'Little Monsters', una comedia zombi de culto protagonizada por Lupita Nyong’o y que está despertando elogios por donde pasa es la carta de presentación de Abe Forsythe para dirigir 'Robocop Returns', secuela directa y oficial de las peripecias metafísicas y ultraviolentas del poli metálico de la Detroit del futuro. 'The Hollywood Reporter' ha desvelado además que Ed Neumier y Michael Miner, guionistas de la película original de 1987 de Paul Verhoeven, harán funciones de producción.
De hecho, Neumier y Miner ya habían coescrito una secuela hace unos pocos años que fue reinterpretada por Justin Rhodes ('Terminator: Destino oscuro') con intención de que la dirigiera Neill Blomkamp ('Distrito 9', 'Elysium'). Como tantos otros proyectos de reboot que ha comandado Blomkamp -el más famoso, una nueva Aliens que habría contado de nuevo con Sigourney Weaver-, el proyecto se acabó esfumando. Sin embargo, el guión ha sobrevivido y será reescrito por el propio Forsythe para esta secuela.
Mitad hombre, mitad máquina, todo policía
'Robocop' es una de las películas más importantes de la ciencia-ficción de los años ochenta. Paul Verhoeven le supo inyectar un estilo único, mezcla de genuina devoción por el género y buenas dosis de ultraviolencia e ironía netamente europea, con un estilo que retomaría en películas posteriores como 'Desafío total' o 'Starship Troopers'. Significativamente, y aunque 'Robocop' no es precisamente una película sutil, su héroe, un policía muerto en acto de servicio que era resucitado como un cyborg sin memoria que iba recordando poco a poco su pasado, fue tomado completamente en serio por los espectadores, y generó una buena cantidad de secuelas muy singulares.
La primera de ellas conservaba parte del sarcástico tono original gracias a un guión coescrito por Frank Miller, que por entonces (1990) estaba escribiendo comics con puntos en común con la revolucionaria visión del futuro del primer 'Robocop', como el sensacional 'Hard-Boiled'. La película, en la que Peter Weller repitió dando vida al robopoli, era inferior a su precedente pero rebosaba ideas interesantes, muchas de ellas vinculadas a la muy milleriana idea de una droga del futuro extremadamente adictiva y con una IA maléfica enganchada a ella.
La tercera entrega, divertida y despreocupada, fue dirigida por un autentico experto en cine comercial de serie B sinvergonzona de los ochenta, Fred Dekker ('El terror llama a su puerta', 'Una pandilla alucinante'), y redujo la violencia y el sarcasmo de las dos primeras entregas. Todo en consonancia con las semiolvidadas producciones televisivas basadas en el personaje: la descafeinada serie de una sola temporada 'Robocop' (1994), la interesante y tardía miniserie canadiense de 2001 'Robocop: Prime Directives', la serie de animación de Marvel de 1988 y la posterior, también animada y muy simpática 'Robocop - Alpha Commando', de 1998.
Ninguna de estas secuelas fue capaz de renovar el interés en el personaje, y de hecho, la tercera película fue un fracaso de taquilla que puso en reposo al personaje hasta 2014, cuando llegó un reboot de 'Robocop' no carente de interés pero sí de carisma, y que dirigió José Padilha, responsable de la aclamada 'Tropa de Élite'. Se trata de un proyecto por el que habían pasado anteriormente gente como Darren Aronofsky y que, pese a ser una efectiva película de aventuras futuristas, perdía completamente de vista lo que hizo especial a la entrega de Verghoeven: el humor y la violencia, a menudo de la mano.
Estos son los precedentes a los que se tiene que enfrentar Forsythe, aunque por suerte el lore de Robocop no es demasiado exigente. Los fans del original (que también se expandió por comics y, sobre todo, videojuegos, con una recreativa memorable -y dificilísima- de Data East) están más que dispuestos a conformarse con una secuela que, por una vez, no se olvide que las raíces de Robocop están más en la sátira y el gamberrismo futurista que en la aventura de IAs-frankenstein.
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