La nueva temporada de 'Stranger Things' supone el esperado regreso de la serie más popular de Netflix a la plataforma después del parón pandémico. La espera ha merecido la pena: la serie ha regresado con fuerzas renovadas, sin acusar el desgaste de algunos de los momentos de su tercer año, y con episodios que hacen honor a la fama de la producción y a su mezcla única de tragicomedia adolescente y terror / ciencia-ficción de inspiración ochentera.
La serie nunca ha ocultado sus referencias, ni las cinematográficas ni las procedentes del mundo real. Por ejemplo, los protagonistas jugaban a 'Dungeons & Dragons' o se disfrazaban como los personajes de 'Los Cazafantasmas' en Halloween, en referencia al éxito que estos mastodontes de la cultura pop tuvieron en la época. Y por otro lado, abundan los guiños metalinguísticos a clásicos del horror, como a John Carpenter en la banda sonora, a Stephen King en el espíritu general y a 'Pesadilla en Elm Street' en esta nueva temporada.
En esta ocasión, la atención de 'Stranger Things' se centra en parte en una oleada de pánico moral en Estados Unidos en los ochenta, cuyos efectos duraron años y que en algunos casos no se han difuminado del todo, como demuestran las últimas tácticas de la nueva ultraderecha mediática estadounidense. Se trata del Pánico Satánico, un movimiento conspiranoico que marcó durante décadas la imagen de los juegos de rol, los videojuegos y el rock.
Los múltiples tentáculos del Pánico Satánico
Esencialmente, el Pánico Satánico (o Satanic Panic, como se le conoció en Estados Unidos) abarca una serie de acusaciones (más de 12.000), no demostradas, de abusos rituales que se propagaron en Estados Unidos en la década de los ochenta. Fue con el arranque de estos años cuando se publicó 'Michelle Remembers', un libro del psiquiatra Lawrence Pazder en el que usaba una dudosa técnica de recuperación de recuerdos ocultos en el que su paciente (y, ahem, futura esposa) Michelle Smith sacaba a la luz un caso de abusos en el contexto de una secta satánica y que había olvidado a causa del trauma.
La popularidad del caso llevó a un miedo colectivo a la existencia de sectas satánicas en el subsuelo (y los altos cargos políticos) del país y propició otros sonados casos vinculados espiritualmente con el infausto libro de Pazder. Por ejemplo, una serie de acusaciones (cientos de ellas) en 1983 a la guardería McMartin de California, acusada en falso de abusos infantiles, entre otras cosas más folclóricas: que las encargadas eran brujas que se llevaban a los niños volando por la ciudad y que había un intrincado sistema de túneles que conectaban guarderías de todo el país.
El impacto mediático de este caso (que acabó con todos los acusados absueltos en 1990, en lo que es el juicio por conducta criminal más largo y costoso de la historia de Estados Unidos) generó su propio pánico moral por abusos sexuales (y satánicos) en guarderías, pero se considera que todo forma parte del multiforme Pánico Satánico. Del mismo modo que las chifladas teorías conspiratorias de Qanon y los mensajes en pizzerías de Hillary Clinton son coletazos recientes de esa hidra de mil cabezas.
Se celebraron miles de juicios que hoy, con la perspectiva histórica, consideramos dentro de ese enorme fenómeno que fue el pánico moral estadounidense de los ochenta, pero también hubo un impacto social, y ese es el que refleja 'Stranger Things'. Sin entrar en detalles argumentales, hay un momento en el arranque de la temporada en el que se acusa de asesinato y prácticas satánicas, sin pruebas (por parte, como siempre, de los habitantes acomodados del pueblo), a uno de los jóvenes de pintas más dudosas de la zona.
Juegos de rol y otros satánicos entretenimientos de la juventud
Es normal que una serie que siempre ha demostrado un amor desbordante por 'Dungeons & Dragons' (y que recupera en esta temporada, por ejemplo con una secuencia que equipara las emociones e intensidad de una partida con la de un partido de baloncesto) acabe recalando en el Pánico Satánico. El mítico juego de rol fue, junto al heavy metal, el cine de terror y los videojuegos, el gran chivo expiatorio de todos los males morales que los artífices del Pánico Satánico disparaban desde sus zumbadas cabecitas.
La aparición en 1980 de una expansión de las reglas de 'Dungeons & Dragons' titulada 'Deities & Demigods' enfureció a los padres, que iniciaron una campaña en contra del juego de rol. Uno de los casos más sonados fue el panfletario y extremo caso de persecución a un club de rol de instituto en Heber City, Utah, con panfletos cristianos y todo tipo de publicaciones acerca de los signos satánicos y ocultistas que escondían las reglas (que las esconden como guiño, pero ese es tema para otro día).
Esta vertiente del Pánico Satánico -referenciada de forma implícita en 'Stranger Things'- dio pie a una de sus manifestaciones más tardías, el juicio a los tres de Memphis, una persecución mediática y legal a tres adolescentes acusados de matar a un niño, y cuyo único pecado era básicamente escuchar a Metallica y llevar el pelo largo en un pueblo donde no eran la norma. Si os interesa la historia, es muy recomendables la trilogía de documentales sobre el caso 'Paradise Lost', más un largometraje producido por Peter Jackson, 'West of Memphis'.
Este último caso es uno de los más paradigmáticos, y buen ejemplo de lo peligrosos que pueden ser los pánicos morales: los tres acusados fueron liberados en 2011 después de 18 años en prisión, tras ser condenados en juicios muy irregulares, y donde los chavales se declararon culpables debido a la presión mediática y policial y a interrogatorios que rozaban la ilegalidad.
Este pánico a que los jóvenes estén poseídos por Satanás tiene orígenes que se pueden rastrear hasta 1969, año del asesinato de Sharon Tate a manos de la secta de hippies xenófobos de Charles Manson. Y casi una década después, en 1978, la masacre de Jonestown -en la que 918 de miembros de una secta se suicidaron de forma colectiva- alertó a la sociedad estadounidense: había cultos aparentemente inofensivos pero letales operando a la sombra de la sociedad. El perfecto caldo de cultivo para el pánico que se desataría solo unos años después.
El Pánico Satánico, como se puede ver, fue más que una psicosis colectiva momentánea: representaba el miedo a que cualquier vecino pudiera estar llevando a cabo actos aberrantes bajo una apariencia apacible. Es un fenómeno que entronca con asesinos en serie que marcaron a una sociedad obsesionada con las apariencias, como Zodiac o el Hijo de Sam y que llegan hasta los delirios de la alt-right más casposa de la actualidad. Este extraordinario artículo de Vox (la web, no nuestra humorística ultraderecha particular) mapea muy bien todas sus ramificaciones y manifestaciones más insospechadas del Pánico y Satánico, y 'Stranger Things' es la mejor muestra de hasta qué punto aquella paranoia a nivel nacional ha llegado a formar parte de la cultura popular de nuestro tiempo.
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