Hay vida más allá de AMD y NVIDIA. El regreso de Intel al mercado de las tarjetas gráficas dedicadas es una muy buena noticia para los usuarios. Y lo es debido a que una mayor competencia debería provocar que las empresas en liza dediquen más recursos a la innovación, e, incluso, que a medio plazo los precios bajen. Sin embargo, para que se produzcan estas consecuencias la pelea debe estar igualada. Y aún no lo está. No del todo.
NVIDIA y AMD llevan décadas peleando de tú a tú. Las recientes GeForce RTX 4090 y 4080 nos han entregado en algunas de nuestras pruebas un rendimiento espectacular, y confiamos en que las Radeon RX 7900 XTX y XT, que son las tarjetas gráficas que nos propone AMD para pelar con ellas, estén a la altura. Intel por el momento no tiene una GPU diseñada expresamente para competir con lo mejor de AMD y NVIDIA, pero esto no significa que sus Arc no sean interesantes.
Tanto las especificaciones como el rendimiento de su procesador gráfico más ambicioso actualmente, el Arc A770, lo colocan a la altura de las GPU GeForce RTX 3060 Ti de NVIDIA y Radeon RX 6650 XT de AMD, por lo que su pelea se ciñe, por el momento, a la gama media. Sin embargo, la propia Intel reconoció desde el principio que el rendimiento de sus GPU con microarquitectura Alchemist con API más antiguas tenía margen para mejorar.
Los nuevos controladores para las GPU Arc despuntan en DirectX 9 (según Intel)
El hardware gráfico de nueva generación debe necesariamente rendir bien con las API actuales, como DirectX 12 Ultimate o Vulkan, pero también es importante que nos entregue una productividad a la altura con librerías más antiguas utilizadas aún por muchos juegos, como DirectX 11, 10 o 9. Y en este terreno los controladores tienen un rol fundamental porque en gran medida son los responsables de que una GPU nos entregue el 100% de su potencial en cualquier API que se nos ponga a tiro.
AMD y NVIDIA parten con ventaja. Sus ingenieros tienen mucha experiencia refinando sus controladores, y, además, tienen una base de datos descomunal cuyos drivers han sido probados hasta la saciedad en las API más utilizadas. Intel, sin embargo, ha estado muchos años sin pelear en el mercado de las GPU dedicadas (en el de los gráficos integrados siempre ha estado muy presente), por lo que no tiene el bagaje que han alcanzado en este ámbito sus competidores.
Ryan Shrout y Tom Petersen, que son dos de los técnicos de Intel involucrados en el desarrollo de los procesadores gráficos Arc, aseguraron a principios del pasado mes de agosto que estaban trabajando duro para mejorar sus controladores con el propósito de que rindiesen mejor en DirectX 11, 9, y en otras API antiguas. Y sí, parece que están cumpliendo su promesa, aunque por el momento los datos que tenemos son los que ha hecho pública la propia Intel.
En la gráfica que publicamos en este artículo, que ha sido elaborada por Intel, podemos ver que la GPU Arc A770 nos entrega un rendimiento mucho más alto en DirectX 9 al utilizar la revisión 3953 de los drivers frente a la versión 3490. De hecho, según Intel, en 'Counter-Strike: Global Offensive' la productividad se multiplica por más de dos tanto a 1080p como a 1440p, aunque en otros juegos, como 'Guild Wars 2' o 'Payday 2' apenas varía.
En cualquier caso, es muy positivo comprobar que Intel está puliendo sus controladores. Confiemos en que siga así y su hardware gráfico se consolide como una alternativa interesante a las propuestas de AMD y NVIDIA. No cabe ninguna duda de que a los usuarios nos interesa mucho que se desarrolle más la competencia en este mercado, especialmente en el contexto actual, en el que muchas tarjetas gráficas tienen un precio tan alto que quedan fuera del alcance de buena parte de los usuarios.
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