'Variety' ha confirmado en exclusiva que, según información interna de la compañía, Netflix está preparando una nueva temporada de 'Black Mirror', el influyente drama de historias distópicas de Charlie Brooker, después de una quinta que duró apenas tres episodios. Aquello fue hace ya tres años, y 'Variety' cuenta que la preproducción de esta nueva tanda de episodios ya está en marcha.
Al parecer, esta nueva temporada podría venir no en formato de episodios independientes, sino de largometrajes. Se trata de una fórmula relativamente insólita, pero con la que ya se ha experimentado en streaming, como en las películas de la serie 'Welcome to Blumhouse' en Netflix o la propia 'La calle del terror' en Netflix.
Sin embargo, esta temporada puede no ser totalmente continuista con las anteriores, ya que será la primera que produzcan Brooker y su compañera Annabel Jones después de que su productora Broke and Bones fuera parcialmente adquirida por Netflix por 100 millones de dólares. La marca 'Black Mirror', sin embargo, no entraba en el trato ya que seguía siendo propiedad de Endemol, dueña de la primera compañía de Brooker, House of Tomorrow. Finalmente, Netflix ha llegado a un acuerdo de licencia de la cabecera con Banijay Group, actual propietaria de Endemol.
La necesidad de 'Black Mirror'
Francamente, nos habíamos olvidado de 'Black Mirror', y no porque las cinco temporadas que habíamos visto no fueran lo suficientemente buenas, más bien todo lo contrario. De hecho, fue el propio Brooker el que, durante la pandemia, dijo que "no estoy de ánimo para ver sociedades desmoronándose". Lo cual tenía todo el sentido del mundo: cuando el planeta comenzó a vivir una situación sumamente distópica, las ficciones que lo habían vaticinado empezaron a ser vistas con suspicacia.
En el caso de 'Black Mirror', posiblemente ningún episodio se adelantó más a su tiempo que 'El momento Waldo', que hablaba del ascenso de un presidente-troll completamente inmerso en la cultura del espectáculo. Unos años más tarde, Donald Trump estaba en la Casa Blanca por un fenómeno electoral que el episodio 3 de la temporada 2 había predico con asombrosa precisión.
Muchos de los episodios de 'Black Mirror' han llegado a convertirse en aterradoramente familiares, sobre todo los vinculados a redes sociales y a cómo la tecnología ha modificado nuestras costumbres cotidianas. De hecho, 'Black Mirror' ha llegado a ser calificada de "luddismo suave" y Brooker reconoce que posiblemente hay quien le ve como un anciano anti-tecnología cercano al Unabomber, cuando en realidad él se describe como más bien todo lo contrario.
La cuestión es que algunos de los episodios, precisamente por ese filo anti-tecnología, han quedado como algo ingenuos. Nuestra interacción con las redes sociales es infinitamente más compleja que un mero caso de narcisismo adolescente, y los riesgos de internet van más allá de una leve y momentánea pérdida de la privacidad. Por eso 'Black Mirror' se enfrenta a un desafío especialmente complicado.
Brooker y Jones no solo tienen que recuperar el viejo sabor de los episodios más agresivos de la serie (recordemos que el primero, 'El himno nacional' fue el más brutal de todos), sino reformular su propuesta. Si quieres revalidar la fama de implacable que tiene la cabecera, su crítica de las redes sociales, internet, los electrodomésticos conectados y, ejem, las plataformas de streaming, la serie no puede quedarse, esta vez, en la superficie.
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