Hay una cuestión a la que se atiende poco en las adaptaciones de comics de superhéroes, y es su narrativa serial. Cada vez es una característica menos nuclear debido a la progresiva transformación del formato comic-book en fascículos organizados en arcos que luego poder vender en cómodos retapados. Pero Internet, las tiendas especializadas y los propios hábitos del fandom han permitido que la narrativa serializada siga siendo parte nuclear del mito superheroico.
Es decir, en la vida de los superhéroes hay grandes eventos, por supuesto. Amenazas cósmicas que obligan a todos los héroes de una editorial a unir fuerzas. Reseteos que hacen que los guionistas tengan que reinventar (pero no mucho) las mil veces contadas historias de origen. Pero también son pequeñas aventuras, que duran un puñado de números (o menos) las que, sirven, mes a mes, para asentar la identidad del héroe.
En el caso de Spider-Man, lo que convirtió al Buitre (encarnado en 'Homecoming' con aplastante humanidad y considerable retranca por Michael Keaton) en mítica némesis del Trepamuros, así como pasó con otros que han pasado por su cabecera como Doctor Octopus, el Duende Verde o Electro, no fue un enfrentamiento único, lujoso y espectacular, sino un combate, y otro, y otro, mes tras mes, juntos o por separado, durante años.
En esos combates, El Buitre, Electro o El Hombre de Arena eran, de hecho, criminales de poca monta venidos a más gracias a poderes o tecnología salidos de madre, no sociópatas o megalómanos. Eso hacía que el lector quedara conforme cuando, después de intercambiar unos cuantos trompazos, Spidey, simplemente dejara que la policía se los llevara, entraran en prisión, salieran en poco tiempo y vuelta a empezar, honrando ese formato serial.
Gracias a 'Homecoming', tanto los Vengadores como Spider-Man recuperan las posiciones que tenían en los comics.
Para bien o para mal, muchos lectores identifican la narrativa superheroica con este ritmo. No hace falta que cada pelea y cada giro de guion sea La Aventura Definitiva. Es suficiente con que la que toca este mes sea lo suficientemente emocionante y divertida. Y aunque seguimos necesitando películas de superhéroes más grandes que la vida, también necesitamos aventuras intrascendentes, trepidantes, despreocupadas y que no se tomen siempre demasiado en serio a sí mismas. Es decir, que gracias a 'Homecoming', los Vengadores por un lado y Spider-Man por otro adoptan la posición que a menudo tenían en los tebeos. Salvar al universo conocido vs. salvar al barrio.
Spider-Man, más amistoso y más vecino que nunca
En efecto, es esa cercanía lo que hace que 'Homecoming' se distancie del resto de las películas de 'Spider-Man' vistas hasta ahora. Todas ellas, unas mejores ('Spider-Man 2'), otras peores ('Amazing 2'), otras mejores aún por las razones incorrectas ('Spider-Man 3'), se centraban en replicar de forma más o menos fidedigna poderes, vestimenta y rasgos del personaje que hasta ahora estaban escritos en piedra (los entornos urbanos, los inevitables secundarios, el origen).
'Spider-Man Homecoming' toma la sabia y lógica decisión de renunciar a explicar de nuevo cómo adquiere Peter Parker sus poderes (que puede parecer obvio a estas alturas, pero... ¿estáis seguros de que en la próxima película de Batman no vais a ver un collar de perlas cayendo al suelo a cámara lenta?), y eso le da el deseado tono de in media res de cualquier colección regular de un personaje... pero sin dejar a nadie fuera de la fiesta.
Por supuesto que es apropiado haber visto otras películas del Universo Marvel antes de afrontar 'Homecoming' (especialmente la entrega de Vengadores donde esta encarnación del personaje hacía su primera y gloriosa aparición, citada de forma muy inteligente, desde una perspectiva paralela... pero sin darle mayor importancia), pero no es un peaje imprescindible. Solo hay que saber que Spider-Man es un héroe y se pega a las paredes.
'Homecoming' no da trascendencia a su propia mitología: se pasa de puntillas por el sentido arácnido, por la viudedad de Tía May y por el trauma que originó el heroísmo de Parker. Por una parte, se da por sabido; por otra, 'Homecoming' sabe que está contando una historia tan trivial que todo eso no encajaría con el tono ligero del film, donde Iron Man es una parodia y la gente no se quita las caretas en el momento culminante de cada escena porque así lo manda el guion.
¿Es por todo ello 'Homecoming' una película desechable o secundaria dentro de la mitología Marvel? No, y ahí está su auténtica grandeza: gracias al cuidadosamente engarzado guion, al carisma de Tom Holland, al clima decididamente juvenil de todo (desde la BSO a los títulos de crédito), las peripecias juveniles de Parker son intrascendentes pero tienen calado en el espectador. Como en los comics originales, un trompazo amoroso en el instituto tiene envergadura dramática.
La importancia del humor
'Homecoming', pese a la presencia de los Vengadores como presencia invisible que sobrevuela la trama, tiene más elementos en común con 'Guardianes de la Galaxia', aunque carece de la ambientación de space opera de estas. Como las dos estupendas películas de James Gunn, 'Homecoming' sabe que ligereza no implica desentederse de sus personajes, y de hecho este Peter Parker es más de carne y hueso que sus precedentes vistiendo el pijama.
'Homecoming' sabe respetar la continuidad de las películas Marvel al mismo tiempo que sabe cuándo esquivarla.
Es más: hay un aspecto en el que 'Homecoming' incluso vence a las 'Guardianes de la Galaxia': las películas de Gunn son infinitamente más libres, vuelan desentendiéndose de un Universo Marvel contra el que acabarán colisionando... y entonces veremos si su tono anárquico no juega en su contra. Pero 'Homecoming' está obligada a embutirse en un Universo predefinido, con reglas y continuidad concreta (aunque también sabe tomársela a pitorreo), y sabe respetarla a la vez que exhibe una personalidad propia absolutamente cautivadora.
La película de Jon Watts rebosa fan service y guiños (posiblemente es la película del MCU que desborda más homenajes y easter eggs -nuestros favoritos son todo Michelle y la forma de sugerir un futuro para Miles Morales-), pero a la vez es muy accesible para el espectador medio que no entendía por qué alguien con semejantes poderes iba tan alicaído por la vida. 'Homecoming' es, muy posiblemente, un tipo muy determinado de película que los fans del personaje merecían.
Por hacer una comparación, es similar a la jugada que The CW está haciendo con el universo DC en televisión: 'The Flash', 'Supergirl', 'Arrow'... sin renunciar a su épica implícita superheroica, pero sin olvidar que son personajes de tebeo. Entre lo bombásticamente juvenil y lo demoledoramente icónico. 'Homecoming' es más importante de lo que ella misma se da cuenta, y lo mejor es que no hace falta ser fan fatal de Spider-Man para percibirlo.
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