Occidente intenta bloquear a China en tecnología mientras le regala su mayor oportunidad en décadas

Esta guerra por las licencias de diseño de chips crea una oportunidad de oro para China, que seguro aprovechará el conflicto para acelerar su independencia tecnológica

El conflicto entre ARM y Qualcomm apunta a ser el divorcio tecnológico del año. Y de paso, abre una estupenda oportunidad para que China acelere hacia su ansiada independencia tecnológica y fortalezca su posición en el mercado global de semiconductores, hasta ahora cosa de dos.

Por qué es importante. Que ARM cancele la licencia de Qualcomm marca un punto de inflexión en la industria y traerá cola, más allá de las consecuencias directas para ambas empresas.

Es un enfrentamiento que puede reconfigurar el mapa tecnológico global... con un beneficio indirecto para China en su búsqueda de autonomía tecnológica.

Entre líneas. Mientras ARM y Qualcomm pelean por el control de la propiedad intelectual en occidente, ARM China está aprovechando para desarrollar sus propias tecnologías y fortalecer su posición en el mercado asiático.

En detalle:

Momentum. El timing de esta crisis es muy favorable para China. En occidente estamos viendo cómo se intenta restringir el acceso del país asiático a "nuestras" tecnologías, con EEUU y la guerra comercial con Huawei a la cabeza. Y esta ruptura entre ARM y Qualcomm supone ciertos escenarios:

  1. Competencia occidental debilitada. La disputa entre ARM y Qualcomm supone una fuga de recursos y energía de ambas empresas, permitiendo a los competidores chinos ganar algo de terreno.
  2. Oportunidad para el desarrollo propio. El lanzamiento de los Linglong es un buen ejemplo: ARM China puede aprovechar esta etapa de incertidumbre para acelerar con sus propias tecnologías.
  3. Mayor poder de negociación. China sale reforzada en el mercado global de semiconductores, ya que tanto ARM como Qualcomm necesitan mantener su presencia en ese mercado. En inglés hay una palabra que define esta consecuencia: leverage.
  4. Acelerando hacia la independencia tecnológica. A ojos de China, este conflicto solo justifica y refuerza su idea de desarrollar alternativas propias a las tecnologías occidentales.

El contexto. China lleva tiempo invirtiendo masivamente en su propia industria de semiconductores. Es parte de su estrategia 'Made in China 2025'. Esta disputa le da una oportunidad de oro para acelerar esos planes.

De cara al resto del mundo, esta situación puede marcar el fin del duopolio tecnológico occidental en el diseño de chips... abriendo paso a un escenario en el que entra un tercer actor. China, claro.

En resumen. ARM y Qualcomm se están enfrascando en una guerra legal que tiene papeletas de acabar debilitando a ambas. En la cara B del disco, China aparece como un sigiloso beneficiado, aprovechando la situación para fortalecer su posición en la industria global.

Y de paso, acelerando hacia su horizonte final: la independencia tecnológica.

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Imagen destacada | Li Yang en Unsplash

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