La refrigeración por aire ha alcanzado una madurez envidiable. Actualmente podemos encontrar en las tiendas un abanico enorme de ventiladores que no destacan solo por su capacidad refrigerante; también brillan por su moderado nivel de emisión de ruido. Algunas de las soluciones que nos proponen marcas como Noctua, Phanteks, Corsair, Thermaltake, Cooler Master, Arctic o Zalman, entre otras, tienen una calidad indudable. Y, aun así, no representan la mejor opción para las CPU más potentes de Intel y AMD.
Estos dos fabricantes de microprocesadores han pisado el acelerador a fondo. El rendimiento de los Intel Core de 13ª generación y los AMD Ryzen 7000 más ambiciosos es excepcional, pero se calientan una barbaridad. De hecho, bajo estrés máximo y prolongado pueden superar los 100 ºC sin despeinarse incluso si están respaldados por refrigeración líquida. Y en estas circunstancias es imprescindible no solo evacuar la energía térmica que disipan en forma de calor fuera del empaquetado de la CPU; también es necesario sacarla de la caja de nuestro PC.
La refrigeración líquida puede sacarnos de este apuro de una vez por todas
Tradicionalmente los sistemas de refrigeración líquida compactos o "todo en uno" (AIO) y las soluciones avanzadas o personalizables (custom) han representado una opción muy atractiva para los usuarios que quieren practicar overclocking extremo, y también para aquellos que quieren mimar la estética de su PC. En los demás escenarios de uso un buen ventilador por aire podía garantizarnos que nuestra CPU trabajaba permanentemente por debajo de su umbral máximo de temperatura.
Sin embargo, el panorama ha cambiado. Y lo ha hecho porque los últimos microprocesadores de Intel y AMD son muy exigentes con la refrigeración, sobre todo si nos ceñimos a los modelos más ambiciosos. El TDP predeterminado excede en ambas marcas con mucha claridad los 100 vatios en sus chips más potentes, y en estas circunstancias un sistema de refrigeración líquida bien resuelto puede mantener su temperatura varios grados por debajo de lo que lo haría un buen ventilador por aire.
La refrigeración líquida recurre a un circuito que favorece el intercambio de calor mediante convección entre el disipador de la CPU y un líquido refrigerante, en vez de propiciar el intercambio entre el disipador y el aire, como hacen los ventiladores tradicionales. Aquí tenemos la primera ventaja de este sistema: nos ayuda a controlar mejor la temperatura en el interior de la caja del ordenador.
Esto es posible debido a que el líquido refrigerante transporta el calor por el interior del chasis gracias a unos tubos de plástico flexible y unos manguitos que previenen su contacto directo con el aire. La temperatura ambiental es un factor que nos interesa tener en cuenta porque también influye decisivamente en las condiciones de trabajo de un ordenador.
Como podemos intuir no es lo mismo trabajar en una habitación refrigerada a una temperatura ambiental de 21 ºC que hacerlo en un entorno sin refrigeración con una temperatura ambiental constante por encima de los 30 ºC. Estas últimas condiciones pueden darse con relativa facilidad en determinadas zonas durante los meses de verano.
Cuando un ordenador se ve sometido simultáneamente a un esfuerzo muy intenso y una temperatura ambiental muy alta es necesario apostar por un sistema de refrigeración muy eficiente. Y en estas condiciones tiene sentido recurrir a la refrigeración líquida. Una ventaja adicional de esta modalidad de refrigeración que también puede provocar que algunos usuarios se fijen en ella es su capacidad de ayudarnos a reducir el ruido emitido por nuestro ordenador. El ventilador que se encarga de refrigerar la CPU en los sistemas por aire suele ser el responsable de buena parte del ruido emitido por nuestro PC.
En el mercado podemos encontrar ventiladores para CPU muy silenciosos, pero los sistemas de refrigeración líquida tienen la ventaja de que no necesitan un ventilador para la CPU. Eso sí, mantienen los ventiladores responsables de actuar sobre el radiador. Hasta ahora hemos repasado las cualidades de los sistemas de refrigeración líquida que pueden provocar que nos fijemos en ellos, pero también tienen desventajas si los comparamos con los sistemas de refrigeración mediante aire que nos conviene considerar.
La más evidente es que son más complejos y requieren una instalación meticulosa si queremos prevenir posibles fugas del líquido refrigerante que podrían dañar los delicados componentes electrónicos de nuestro ordenador, especialmente si optamos por un sistema personalizado. Además, requieren un mantenimiento más minucioso. En un sistema de refrigeración por aire solo tenemos que preocuparnos de retirar periódicamente el polvo que puede acumularse en las palas y el eje del ventilador utilizando, por ejemplo, un espray limpiador de aire a presión.
Pero un sistema de refrigeración líquida requerirá al menos que revisemos con cierta frecuencia el estado de la bomba, la ausencia de fugas, y también que renovemos periódicamente el líquido refrigerante, además de retirar el polvo acumulado sobre los ventiladores que actúan sobre el radiador. Por otro lado, el elevado número de elementos que requiere la refrigeración líquida nos exige una caja lo suficientemente amplia para acomodar en su interior todos sus componentes.
Por último, también es importante que tengamos en cuenta que un sistema de refrigeración líquida de calidad suele ser más caro que un sistema de refrigeración por aire de calidad equiparable. Durante los últimos años su precio se ha reducido mucho, y actualmente podemos encontrar soluciones de refrigeración líquida muy decentes en el rango de precios que va desde los 60 a los 100 euros, pero si queremos un sistema avanzado para que conviva con nuestra CPU de última generación tendremos que gastarnos mucho más dinero. Y es que algunos, los más ambiciosos, pueden superar los 500 euros.
Imágenes: 洋榤 郭 | Llama roja
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