Uno de los problemas a los que se enfrentan los dispositivos electrónicos de consumo es su dificultad para ser reciclados (de ahí que salgan tantas regulaciones). Muchos de sus componentes, cuando llegan al final de sus vidas útiles, son desechados sin posibilidad de reutilizar los materiales. Una nueva investigación propone una solución: crear nuevos transistores completamente reciclables.
Investigadores de la Universidad de Duke han creado la que dicen que es la primera electrónica impresa totalmente reciclable. Se trata de un transistor que una vez acaba su vida útil puede ser descompuesto en los materiales primarios con los que se formó. Todo gracias a la nanocelulosa y las tintas conductoras.
Nanocelulosa y circuitos electrónicos flexibles
Según detallan en su investigación, el equipo ha desarrollado este transistor especial utilizando nanocelulosa. La nanocelulosa proviene de las plantas y a menudo se obtiene de residuos de madera. Es utilizado especialmente en embalajes biodegradables. Ahora pasa a ser utilizado también para circuitos electrónicos con este nuevo desarrollo. En el pasado hasta lo hemos visto en coches.
Combinando la nanocelulosa con tinta imprimible consiguieron hacer una tinta dieléctrica. Esta tinta resultante fue combinada una vez más con una conductora hecha de grafeno y nanotubos de carbono. El resultado final es una tinta de carbono que conduce la electricidad y se puede imprimir en un sustrato de papel con impresión por chorro. Con esta tinta pudieron crear un transistor y dicen que se pueden crear otros componentes electrónicos también.
Dicen que el transistor que crearon funcionó correctamente durante seis meses. Después era cuestión de reciclarlo y recuperar sus materiales. De momento, claro, es una prueba de concepto. Falta ver qué viabilidad tiene analizando su coste de producción en masa y la ida útil que se puede conseguir, así como el coste de reciclaje.
A la hora de reciclar el transistor, que es el objetivo final, utilizaron un proceso de baños y vibraciones. El componente pasa por una serie de baños en líquidos y con vibraciones sonoras para que los materiales se desprendan. Todo ello después se pasa por una centrifugadora para recuperar los nanotubos de carbono y el grafeno. Dicen que recuperan casi el 100% de los materiales.
Sus creadores tienen claro que con esto no van a sustituir a toda la industria del silicio y los otros materiales utilizados en la construcción actual de componentes electrónicos. No obstante, creen que sirve para "demostrar que este tipo de nuevos materiales y su funcionalidad es, con suerte, un paso en la dirección correcta"
Vía | University of Duke
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