto ir al cine.
Más información | Dolby
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