Absolutamente inclasificable, una auténtica fuerza de la naturaleza, Tom Cruise adora el cine. Hasta ciertos extremos.
Tom Cruise es una de las personas más excéntricas de Hollywood. Sin duda, la más excéntrica de entre todas las que se colocan delante de la cámara y no detrás, sobre todo en el contexto de un star-system cada vez más dócil y obediente. Cruise tiene una categoría de superestrella intocable y a la que se le conceden todos los caprichos (porque es habitual que rente en taquilla -con matices-) y eso le convierte en un intérprete de una estirpe distinta a un Timothy Chalamet o a una Sydney Sweeney.
Cine privado. El último comportamiento singular que se ha contado de Cruise lo ha desvelado Glen Powell, que se hizo buen amigo de Cruise en el rodaje de 'Top Gun: Maverick', y que ha contado en una entrevista con GQ UK. Según el actor, Cruise envió a Powell a un cine de Los Ángeles para enseñarle un vídeo de una "escuela de cine" que Cruise muestra solo a unos pocos amigos. Y cuando llegó, se encontró solo en un cine vacío, durante seis horas.
Las lecciones de Cruise. Según Powell, el contenido de la película es "Tom Cruise hablando directamente a la cámara, desglosando todo lo que ha aprendido sobre cine a lo largo de los años". Cuenta el actor que en el vídeo, Cruise dice cosas como "¿Estamos todos de acuerdo en que esto es una cámara? Esta es la diferencia entre una cámara de cine y una cámara digital...". Así seis horas. Y no, de momento Cruise, por lo que cuenta Powell, no tiene ninguna intención de liberar ese material.
Lo cienciólogo. Casi toda la personalidad pública de Cruise está mediatizada por su pertenencia a la Cienciología, de donde forma parte desde 1986, introducido por su primera mujer, Mimi Rogers. Recordemos que los Cienciólogos creen en Xenu, gobernante extraterrestre de una «Confederación Galáctica» que trajo a miles de millones de habitantes de su pueblo a la Tierra (cuando el planeta todavía era conocido como Teegeeack) hace 75 millones de años, sacrificándolos alrededor de volcanes. Los thetanes (espíritus inmortales) de estos aliens se adhieren aún a los humanos, y les causan daño. Tras un distanciamiento de la Iglesia, Cruise se convirtió en un ferviente defensor de la misma, aunque desde 2008 prohíbe que se le pregunte sobre el tema en entrevistas.
No muy bien de lo suyo. Esta pertenencia a la Cienciología es la que ha brindado esa imagen de Cruise del siglo XXI, entre alucinada e ingenua, pero con un singular trasfondo siniestro. Por ejemplo, ha verbalizado su oposición a la psiquiatría y a los antidepresivos, dos cuestiones que forman parte de la ética esencial de la Cienciología y que le enfrentaron a gente como Steven Spielberg. Muchos de sus problemas en sus matrimonios con gente como Nicole Kidman o Katie Holmes han venido derivados de su pertenencia a la Cienciología. También han sido polémicas declaraciones de su ex Nazanin Boniadi, que hablaba de cómo la iglesia investigaba a las parejas del actor.
Fan del C.I.N.E. Lo cierto es que en algunas ocasiones este disloque del comportamiento civilizado (recordemos lo del sofá y Oprah, que tiene una complejísima historia detrás) viene de la mano de una entusiasta cinefilia a medio camino de la promoción descarada. Como cuando resumió todo lo que espera de la vida en "Películas" y "Palomitas". Durante un tiempo se rumoreó que no había visto ninguna película completa en su vida, leyenda urbana que fue rápidamente sustituída por la opuesta: ha visto todas las películas. O como mínimo, muchísimas. Así funciona Tom Cruise.
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