'Men in Black'. Tres películas. Casi dos billones de dólares recaudados. Un hit en Los 40 Principales. Decenas de criaturas alienígenas. Steven Spielberg en la producción. Quién le iba a decir a un ya treintañero y descreído guionista de Tennessee llamado Lowell Cunningham que sus cómics de aires noir para adultos terminarían siendo una franquicia de blockbusters para toda la familia. La cuarta la protagonizan Thor y Valkyria y está a la vuelta de la esquina.
Los defensores de la galaxia
Puede que en realidad no seamos el tipo de espectador que una película como 'Men in Black (Hombres de negro)' necesita. Puede que no lo fuéramos en 1997, durante aquella etapa de descreimiento y negación, cuando otras corrientes cinematográficas nos arrastraban a otro tipo de salas. Puede que tampoco lo seamos ahora, algo cansados de una fórmula blockbuster infinita donde la sorpresa y la libertad brillan por su ausencia.
Así que puede ser fácil olvidar que con sus poco más de noventa minutos, algo totalmente inviable en esa liga en actualmente, ‘Men in Black’ es la buddy movie más taquillera de la historia del cine. Habría sido el éxito incontestable de 1997 si a James Cameron no le hubiera dado por estrenar la película aquella del barco que todos hemos visto más de una vez.
Barry Sonnenfeld, director de fotografía de los primeros títulos de los Coen, de cult-movies como 'Pánico a las tres' o de éxitos como 'Big' o 'Misery', llegaba una temporada triunfal con 'La familia Addams' o 'Cómo conquistar Hollywood', sus dos mayores éxitos. La película protagonizada por Will Smith y Tommy Lee Jones dio en el clavo con su mezcla perfecta de personajes y situaciones alucinadas.
Y eso que el director no las tenía todas consigo antes de empezar la producción. El problema se llamaba Tommy Lee Jones: "Vi a Tommy hacer una entrevista televisiva unos años antes, y me pareció un tipo tan chungo que recuerdo haber pensado 'Gracias a Dios que nunca tuve que trabajar con este idiota'. Pero debo decir que terminé amando cada minuto de compartido con él. Nos llevamos extraordinariamente bien".
A simple vista, recaudar menos de la mitad de lo que se embolsó 'Titanic' puede parecer una derrota, pero la película también costó algo menos de la mitad. La tercera película más taquillera ese año sería la secuela de 'Parque Jurásico', que contó con un presupuesto aún más bajo que los 90 millones de la película de Sonnenfeld. 'El mundo perdido' costó unos inauditos setenta millones de dólares.
Al contrario que otras franquicias como 'Piratas del Caribe', basada directamente en un videojuego atracción de feria, Men in Black: Alien Attack abriría sus puertas en el año 2000, un par de años antes de la llegada de la secuela con el mismo equipo.
'Men in Black' recaudó a nivel global casi seiscientos millones de dólares y se llevó un merecido Óscar de maquillaje por el increíble trabajo de Rick Baker y David LeRoy Anderson.
Además, aprovechando la popularidad de la película, Amblin y Columbia, en asociación con Marvel, facturaron la correspondiente adaptación animada para televisión. A ver, si 'Godzilla' versión USA 98 dio para una, cómo demonios no iba a tener su serie animada 'Men in Black'. Por si fuera poco, la serie se ganó el respeto de crítica y público.
Durante cuatro temporadas y a lo largo de 53 episodios, la serie se desarrollaba en una línea temporal alternativa a la de las películas, aunque episodios incluían detalles vistos en la franquicia cinematográfica. Si bien la serie ofrece cierta continuidad interna y arcos argumentales que ocupaban más de un episodio, estaba formada principalmente por episodios autoconclusivos. Algunos temas recurrentes de los mismos fueron la exploración de los orígenes de K o la vida del agente J antes de unirse a los hombres de negro.
Menos es más
Es posible que el éxito de 'Men in Black', escondido entre los premios a 'Titanic', se hiciera aún menor rápidamente. 'Wild Wild West', basada vagamente en serie de televisión de los sesenta creada por Michael Garrison, fue un batacazo de los que aún se recuerdan aún siendo el sexto western más taquillero en la historia de su país.
Director y estrella, Sonnenfeld y Smith, no supieron encontrar el tono adecuado a un producto desmadrado pero también caduco, y en aquellos meses precios al efecto 2000 y a la revolución cinematográfica que supuso 'Matrix', sembró de sospecha todo lo que tocaban. Digamos que recaudó lo mismo que 'La Familia Addams'... costando seis veces más.
Cinco años después, en las oficinas de Sony encendieron la luz verde para la esperada secuela de los hombres de negro, y si bien la cosa es muy reivindicable, el incremento de presupuesto no se vio reflejado en la recaudación. Hablando claro: la secuela costó más que la original (50 millones más para un total de 140) y recaudó menos (441 millones ante los 600 de la primera), así que aún cubriendo gastos, la franquicia estaba condenada a entrar en suspensión una temporada.
Y eso que la secuela es juguetona y verbenera. No llega a los 90 minutos de duración, añade a un icono como Johnny Knoxville al reparto y a una villana tan increíble como la Serleena de Lara Flynn Boyle, una de las villanas más sexys que recuerda la ciencia ficción para todos los públicos. Buena parte de la diversión extraterrestre extravagante de la secuela corresponde al nuevo equipo de guionistas formado por Barry Fanaro y Robert Gordon, partícipes de obras maestras de la comedia como 'Héroes fuera de órbita' o 'Vaya par de idiotas'.
Han pasado casi veinte años y aún nadie se toma en serio una secuela que hizo dinero, tal vez menos de lo esperado, pero que se mantiene más fresca e irreverente, y por supuesto mucho menos encorsetada que su predecesora.
A la tercera va la paradoja
Diez años es mucho tiempo, y arriesgarse con una tercera entrega, hay que reconocerlo, es de valientes. Más aún si el presupuesto es mayor que la suma de los de las dos películas anteriores. 225 millones de dólares y diez años después, volvían los hombres de negro con una historia más personal, clásica y, y tal vez, más interesante que nunca. Los agentes J y K están de vuelta en el tiempo. La desaparición del viejo compañero de J (Smith) a finales de los sesenta obligará al agente más saleroso del cuerpo a regresar al pasado para averiguar qué ha pasado.
Esa idea, la más interesante de la saga, se desarrolla con sencillez dentro de un alucinante diseño de producción. Con la sencillez que te otorga rodar una película tan ambiciosa sin tener un guión cerrado. Hay que reconocer que la película, para no contar con un guión, puede ser la más lograda de todas las películas mastodónticas que se iban escribiendo sobre la marcha de los últimos años. Todo es una paradoja aquí.
El brutal presupuesto de 225 millones de dólares sirvió para un reembolso de 624 más otros 60 en ventas domésticas. 700 millones de recaudación no está mal, así que era cuestión de tiempo que volviéramos a cruzarnos en el camino de las bandas de extraterrestres molestos.
Hombres y mujeres de negro y viceversa
Y en estas nos encontramos con la inminente 'Men in Black: International', que con su nuevo director y reparto no lo va a tener fácil para lograr el taquillazo que la compañía esperaba en el momento de dar el ok. El mucho más guerrero F. Gary Gray toma el relevo en la dirección, mientras que la pareja surgida de Asgard formada por Chris Hemsworth y Tessa Thompson serán los encargados de llevar a cuestas la nueva historia, centrada en este caso en un infiltrado, un topo, en la organización.
Los primeros análisis barruntan unos 40 millones de dólares en su primer fin de semana, lo que sería el debut más flojo en una franquicia que siempre ha sobrepasado los cincuenta durante el estreno. El caché de las estrellas de la trilogía original se ha visto reducido con dos nuevos rostros más amortizables, probablemente la razón principal por la que el presupuesto se ve reducido hasta la mitad de los 220 millones de la anterior entrega.
Así, 'Men in Black: International' será la segunda película más "barata" de la franquicia, detalle que se deja intuir no solo en el cambio de nombres al frente del reparto, si no también en la predominancia de los efectos digitales por ordenador en lugar del aparatoso y mágico maquillaje de los buenos visjoe tiempos. Con todo, el detalle más llamativo (para mal) de la película es contar con tres editores acreditados. Pero pronto saldremos de dudas, y seguramente la película recaude lo suficiente como para seguir avanzando hacia, quién sabe, un definitivo cambio de rumbo en la saga. De momento parece que se encuentra cómoda en la discreción del trabajo bien hecho. Ojalá no se hubieran echado para atrás con el atractivo crossover entre los hombres de negro y los infiltrados en clase.
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