Emma Stone y Yorgos Lanthimos se reúnen para lanzarnos una propuesta absolutamente inclasificable
A Yorgos Lanthimos, uno de los directores más singulares e inclasificables de la actualidad, le gusta la ciencia ficción. Lo que pasa es que siempre la ha hecho a su manera. En 'Canino', la película griega que le granjeó el aplauso internacional, hablaba de una familia disfuncional y de cómo la educación de sus miembros más jóvenes se veía pervertida por el aislamiento, pero en realidad funcionaba como una extraña distopía sin elementos futuristas.
Su salto al cine en inglés y actores de Hollywood lo dio con 'Langosta', y aunque en ella tampoco había elementos de alta tecnología, claramente estábamos en un mundo con conceptos similares a los de otras películas del género: según las reglas de esta sociedad, los solteros son arrestados y enviados a un lugar donde tienen que encontrar pareja en un plazo de 45 días. Pero de nuevo los códigos argumentales de la ciencia ficción se daban en entornos nada tecnificados.
En su última película, 'Pobres criaturas', sin embargo sí que da un salto importante hacia un género más abierto y sin excusas. Aunque sigue haciéndolo según sus propias reglas. Para empezar, es una visión retorcida y enloquecida del libro que inventó la ciencia ficción: 'Frankenstein' de Mary Shelley. Aunque obviamente, también encontramos multitud de elementos procedentes de las visiones de James Whale: sobre todo, la legendaria 'La novia de Frankenstein' de 1935, quizás la mejor película clásica con el monstruo sin nombre a bordo.
Pero no solo estamos ante una película que habla (¡y cómo!) de la creación de vida artificial. Toda la estética de la película (las ciudadess, los vehículos, los laboratorios) se impregnan del género, dándose la mano con una fantasía europeizada, que recuerda a legendarios cómics de género como 'Metal Hurlant'. Todo ello con una desacomplejada visión fantástica y sin ataduras de los códigos frankensteinianos pasados por un tapiz de rarísima sensibilidad steampunk.
Un nuevo monstruo para un nuevo mundo
Una absolutamente increíble Emma Stone (ganadora garantizada del Oscar a mejor actriz, o la Academia deberá responder ante nuestros abogados) encarna a Bella Baxter, una joven resucitada por el brillante Dr. Godwin Baxter aka Dios (Willem Dafoe). Hambrienta de conocimiento, Bella se escapa del hogar con el sofisticado y maquiavélico Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), que la lleva en una aventura vertiginosa por el mundo.
Es decir, aquí el Monstruo pasa a ser el centro absoluto de la ecuación, porque es mucho más interesante presenciar su hilarante y devastador proceso de aprendizaje acerca de cuáles son los engranajes de la sociedad. Bajo su mirada limpia pero inteligentísima, las hipocresías y las vergüenzas de la sociedad quedan al descubierto, en una comedia de apariencias que hace que el espectador se enamore irremediablemente de los comentarios de Bella.
Todo en la película acompaña el viaje extremo y de descubrimiento de Bella: no solo la aguerrida interpretación de Stone, con un trabajo físico espectacular (un descubrimiento del lenguaje y de su propia feminidad al mismo ritmo que descubre el nuevo mundo) está a la altura de la historia. Pero también son espectaculares la excéntrica banda sonora de Jerskin Fendrix, la fotografía creadora de mundos alucinantes de Robbie Ryan o el diseño de producción de Shona Heath and James Price.
Es arriesgado decir a estas alturas de año que 'Pobres criaturas' será una de las películas más relevantes (dentro de la ciencia ficción y fuera de ella) del año, pero esa es la sensación que se tiene al salir de lo último de Lanthimos y Stone (uno de los ententes creativos más desbordantes del momento, que empezó en la también magnífica 'La favorita' y se prolongará este mismo 2024 con una nueva película). Con ella, hemos sido testigos de uno de los acontecimientos cinematográficos del año.
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