Posiblemente, lo peor de 'Un lugar tranquilo 2' es que juega un poco en contra de su primera entrega, devaluando el recuerdo. Aquella funcionaba como una pieza de cámara sobre un post-apocalipsis en silencio sepulcral, y su concepto era tan atractivo como sintético. Esta secuela prueba que la idea era tan esquemática, funcionaba a tan pequeña escala que más valía no menearla demasiado. Esta secuela intenta prolongar su mitología y lo consigue a medias.
Para ello tiene que pasar por una serie de peajes que no la aparten de la idea de película sobre el fin del mundo asimilable por todo tipo de públicos. Un film sobre el genocidio de la especie humana que no resulte especialmente triste ni violenta, y de nuevo, la primera entrega lo conseguía a base de secuencias de tensión abstractas y de alta intensidad, pero un contexto vago, casi reducido a un solo escenario. En esta ocasión, no hay más remedio que ampliar el foco.
El primero de esos peajes es el regreso del personaje de John Krasinski, que se lleva a cabo en un flashback que nos manda al primer día de la invasión alienígena, en un efectivo plano secuencia que sabe a ya visto. Sin necesidad de buscar mucho, 'Guerra Mundial Z' y 'La guerra de los mundos' hacían cosas similares y mejor, porque no se andaban con tantos reparos a la hora de mostrar la abrumadura superioridad de los invasores.
El segundo es el de plantear la llegada de nuevos personajes que inyecten subtramas y nuevas relaciones a la familia de supervivientes de la primera entrega. El mundo crece, y gracias a la excelente interpretación de Cillian Murphy, el resultado es interesante por momentos, pero su aterrizaje como figura paterna alternativa deja claro que 'Un lugar tranquilo 2' no llega para molestar ni incomodar a nadie.
Potentes secuencias de tensión
Con todo, 'Un lugar tranquilo 2' no es, ni remotamente, una película despreciable. Plantea cómo la madre y los tres niños que conocimos en la primera entrega siguen intentando sobrevivir, y cómo su camino se cruza con el de un nuevo superviviente, que parece tener un pasado conflictivo. La joven Millicent Simmonds adquiere protagonismo, incluso creciendo al margen de Emily Blunt, aunque por desgracia su personaje no evoluciona mucho más allá de lo que ya vimos en la primera parte.
Cada uno de los personajes ramifica sus acciones, generando distintas situaciones de tensión, y alguna de ellas está tan bien planteada como todo lo relativo a la cámara acorazada en la que se van encerrando alternativamente, con problemas de oxígeno o acoso de las criaturas. Y éstas siguen sorprendiendo por su diseño absolutamente inhumano y su agresividad sin límites. Son una némesis muy notable, y siguen siendo uno de los ingredientes más memorables de la aventura.
Como en la primera parte, la película funciona mejor a bajas revoluciones: cuando experimenta con el sonido para hacer entender al espectador los riesgos de cada acto sin necesidad de palabras (un aspecto en el que la película precedente iba mucho más allá), o cuando los personajes entienden que absolutamente cualquier elemento del escenario es una trampa mortífera cuando tienen que guardar silencio absoluto.
Con 200 millones de dólares recaudados en la taquilla mundial, 'Un lugar tranquilo 2' está muy lejos de poder considerarse un fracaso. Pero el anuncio de una tercera entrega y la sedación de los elementos más ásperos de la sorprendente primera entrega deja claro que estamos ante una idea excelente que merecía haberse quedado en una miniatura de horror sintético.