"La prueba es mostrarte que es un robot, y ver si aún crees que tiene consciencia."
En general, los elementos de ciencia-ficción suelen servir en el cine como excusa para dar rienda suelta a espectáculos cargados de acción y efectos visuales, no obstante, de vez en cuando surge una película que realmente intenta exprimir las posibilidades del género y decir algo acerca del mundo que vivimos. Por cuestiones de mercado, han coincidido en cartelera dos propuestas sobre inteligencia artificial que representan los mejores ejemplos de estos enfoques tan diversos.
Por un lado, 'Vengadores 2: La era de Ultrón' presenta a un malvado robot que quiere arrasar el planeta, librando una batalla contra un grupo de superhéroes; evasión pura y dura, ideal para acomodarse en la butaca y comer palomitas. La otra es 'Ex Machina', un thriller psicológico con prácticamente tres personajes y un escenario, que invita a reflexionar al espectador y le desafía a encajar todas las piezas para descubrir qué ocurre en pantalla; un puzle cinematográfico. Ambos recomendables, vamos a hablar del film que no debes dejar pasar.
Un enigma fascinante
Hay una cuestión en la que muchos realizadores meten la pata cuando intentan narrar una historia: el punto de vista. Es algo muy simple y, sin embargo, la mayoría parece incapaz de entenderlo. Básicamente, tienes que dar la información justa y adecuada al espectador para sumergirlo en la ficción que le estás proponiendo, y si la intención es que siga a un personaje, ya sea principal o secundario, la camara debe estar pegada a él. Es uno de los muchos aciertos de Alex Garland con 'Ex Machina', su sorprendente debut como director.
Empezamos conociendo a Caleb (Domhnall Gleeson), un joven programador que trabaja en una multinacional similar a Google, afortunado ganador de un concurso interno que consiste en pasar una semana junto al presidente de la compañía. La cámara sigue a Caleb a bordo de un helicóptero y luego a pie, para que compartamos su asombro ante el lugar en el que vive su jefe, encontrándose aislado del mundo en una especie de paraíso prohibido para el resto de la humanidad.
Caleb accede a una mansión-búnker con un férreo sistema de seguridad donde reside Nathan (Oscar Isaac), que sorprende desde su primera aparición con una entrada agresiva y un look intimidante, sudando tras una práctica de boxeo, en acertado contraste con su rol de genio multimillonario (detallazo el Pollock en su habitación, da pie a uno de los mejores diálogos del film). De entrada ya dice algo sobre la personalidad de este hombre solitario atormentado por... dejémoslo ahí. El secretismo, su obsesión por el control, las borracheras, ese baile con la empleada... pistas.
Por supuesto, no sabemos tanto como el maestro pero vamos un paso por delante de la marioneta; nos sentamos con información previa y es posible que algunos hayáis visto el tráiler distribuido por Universal, donde muestran giros importantes de la trama. En cualquier caso, incluso para el espectador más ingenuo, resulta evidente que Caleb no ha viajado hasta allí para tomar unas cervezas con Nathan. En otro acierto del director, el propósito es desvelado muy pronto: participar en un experimento para determinar si una máquina posee inteligencia.
'Ex Machina': el excitante y peligroso reto de crear inteligencia
No quiero contar mucho porque 'Ex Machina' es de esas películas-rompecabezas que disfrutas más cuanto menos sabes, pero a estas alturas sería absurdo por mi parte no sacar a colación al robot femenino sobre el que gira la historia. Una vez que Caleb acepta colaborar con este moderno doctor Frankenstein, entra en escena su gran creación, Ava (Alicia Vikander), a quien el primero debe evaluar a través de unas entrevistas. Como habréis notado, Ava tiene cierto encanto y no es casual...
Para el autor de la película, Alex Garland (experimentado guionista, colaborador de Danny Boyle), la clave es que el público conecte con el robot, que sienta empatía, comprendiendo por qué Caleb comienza a preocuparse por su situación. Al fin y al cabo, es una máquina, una cosa, sin derechos ni libertades, a merced de su creador. Durante las conversaciones entre los protagonistas, el cineasta nos anima a reflexionar sobre la naturaleza del ser humano y la conciencia; Caleb llega a plantearse si hay diferencia entre su existencia y la de la máquina.
Del mismo modo, Garland explora los apasionantes pero también peligrosos retos de crear entes con inteligencia. Nathan llega a decir: "Un día nos mirarán como si fuésemos simios condenados a la extinción". No son pocos los científicos que han alertado sobre este riesgo, temiendo las posibilidades de un ordenador cuyo "cerebro" superaría al de sus creadores, y conciente de su diferencia, pudiera temer por su supervivencia y reproducirse o defenderse de manera catastrófica para el ser humano.
A veces parece que Nathan es el alter ego del director mientras Caleb representa al público, ingenuo y curioso, hambriento de emociones, atento a cada plano, intentando anticiparse a lo que va a ocurrir. Garland maneja con habilidad al espectador. Desvela solamente la información que necesita en cada momento y le manipula/engaña con talento, firmando una efectiva y muy elegante puesta en escena a partir de un ingenioso guion (quizá forzado en su tramo final, con algunas acciones poco creíbles, necesarias para el desenlace que busca) enriquecido por un increíble acabado visual.
Brilla también el sorprendente novato con la dirección de actores, sacando lo mejor de sus tres estrellas (dos de ellas curiosamente comparten créditos también en 'Star Wars VII'). A diferencia de 'Vengadores 2', 'Ex Machina' no pretende arrasar en taquilla, su intención es quedarse en tu cabeza. Si te encanta la ciencia-ficción, o el cine en general, no te puedes perder esta película.
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