'Y: The Last Man' se convirtió en poco tiempo e uno de los grandes éxitos de la prestigiosa línea Vertigo de DC, que vio nacer a personajes como 'Sandman' o 'Hellblazer', y que durante un tiempo publicó lo mejorcito del cómic independiente-pero-asimilable-por-el-público-mayoritario de Estados Unidos. El secreto de esta serie estaba en un planteamiento post-apocalíptico con un gancho muy jugoso en su concepto: ¿y si el fin del mundo supusiera la muerte de todos los hombres (salvo el protagonista)?
Adelantándose solo un año a otro revolucionario cómic sobre el desmoronamiento de la civilización, 'The Walking Dead', 'Y: The Last Man' usaba ese punto de partida, paradójicamente, para hablar... sobre hombres. Los únicos personajes que estaban, literalmente, muertos (salvo uno). La serie de Brian K. Vaughan y la dibujante Pia Guerra era todo lo trepidante y divertida como cabía esperar, pero en más de un aspecto su propuesta ha quedado algo anticuada.
El cómic original se las arregla para que el trayecto del protagonista sea el núcleo de la acción, y todas las mujeres que se encuentra (¡literalmente, el resto del mundo!) basen sus actos y sus emociones en base a un perdedor que, sin quererlo, es capaz de hacer que las lesbianas se planteen cosas. Insisto: 'Y: The Last Man' no es un mal cómic, pero hay cosas que tiene más lógica contarlas desde otro punto de vista.
En la serie de FX que ahora estrena Disney+, la narrativa se actualiza completamente, y se toma la decisión lógica: contar las historias de las mujeres supervivientes con las que se va a encontrar el protagonista, para que se enriquezcan mutuamente. En ese sentido, la serie funciona a la perfección debido al buen ojo de la responsable de los guiones, Eliza Clark, trabajando con un equipo íntegramente femenino. El resultado no es un producto radicalmente feminista, pero sirve para poner sobre la mesa cómo el original era misógino en un sentido algo perverso.
La misma historia, distintos puntos de vista
Quienes busquen aquí la bienhumorada, muy despreocupada aventura post-apocalíptica de 'Y: The Last Man', se van a encontrar un ritmo más lento, unos personajes más profundos, pero un concepto igual de potente. Solo que aquí, al prestarse más atención a los personajes femeninos, el protagonista queda retratado en su demoledora vanidad (la discusión con su novia en el primer capítulo es bochorno de ego masculino en estado puro -y muy divertido-) y muchos de los personajes del cómic original ven como su interés para el espectador se catapulta.
El caso más claro es el de la agente secreto 355, que aquí ve cómo su supermisión a lo James Bond de los comics se reduce a un mucho más mundano y traicionero tejemaneje con una bomba y unos supremacistas blancos. Con este arranque no solo tenemos un retrato más certero de su personalidad, sino que entendemos mejor hasta qué punto se convierte en un fantasma cuando mueren las dos únicas personas que sabían de su existencia (su jefe y el presidente).
Está claro que una serie que se toma los preámbulos con tanta calma no va a encontrar a su público de la noche a la mañana. Los primeros episodios que han llegado a Disney+ parecen solo el punto de partida de la historia, y es cierto que los tramos que se desarrollan en torno a la senadora que se convierte en presidenta de facto y que es madre de una jugosa pareja de perdedores a veces son algo morosos y lastran el ritmo.
El arranque de la serie, no obstante, es prometedor. El cambio de tono y el foco en las mujeres es mucho más apropiado que en el cómic, que a ratos parece una obra con el mismo argumento, pero con un punto de vista diametralmente opuesto. Si cuando empiece el apocalipsis se refuerzan las historias de Yorick, el último hombre, y la agente 355, 'Y: The Last Man' puede convertirse en una potente historia de supervivencia y ciencia-ficción
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