'Mythic Quest' está a medio camino entre la comedia de oficina y la reflexión sobre las nuevas dinámicas sociales que establecen los videojuegos delante y detrás de las pantallas, impensables hace solo unos años. Esta producción de Apple TV+ no es perfecta, pero cubre un interesante hueco para hablar de una situación que ha venido para quedarse: ya se puede hacer comedia de situación entre gente para la que comentar lo que sucede en un monitor es tan cotidiano como cuando en 'Friends' los protagonistas pasaban de un apartamento a otro.
Por supuesto, hay precedentes. Hay sitcoms con nerds protagonistas a bordo, como la excelente y británica 'The IT Crowd', que aunque incluía mucho humor derivado de sus obsesiones y de guiños para un público claramente similar a sus lamentables antihéroes, éstos no dejaban de ser detalles para definir personalidades excéntricas. Internet, la informática, la programación y las pantallas eran pequeño elementos extra, no el núcleo del humor, que se basaba más en la incapacidad de los protagonistas para establecer relaciones con la gente "normal" y que, básicamente, no les importara demasiado, así como el contraste con una workaholic de libro.
Más cercana a 'Mythic Quest' está 'Silicon Valley', la extraordinaria serie de HBO creada, no lo olvidemos, por Mike Judge, responsable de una película fundacional para entender las comedias con dinámicas de oficina, 'Trabajo Basura' y cuyo personaje de un jefe odioso y megalomaniaco sigue siendo rastreable hasta hoy. Sin ir más lejos, en el director creativo del estudio donde se desarrolla 'Mythic Quest', el también muy pagado de sí mismo Ian (Rob McElhenney, además coguionista de la serie).
'Silicon Valley' exprimía los resortes de la comedia través de la naturaleza misma de la ambientación de la serie: OPAs hostiles, actualizaciones de software y competencia entre corporaciones informáticas. Todas esas abstracciones de naturaleza binaria eran la génesis de la misma comedia, porque al fin y al cabo no son más que fruto de las ambiciones y las miserias humanas. Saber detectar y explotar eso (que la caída de un servidor, cuando es provocada por la incompetencia y la vanidad, puede ser algo tan gracioso como una caída con una cáscara de plátano) es lo que hacía grande a 'Silicon Valley', y algo de ese principio, suavizado, está en 'Mythic Quest'.
Las locas oficinas del MMORPG
La serie transcurre, casi en su totalidad, en el estudio de programación de un videojuego masivo online, 'Mythic Quest', que acaba de lanzar una expansión largamente esperada, 'Banquete de Cuervos'. Además del egomaniaco Ian, allí trabajan una ninguneada jefa de desarrollo, Poppy (Charlotte Nicdao), una vieja gloria de la literatura fantástica que escribe las historias del juego, C.W. Longbottom (F. Murray Abraham), un jefe financiero que solo piensa en cómo exprimir a los jugadores, Brad (Danny Pudi, a quien sin duda recordarás de 'Community') y el co-fundador de la compañía David (David Hornsby), eterno mediador entre los desbocados egos de sus compañeros.
A ellos se suman un buen plantel de secundarios, como la secretaria de David, un par de beta-testers del juego y una estresada community manager, además algún personaje externo a la compañía, como un jovencísimo youtuber de 14 años que con sus caprichos pone al estudio en jaque. Un reparto diverso y muy variado, y que interactúa entre sí con bastante fortuna, ya que dependiendo de quién trate con quién, salen a flote diversos tics de personalidad y rasgos miserables que dejan en muy mal lugar a la típica fauna de oficina.
'The Office', de hecho, es el otro referente inevitable de 'Mythic Quest'. No solo en los personajes típicos de jefes, subordinados, los juegos de poder entre ambos y las aspiraciones de unos por sustituir a los otros, visto todo con la tragedia completamente extirpada, sino en los pulsos de voluntades entre despachos y cubículos. 'Mythic Quest' parece decir que, de acuerdo, en estas oficinas se crean videojuegos, se erige un monumento a la diversión e imaginación, pero los responsables no están carentes de miserias y ambiciones: el jefe financiero no tiene ningún problema en confesar que todo esto le interesa bien poco, y el guionista, que esto es un empeño menor para su desmedido talento literario.
Sin embargo, 'Mythic Quest' no opta tanto por las dinámicas de la sitcom propias de las citadas 'The Office' o 'The IT Crowd', y tiene un trasfondo algo más amargo, porque también habla de la incomunicación y la incomprensión que, inevitablemente, se desarrolla en entornos como estos. Sin duda, los responsables de la serie (creadores también de la fantástica y veterana 'Colgados en Filadelfia' que es más disparatada pero también más cínica) conocen bien el entorno de programación de los videojuegos, sus tics y sus manías, y parodian sus muchas fallas: la ausencia de mujeres y diversidad, la dependencia del dinero, las decisiones creativas que no tienen nada que ver con la creatividad, la lucha de egos...
El equilibrio entre las chorradas puras (y graciosas) en las que cualquier jugador detectará claramente hacia quién se dirigen los dardos (del tema de la implementación de la pala a todo el episodio de los nazis que invaden los servidores, con deliciosos guiños directos a 'WoW' y 'En busca del arca perdida') y personajes genuínamente bien planteados y escritos es lo que le da vida a la serie. Tarda un par de episodios en arrancar todo su potencial, pero cuando cada uno de los personajes ha tenido los suficientes momentos de lucimiento y desarrollo, es inevitable no caer rendido ante la caterva de sujetos lamentables pero humanos que pululan por la serie.
Y luego, además, está el episodio 5. Es una pequeña sorpresa, casi un episodio-huevo de pascua, en el que se narra una historia ajena a la trama principal: el ciclo completo de nacimiento y muerte del videojuego 'Muerte Silenciosa y Oscura'. Se trata de una versión algo más amarga de la visión que tiene la serie sobre los procesos creativos que tienen que verse supeditados a decenas de tensiones e influencias. En este caso, una deliciosa historia de amor está entrelazada con la historia de una franquicia de videojuegos solo muy lateralmente conectada con 'Mythic Quest'.
Se trata de un episodio que literalmente no es necesario para disfrutar de la serie -de hecho, el cuarto acaba en un cliffhanger en la trama principal-, pero no solo cuenta una divertida y muy ácida historia de amor y desgrana una perfecta crítica a la desalmada industria del entretenimiento y su necesidad de contenido, drenando continuamente a los genuinos creadores. También es un perfecto resumen de qué funciona bien y cómo lo hace la serie principal, aunque sea con otros personajes y situaciones.
'Mythic Quest': La opinión de Xataka
Sin ninguna intención de ser revolucionaria, pero yendo bastante más allá que una mera sitcom de humor de oficina, 'Mythic Quest' funciona perfectamente como una serie de gags entre pasillos, despachos, cubículos y al pie de la fotocopiadora. Pero los aficionados a los videojuegos y a sus muy caricaturizables lugares comunes (reuniones para tomar decisiones creativas absurdas, convenciones, fans, programadores) sabrán encontrar un punto extra a la serie.
No hace falta ser un adicto a los MMORPGs para disfrutar del humor de la serie sobre expansiones, parches, DLCs y youtubers adolescentes. Lo bien definidos (con un barniz irremediablemente odioso) que están los personajes y lo bien trazadas que están las situaciones convierten a 'Mythic Quest' en una serie para todos los amantes de la comedia... por mucho que haya un público muy definido para esos chistes de trolls usando palas para dibujar esvásticas y penes en los escenarios.
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