El narcotráfico lleva instalado en Netflix desde el verano de 2015, cuando la plataforma se lanzó de cabeza a la violencia explícita a través de la recreación ficcionada de la guerra de la droga que golpeó con fuerza a Colombia durante décadas.
Lo que parecía una serie más, otra historia a mayor gloria de los buenos, Estados Unidos, se convirtió en un éxito global que alzó al villano de la función, Pablo Escobar, a la cima de la popularidad.
‘Narcos’ triunfó, Netflix ganó y ahora estamos ante la cuarta temporada de la serie, una suerte de spin-off ambientado en México y que muestra cómo la misma historia siempre puede funcionar si se cuidan los pequeños detalles.
La historia de la droga
La línea de tiempo de los ‘Narcos’ originales, los del “patrón”, arrancaba durante los setenta y llegaba hasta la caída del narco, que no del imperio. Y es que en esto del imperio de la droga ya sabemos que funciona como un animal mitológico: le cortas una cabeza y aparecen otras cuatro o cinco.
Durante sus dos primeras temporadas, asistimos atónitos a la metamorfosis de Wagner Moura en Escobar y al savoir-faire de Pedro Pascal, que comenzaría a sonar en todos los castings molones de Hollywood gracias a sus treinta episodios como Javier Peña (y a sufrir una de las muertes más recordadas de 'Juego de Tronos'). Boyd Holbrook, encargado de interpretar al otro “héroe” de la función, el agente Steve Murphy, también se encontró con unas cuantas puertas abiertas tras sus veinte intervenciones, y su narración de la serie se quedó en nuestras cabezas para bastante tiempo.
En la tercera temporada, ya sin patrón, las cosas podrían haber terminado en el olvido pero, amigos, la historia supo aumentar la dosis de emoción y suspense, logrando que nadie echase nada en falta.
No parece que el filón de la serie vaya a sufrir ahora un revés con el traslado a México. Su nueva temporada ha sido acogida estupendamente entre la crítica, y eso no es nada sencillo a estas alturas de la película (bueno, de la serie), cuando el interés de una serie así comenzaría a ir cuesta abajo. Además, Parrot Analytics confirma que 'Narcos' fue la serie más vista en Netflix en 2017. A pesar del dato, es difícil confirmar la información ya que Netflix no revela fácilmente sus cifras de visionados.
México lindo y querido
'Narcos: México' funciona a varios niveles. Lo hace como expansión del infinito tablero de juegos prohibidos narcotizantes y como continuación de una marca, la franquicia que permitió a Netflix ser "el dispositivo de confianza" de las series en casa. Jugando con tanto orden, es complicado perder un partido.
"Continuamos rastreando la ruta de la cocaína en Sudamérica", explicaba Eric Newman, showrunner y productor de la serie, en Cannes el pasado mes de octubre, durante el mercado internacional de contenido audiovisual (Mipcom). "Queríamos contar la historia original que llevó a la guerra a los carteles mexicanos".
Esa expansión cobra sentido en el ecuador de 'Narcos: México', cuando además del personaje de Amado Carillo Fuentes nos demos de bruces ante un recordatorio, casi a modo de tributo, de por qué 'Narcos' es 'Narcos'. No deja de tener gracia que José María Yazpik y Diego Luna ya compartiesen correrías en 'Solo quiero caminar', de Agustín Díaz Yanes.
A su vez, el problema de la historia que se cuenta en esta flamante reinvención del material original y que puede parecer una boutade viniendo de una serie que en realidad es casi una recreación, es que el espectador más veterano ya habrá visto antes la misma historia condensada en la mitad de tiempo y con un reparto alucinante en 'Camarena (La guerra de las drogas)', una miniserie de cinco horas que emitió Televisión Española hace casi tres décadas.
Y hablando de expansiones, tableros y juegos:
La compañía británica Curve Digital, en colaboración con Kuji, acaba de anunciar la adaptación al videojuego de la serie de Netflix. Al igual que en la serie, el juego nos llevará al turbio mundo del cartel de Medellín. Con formato de estrategia por turnos, los jugadores pueden elegir jugar como DEA o como Narco.
La nueva entrega, estrenada hace apenas una semana, presenta nuevo equipo delante y detrás de las cámaras. 'Narcos: México' cuenta la historia de otro don nadie venido a más, Miguel Ángel Félix Gallardo, el padrino mexicano.
La telenovela del futuro
Acentos imposibles, actuaciones extremas, tensiones constantes... el universo de 'Narcos' no dista mucho de aquellas telenovelas que nuestros mayores veían con gusto en la era dorada de la televisión nacional. Pocos canales, poca producción nacional y un sinfín de productos ajenos capaces de enganchar a millones de espectadores. Y eso solo en España.
'Cristal', 'Abigail', 'La usurpadora'... fueron varias las que conquistaron los corazones del espectador con su constante martilleo emocional. En cierto modo, la serie de Netflix ha sabido interesar de la misma manera a los nuevos y exigentes espectadores de hoy. Los ingredientes siempre son los mismos: traiciones, pasiones, juegos de poder. En realidad, lo mismo que pasaba en series como 'Dinastía', 'Dallas' o 'Falcon Crest'. Supongo que el formato telenovela que nosotros entendemos se asemeja más a los primeros por los exóticos acentos hispanos de sus personajes.
Al igual que las tres temporadas anteriores, 'Narcos: México' se basa en una historia real, un mano a mano entre Gallardo y Camarena "que terminará mal", advierte la voz en off al comienzo del primer episodio. Por seguir metidos en el tema de las voces y de paso señalar algún punto negativo de la producción, no está de más recordar que gran parte de las quejas de los espectadores señalan hacia el diseño de sonido de esta última temporada y lo complicadas que resultan a veces las expresiones de los personajes.
Las puertas giratorias
"Al final son las continuas puertas giratorias de 'Aquí viene el nuevo y esta vez vamos a hacerlo bien'", confirma Newman. "Ya lo hemos visto con los agentes Murphy (Boyd Holbrook) y Peña (Pedro Pascal) en las dos primeras temporadas, o con Peña en solitario en la tercera temporada y ahora Kiki Camarena (Michael Pena) en 'Narcos: México'. Tras ellos llegará un nuevo tipo con ganas de derrocar al sistema del mal que probablemente no conseguirá nada y el ciclo continuará". Las cabezas de las criaturas mitológicas, ya sabes.
Y vaya si continúa. 'Pablo Escobar: El Patrón del Mal', llegó a los 119 episodios, más que alguna de esas otras telenovelas. Además, aún está reciente el 'Loving Pablo' de Fernando León de Aranoa o el 'Escobar: Paraíso perdido' que dirigió Andrea Di Stefano. Puede que esa saturación, de la que la serie de la plataforma es la máxima responsable, sea el verdadero punto flaco de todo el asunto.
El mundo cambia, el espectador cambia. La televisión cambia. Pero vivimos un momento catódico que oscila entre la genialidad y el mayor de los absurdos, uno donde 'Narcos' y 'Narcos: México' comparten parrilla con otras series centradas en la vida y milagros de algunos de sus antihéroes, como Pablo Escobar o El Chapo. Por no hablar de la nueve fiebre del revival narco.
Hemos creado nuevos iconos pop para un nuevo milenio, aunque la clave de todo esto es comprobar si llegaremos a ver en directo un reality protagonizado por el propio Chapo Guzmán intentando una nueva fuga de prisión.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 10 Comentarios