Vaya acontecimiento sorpresa para arqueólogos de la ciencia-ficción. La Filmoteca Española, en su programa de recuperaciones de películas restauradas salidas del fondo de su archivo Doré en casa, ha puesto a disposición de todo el mundo, gratis y por tiempo limitado (hasta el próximo día 21 de abril), una sorprendente adaptación de 'Soy leyenda', la inmortal novela de Richard Matheson. Fue dirigida por Mario Gómez Martín en el año 1967 y es asombrosamente fiel al libro, poniendo en evidencia las versiones posteriores de Vincent Price, Charlton Heston o Will Smith.
El cortometraje de algo más de treinta minutos forma parte del aproximadamente un millar que se rodaron entre 1947 y 1976 en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC) y en su sucesora la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC). Casi todos los cineastas españoles de la segunda mitad del siglo XX pasaron por allí. Algunos de los nombres más conocidos, entre muchísimos otros, fueron Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem, Carlos Saura, Jesús Franco, Mario Camus, Pilar Miró, Iván Zulueta, o Víctor Erice.
Con una singular historia marcada por la omnipresencia del franquismo, con alumnos muy politizados hacia la izquierda -lo que levantó suspicacias de las autoridades-, la relevancia de la IIEC-EOC viene de una ley en la que las producciones que facilitaban la incorporación de los diplomados al cine profesional contaban con una subvención especial. La intención era la de impulsar a los nuevos talentos, todo con vistas al aperturismo del Régimen a ojos del resto del mundo. No hay más que ver los nombres de algunos de sus alumnos para comprobar que se consiguió en gran medida.
Un cine sin restricciones
El cine de prácticas que se hacía dentro de la IIEC-EOC no pasaba por los mismos criterios de censura que el resto del cine español de la época. Eso facilitaba que hubiera películas con una carga política y social, o de un simbolismo atrevido que hubiera sido impensable fuera de los márgenes de la IIEC-EOC. Es es lo que hace especial a la versión de 'Soy leyenda' de Mario Gómez Martín: al carecer de imposiciones por parte de la censura ni ambiciones comerciales, replica perfectamente la característica más importante de la novela de Matheson, su profundo pesimismo.
'Soy leyenda' de Richard Matheson fue publicada en 1954, algo más de una década antes de la realización de este cortometraje, aunque su primera edición en español, a manos de Minotauro, data de 1960. En un inteligente cruce entre la fantasía y la ciencia-ficción que resuena en los acontecimientos que estamos viviendo en la actualidad con aún más fuerza que en su día, cuenta la historia de Robert Neville, único superviviente de una plaga que ha diezmado a la humanidad y ha convertido a todo el mundo en vampiros. Su única actividad es la de investigar en su refugio en busca de una cura para el virus durante la noche y hacer incursiones mientras los vampiros duermen durante el día.
Los infectados por el virus cada día le acosan a gritos, incitándole a salir, en la puerta de su refugio-laboratorio, y esa es su rutina. De noche investigar, con tapones en los oídos para no escuchar los terribles gritos de los vampiros o infectados, y de día rastrear a los monstruos y matarlos con estacas de madera. Esa rutina solitaria, en la que un planeta desierto es todo el entorno de confinación del personaje, está perfectamente reflejado en el corto de Mario Gómez Martín, que se entretiene describiendo el monótono día a día de Neville (los personajes conservan sus nombres originales), entre paseos por una Madrid en ruinas y pesadillas en una casa-ataúd decorada de forma espartana con cruces pintadas en las paredes.
Aunque los rudimentarios medios de este corto son patentes, (no olvidemos que es un trabajo de práctica final para una escuela de cine, y todos los técnicos, como se ve en los créditos, son alumnos de la escuela) el resultado es pasmosamente próximo al de una película convencional. Escenarios como el de la iglesia en ruinas o la casa de Neville a la que se entra por un estrecho ventanuco son todo un hallazgo que inyecta una atmósfera única al corto, ayudados por la atmosférica banda sonora de Pierre Henry, un excelente uso del sonido y un montaje abrupto y por momentos experimental.
La película está rodada un año antes de que se estrenara la película que tomó muchas ideas de la novela de Matheson y transformó para siempre la idea de "hombre encerrado en una casa sitiada por no-muertos", 'La noche de los muertos vivientes'. Por eso, la visión que propone Gómez Martín es refrescante: no está contaminada por cientos de historias de zombis, y sus vampiros son tan agresivos como humanos.
Quizás la única versión comparable en cuanto al acierto con la que visualiza la novela es la primera de todas, 'El último hombre sobre la Tierra', con un guión inicial del propio Matheson que luego sufriría abundantes cambios. Es una posible influencia del corto en su estética blanquinegra y el poso trágico de la interpretación de Vincent Price: su Neville que cree que siempre quedará un poso de humanidad en nosotros, hasta en pleno apocalipsis, entronca con el magnífico Neville que interpreta Moisés Menéndez. Aún con todo, esta versión española e inesperada es la que mejor capta el tono triste y un punto esperanzado, pero sin nada de heroísmo o fanfarria, de la novela original.
Recuerda: estará disponible solo hasta el próximo 21 de abril. Después, será leyenda.
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