Ramón decide pedir salir a la camarera de su cafetería habitual, solo para que aparezca de repente alguien para intentar matarla junto al verdadero amor de esta. Pero Ramón no es el único con problemas: su compañera de trabajo intenta sobrellevar el hecho de que todas las relaciones suyas acaban en tragedia y su mejor amigo es incapaz de sacarse a su interés romántico de la cabeza.
A muchos kilómetros de distancia, un millonario malcriado pone los cuernos a su novia con la hermana de esta. La tragedia se cierne cuando en una escapada el yate privado de su familia naufraga y ella muere. A su regreso nuestro protagonista deberá recuperar la confianza de todo el mundo, incluida su antigua novia y su padre que no le perdonan lo que hizo. ¿Tramas de 'Al salir de clase'? No: el primer ejemplo es de 'The Flash'; el segundo, 'Arrow'.
Que hoy en día se hagan series de superhéroes en televisión no es noticia. El aumento de la producción de ficción en EEUU se ha elevado a niveles estratosféricos y eso ha llevado a un creciente interés por infinidad de géneros, entre ellos el superheroico: son obras de aventuras, ligeras y con cierto componente de salseo que hace que un gran componente de la audiencia se interesen por ellos (y nos dediquemos a shippear).
Aún recuerdo cuando a principios de siglo vimos 'Smallville'. De repente, los fans de Superman nos rasgábamos las vestiduras al ver que habían hecho un drama teen con un protagonista que si bien en un futuro se convertiría en el Hombre del Mañana, no terminábamos de reconocerle. Ahora tenemos series en los que reconocemos perfectamente a los superhéroes que las protagonizan pero que tienen tramas que podríamos encajar en cualquier culebrón.
La culpa es de los cómics
Aunque el paradigma de serie ligera y teen lo tenemos en las series de The CW ('Arrow', 'The Flash', 'Legends of Tomorrow' y la reciente incorporación de 'Supergirl'), ellos no son, del todo, los culpables. Los cómics de superhéroes, especialmente los de Marvel y DC, son lo que en el mundo de la literatura y del cine consideraríamos Young Adult (YA para los amigos). Vamos, las obras juveniles de toda la vida.
Que los superhéroes se enfrenten a temas amorosos ha sido siempre una gran constante del género. En 1938, en el debut de Superman en el primer número de 'Action Comics', Jerry Siegel y Joe Shuster decidieron que aunque con el traje era el Hombre de Acero, sin el Clark se volviera mantequilla intentando convencer a Lois para salir tener una cita. Muchas cosas de la vida no se pueden resolver por muy poderoso que seas.
Años después Stan Lee, con su máxima de superhéroes con problemas reales, crearía a Spiderman. En la mismísima primera página de su debut se nos dice todo lo que tenemos que saber sobre Peter Parker: es un "pringao" y sus compañeros se ríen de él. El que le muerda una araña radiactiva no mejorará demasiado "la suerte Parker", pero a lo largo de los meses veríamos a nuestro trepamuros enamorarse e incluso tener un triángulo amoroso entre él, Gwen y MJ, conocer que su peor enemigo es el padre de su mejor amigo, que su Tía May tiene una relación con el Doctor Octopus...
Los héroes de los cómics se casan, se divorcian o sus novias son sustituidas por clones
A los autores de cómics les encanta liar a sus personajes y evocarles problemas emocionales. Incluso Lee tuvo momentos perturbadores como cuando Charles Xavier se enfrentaba a sus sentimientos por su alumna adolescente Jean Grey. Hablando de X-Men, las aventuras de ese grupo sí que son oro para la televisión más culebronesca: la etapa de Chris Claremont tenía amores, ambigüedades, cuernos aprovechando viajes intergalácticos... y esto sin meternos en todo lo del clan Summers (Cíclope, Cable, X-Man, Jean Grey, etc) porque daría para un post aparte.
Todo estos líos de falda vienen desde el mismo origen del género de aventuras, del que bebe directamente el superheroico. Sumado, además, a una necesidad de captar tendencias tras la decadencia de géneros como el western y el romance. Marvel y DC asumieron en las historias de superhéroes elementos de los cómics que estaban desapareciendo para hacerlos propios, así acabaron fagocitando el mercado.
Durante los años 80 del siglo pasado, un puñado de autores decidieron involucrar a los héroes en historias menos ligeras, tratar directamente la psique del héroe y los tormentos que los motivan. 'El regreso del Caballero Oscuro' de Frank Miller o 'Watchmen' de Alan Moore no dejan de ser deseos esporádicos de hacer obras para un público más adulto dentro de una industria dedicada al entretenimiento juvenil: son prestigiosas excepciones al grueso de los cómics de la época.
La vidilla que nos da CW
Ahora mismo podríamos dividir las series televisivas de superhéroes en dos grandes grupos: Las ligeras (capitaneadas por el estilo teen de The CW) y las "adultas y oscuras" (realizada por Netflix). The CW sabe perfectamente que los cómics son aventuras y amoríos y por eso están entregadísimos al Arrowverso de Greg Berlanti. En 'Arrow', 'The Flash' y 'Legends of Tomorrow' al que en breve se une la segunda temporada de 'Supergirl', que viene desde CBS, vemos tramas que no se distinguirían demasiado de cualquier serie adolescente o de Shonda Rhymes: enamoramientos, desengaños, traiciones y secretos del pasado que salen a la luz.
En 'Arrow', vemos muy claros estos esquemas y pongo las primeras temporadas como ejemplo (así que, si no las habéis visto, spoilers). Toda la familia Queen navega en un mar de secretos. Además, Malcolm, magnate amigo de la familia y padre del mejor amigo de Oliver resulta ser un entrenado asesino místico, padre de Thea (la hermana de Oliver) y un villano que pretende destruir parte de la ciudad. A lo largo de la serie hay desde familiares dados por muertos hasta compromisos rotos.
DC Entertainment ha encontrado en Greg Berlanti el hombre idóneo para crear series de éxito. Tras varios años intentando diversas series ('Aquaman', 'Birds of Prey' etc.) por fin la cadena ha encontrado ya no uno sino cuatro sustitutos de 'Smallville' protagonizados por guapos y guapas luchando con malos y liándose.
Superpoderes, espías y policías
En un terreno intermedio tenemos a 'Gotham' (FOX), 'Agents of SHIELD' (ABC) y 'Powers' (PSN). Mientras que las dos primeras se dedican a expandir universos que ya nos son familiares, la tercera nos ofrece un mundo alejado del binomio Marvel/DC. Estas tres series se alejan del género puro de superhéroes para adentrarse en el policíaco y el espionaje.
'Gotham' comienza como un policíaco en la que James Gordon se enfrenta a la mafia y a algunos de los futuros villanos de Batman. 'Powers' nos muestra el día a día de una pareja de policías en una ciudad llena de metahumanos. 'Agents of SHIELD' relata la lucha de un equipo especial dedicada a asuntos superhumanos contra la organización criminal HYDRA.
Estas tres series pueden mostrar perfectamente cómo se mueve el género de superhéroes en diversos entornos. Ya no hablamos de aventuras brillantes sino de policíaco (e incluso noir) y espionaje. En este último terreno destaca 'Agent Carter', una maravilla de spy fiction ambientada poco después de la segunda guerra mundial.
Los héroes defectuosos de Netflix
En el otro extremo del espectro heroico nos encontramos con los héroes de Netflix. La alianza con Marvel y el hecho de no estar en una network propicia un planteamiento distinto. Las tres series vistas hasta el momento son historias con identidad propia y un estilo definitivamente más "adulto" abordando temas como, por ejemplo, la violencia de género en 'Jessica Jones'. Todo a través de tramas cocinadas a fuego lento y con gran cuidado.
Son héroes llenos de defectos, que se encuentran sin saber diferenciar entre ser héroe y tomarse la justicia por su mano. Tienen situaciones pasadas que les atormentan y una brújula moral que no les terminan de ayudar: para Matt Murdock, ser católico practicante le causa grandes dilemas morales en lo que su "trabajo nocturno" se refiere.
Recientemente escuchaba a Ken Liu afirmar que decidió escribir a los héroes de su primera novela 'La Gracia de los Reyes' como épicos e inmaculados. Según él, a veces hace falta recordar cómo es la más pura esencia de la heroicidad en un tiempo en el que nos dedicamos a humanizar y hacer, quizás, demasiado defectuosos a los protagonistas. Una tendencia que se hace evidente si comparamos 'Superman' con 'Man of Steel'.
En las series conviven (y es necesario que lo hagan) los dos tipos de héroes: los "inmaculados" y los "defectuosos y atormentados". 'The Flash' y, sobre todo, 'Supergirl' —que, además tiene al Superman más auténtico y prácticamente solo le conocemos por chat y dos o tres frases sueltas— son los paradigmas de lo primero, mientras que 'Daredevil' y 'Luke Cage' están sumergidos en el segundo grupo.
Si bien los estilos y planteamientos son diferentes, en realidad poco se diferencia Daredevil de Green Arrow, o este de Jessica Jones. Ninguna de estas series se olvida de la esencia del género de superhéroes y sus ingredientes principales: la búsqueda de la justicia, la diferencia entre héroe y justiciero, la responsabilidad para con los demás, la vida heroica versus la vida "civil". A partir de esta base se sazona con las especias que le dan vidilla: intereses románticos, conflictos morales, secretos del pasado... hay sitio para todo.
En Xataka | De 'Smallville' a 'Gotham' hay que ver cómo han cambiado las series de superhéroes
Ver 11 comentarios