Lo ha dicho bien claro en unas declaraciones para el podcast The Adam Buxton: Tom Hanks no descarta trabajar "hasta el fin del mundo" gracias a los cada vez más potentes recursos visuales que brinda la inteligencia artificial. Por supuesto, esta especie de sueño estajanovista interpretativo deja a Hollywood con un montón de dudas que aclarar: legales y, sobre todo, morales.
El hombre sin miedo. Hanks no parece muy temeroso de lo que se pueda hacer con su imagen después de muerto. "Esto es algo que es, literalmente, parte integral de lo que está sucediendo en el ámbito de los derechos de propiedad intelectual", afirma. Y asegura que "podría ser atropellado por un autobús mañana y eso sería todo, pero las interpretaciones podrían seguir y seguir".
La cuestión legal. Las implicaciones legales son las que más podrían preocupar al actor ("es un desafío artístico, pero también legal", dice), pero afirma que en Hollywood ya se está tratando el tema: "hay discusiones en todos los gremios, todas las agencias y todas las firmas legales para discernir las ramificaciones legales de mi rostro y mi voz. Y de todos los demás". Desde lo creativo, no ve tantos problemas: "Habrá algunas personas que pondrán mucho interés en lo que es auténtico y lo que no, así como un montón a la que no le importe"
El precedente de 'The Polar Express'. Tom Hanks no es nuevo en estas lides: ya en 2004, en 'The Polar Express' -pionera en el uso de la captura de movimientos para sustituir a actores reales mediante réplicas CGI- pudimos ver en pantalla un Tom Hanks digital. Éste la define como "la primera vez que hicimos una película en donde un ordendador tenía guardada una gran cantidad de información sobre nosotros, literalmente nuestro aspecto físico". Hanks destaca la condición inaugural de esa película: "vimos que iba a existir la posibilidad de poner ceros y unos en un ordenador y convertirlos en una cara y un personaje".
Empezando por rejuvenecer. Precisamente el director de 'The Polar Express', Robert Zemeckis, lo es también de 'Here', una película cuya acción se centra exclusivamente en una habitación, y sigue a las personas que la habitan durante décadas. La idea exige un trabajo de rejuvenecimiento digital exhaustivo, y curiosamente cuenta en su reparto con Robin Wright, que no solo coincidió con Hanks y Zemeckis en 'Forrest Gump', sino que protagonizó la sensacional 'El congreso', en la que una industria cinematográfica del futuro compra a la actriz sus derechos de imagen para replicarla y hacerla protagonizar nuevas películas.
El joven Indiana Jones. Aún más se ha hablado de 'Indiana Jones y el Dial del Destino' y el rejuvenecimiento de Harrison Ford durante 25 minutos en los que el personaje regresa a la edad que tenía en 'En busca del arca perdida'. El proceso se ha llevado a cabo escaneando abundante material del actor de los archivos de Lucasfilm, que rodó para la productora cuando tenía esa edad. Sin duda, la popularidad de esta película servirá para la introducción en el mainstream de los actores rejuvenecidos por IA.
Tom Hanks no es el primero. Aunque Hanks ha sido uno de los primeros actores en expresar de forma tan abierta y vocal su consentimiento a que se emplee su imagen cuando él ya no esté, hemos tenido casos previos de actores cediendo su imagen. Uno de los ejemplos más mediáticos fue el de Bruce Willis, primer actor en vender sus derechos de imagen para que su rostro pueda ser recreado en películas y otros proyectos a través de la inteligencia artificial. Posteriormente, representantes del actor lo desmintieron, pero el debate se puso sobre la mesa.
LucasFilm, el emporio del rejuvenecimiento. 'Indiana Jones y el Dial del Destino' no es la primera película que ha intentado rejuvenecer a actores o recuperar a actores fallecidos con la tecnología de Lucas. Más allá de experimentos aislados, 'Star Wars' e Industrial Light &Magic lo hicieron con Carrie Fisher y Peter Cushing en 'Rogue One'. Los resultados fueron aún artificiales y no muy convincentes, aunque desde entonces la tecnología ha mejorado, como demuestra la mucho más creíble encarnación digital de Leia en 'Star Wars: El ascenso de Skywalker', tras el fallecimiento de la actriz.
A disgusto. No todos los actores tienen una percepción tan halagüeña de lo que está por venir para Hollywood. Actores como Michael Douglas o Keanu Reeves ya han manifestado su temor a que el empleo indiscriminado de IAs nos pueda llevar a terrenos donde se pisoteen los derechos de imagen. De nuevo, lo legal se entrecruza con lo moral en un laberinto que posiblemente tardará años en ser despejado del todo.
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