Hemos visto 'Joker: Folie á Deux'. Ya podemos responder a la pregunta de por qué demonios es un musical

Una secuela absolutamente impredecible, y que va a irritar a más de un fan de la primera parte

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La primera 'Joker' no cayó en gracia a todo el mundo, pese a su descomunal éxito y su éxito en la temporada de premios. A mí mismo, sin ir más lejos, me pareció un remedo torpe y confuso de un par de películas de Scorsese con las que resultaba incomparable y que además mandaba un mensaje turbio, ambiguo y un pelín tibio sobre la masculinidad incel y las enfermedades mentales. Pero creo que todos levantamos la ceja con incredulidad cuando se supo que la secuela sería un musical. Bueno, izamos la bandera blanca. Al menos, tenía nuestra curiosidad.

Lo que no era muy buena señal era las reticencias de Todd Phillips a calificarla como "musical" y los rodeos de Lady Gaga para esquivar la definición ("No es un musical al uso, es diferente. La música da a los personajes una manera de expresar lo que no alcanzan a decir con los diálogos", es decir, un musical de toda la vida). La única explicación que encuentro para tantos paños calientes es que tengan miedo de que los fans de la aproximación cruda a la violencia de la primera entrega tengan prejuicios contra el género. Para bien o para mal, en cualquier caso, estamos ante un musical con todas las letras.

¿Pero cuál es el motivo? ¿Por qué esta decisión que, aparentemente, se distancia de la textura más cruda 'Joker'? La definición de Lady Gaga no está desencaminada (aunque, sí, esté describiendo un musical): los personajes utilizan las canciones para entrar en una especie de estados oníricos donde pueden expresarse con mayor libertad y comunicar sentimientos que les están vedados en el mundo real. Los números musicales a veces son metáforas del acercamiento entre Joker y Harley, en otras ocasiones son fugas abasolutas de la realidad que solo están en la cabeza de uno de ellos.

La pregunta obvia es si el invento funciona. Por desgracia, no demasiado: las canciones son un añadido que no aporta gran cosa a una trama que se podía haber contado perfectamente sin las canciones (que además son en todos los casos versiones tremendamente inferiores a los originales). Sí, de acuerdo, nos brinda secuencias que no tendrían sentido con una puesta en escena realista, pero eso es solo un ingrediente extra.

¡Jóker noche!

La elección de la música está lejos de ser complaciente o recurrir a temas conocidos por todos los públicos, como sucedería en un remedo de 'Moulin Rouge', que es a lo que parecía en principio que apuntaba la película. Hay algún tema de los Bee gees, el mítico 'Close to You' de los Carpenters, 'Ne Me Quitte pas' de Jacques Brel o 'For Once in My Life' de Stevie Wonder, pero la mayoría son canciones de musicales o standards de la primera mitad del siglo pasado. Es decir, con el tracklist en la mano, la sensación de que esta película es un troleo de Phoenix y Phillips a sus propios fans se incrementa.

Sí: estamos ante un musical, con canciones (en muchos casos, típicas del género) que funcionan como las de un musical, pero salvo por el hecho de que estamos viviendo un tímido renacer de las películas de este tipo, con producciones como 'Wicked' o el biopic de Michael Jackson de próximo estreno, 'Joker: Folie à Deux' conserva muchos de los problemas de la película original: un mensaje sobre las enfermedades mentales tirando a criticable y unas interpretaciones que van más allá de lo cargante. A lo que se suma un tercio final con unas decisiones de guión absolutamente incomprensibles.

¿Tiene puntos a favor esta secuela? Sí, y de hecho vienen del añadido musical: al establecer espacios semi-fantásticos para las canciones, podemos ver a un Joker exagerado y bailongo más próximo a los cómics, y que se aleja momentáneamente de esa idea tan nefasta de dignificar y dar realismo y drama a personajes que ya eran perfectos como caricaturas irreales. Porque no, Joaquin Phoenix y Lady Gaga no son comparables en sus encarnaciones a los Joker y Harley Quinn clásicos de, por ejemplo, 'Batman: La serie animada'.

La postura más saludable ante 'Joker: Folie á Deux' es la de tomársela, precisamente, como una performance jokeriana. Vamos a ver en las próximas semanas muchas defensas enfervorecidas, mucho fan decepcionado y, en el momento en el que escribo estas líneas, unos resultados de taquilla absolutamente  impredecibles. Ni el mismísimo Joker habría podido planificar semejante caos.

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