Las CPU con arquitectura híbrida no van a ceder un solo palmo de terreno. AMD probablemente ha tomado nota

Los microprocesadores con arquitectura híbrida han llegado para quedarse. De eso no cabe la menor duda. Apple primero, e Intel después, han apostado por ellos con contundencia en sus últimas generaciones de CPU, pero, en realidad, esta estrategia de diseño no es reciente. Y, desde luego, no ha sido concebida originalmente por ninguna de estas compañías.

De hecho, los usuarios estamos en cierta medida familiarizados con ella al menos desde la llegada de los chips con arquitectura big.LITTLE de ARM que podemos encontrar en nuestros teléfonos móviles. Sea como sea hay una marca que todavía no ha dado este salto: AMD. Sus últimos procesadores para equipos de sobremesa y portátiles, los Ryzen 7000, están implementados sobre la microarquitectura Zen 4. Y en ella todos los núcleos son idénticos.

Esta es, precisamente, la señal de identidad de las arquitecturas híbridas: defienden la convivencia de dos tipos de núcleos diferentes. Unos, los de alto rendimiento, lidian con los procesos que requieren ser ejecutados con la mínima latencia posible, mientras que los otros, los de alta eficiencia, priorizan el mínimo gasto de energía. Hasta ahora AMD no ha seguido este camino, pero empiezan a aparecer pistas que nos invitan a prever que con Zen 5 su estrategia cambiará.

Nuestra apuesta: AMD también tendrá su propia arquitectura híbrida en breve

Los primeros procesadores de AMD con microarquitectura Zen 5 llegarán en 2024, y de fabricarlos se encargará, como de costumbre, TSMC. Utilizará sus nodos de 3 y 4 nm, y algunos de estos chips apostarán por la misma tecnología 3D V-Cache que podemos encontrar actualmente en el Ryzen 7 5800X3D y los inminentes Ryzen 9 7950X3D, 7900X3D y Ryzen 7 7800X3D. Todo esto es oficial, así que podemos darlo por hecho.

Las primeras CPU de AMD con microarquitectura Zen 5 llegarán en 2024, y de fabricarlas se encargará, como de costumbre, TSMC

Sin embargo, esto no es lo único que sabemos de las próximas CPU de esta marca. A mediados del pasado mes de junio AMD dio a conocer algunas características de su microarquitectura Zen 5, y, a priori, nos propondrá lo que los usuarios podemos esperar: un rendimiento más alto y una mayor eficiencia. Esto no es noticia. Es lo que toca. Sin embargo, están haciéndose eco durante los últimos meses filtraciones que aseguran que, entre líneas, esta compañía nos está anticipando que Zen 5 será una arquitectura híbrida.

¿Tiene sentido? Sí, por supuesto que lo tiene. Los procesadores Ryzen 5000 y 7000 tienen un rendimiento por vatio interesante gracias a las optimizaciones introducidas en su microarquitectura por los ingenieros de AMD. Y, sobre todo, debido a las litografías con las que los fabrica TSMC. Pero Intel está acelerando el paso. Por el momento no tiene una litografía tan avanzada como la de los mejores nodos de TSMC, pero Pat Gelsinger ha prometido que su compañía tendrá los mejores transistores y la tecnología de integración más avanzada del mundo en 2025. Y, si lo cumple, liderará en rendimiento por vatio. Ambición, desde luego, no le falta.

Si AMD quiere soportar esta posible embestida de Intel, y, si finalmente llegase a producirse, competir con las máximas garantías, tendrá que dar un paso firme hacia delante. Y poner a punto una microarquitectura híbrida que destile las muchas bazas sólidas que tienen las últimas revisiones de Zen y las refine con el propósito de implementar dos tipos de núcleos diferentes (alta productividad y alta eficiencia) es, en mi opinión, la estrategia correcta. Veremos si finalmente sigue este camino. Pase lo que pase podemos estar seguros de una cosa: a los entusiastas de los microprocesadores nos esperan tiempos emocionantes.

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