No es ningún secreto que la industria de los semiconductores cambió drásticamente tras la pandemia. La escasez de estas piezas tan elementales para todo tipo de dispositivos tecnológicos, desde consolas de videojuegos hasta coches, sacó a la luz la fuerte dependencia que existe de las factorías asiáticas. Además, puso sobre la mesa los riegos que pueden desprenderse de fallos en diferentes etapas de la cadena de suministro.
Frente a este escenario, las principales economías occidentales sacaron la chequera para atraer a actores privados e impulsar la industria de los semiconductores dentro de sus fronteras. Estados Unidos anunció que destinaría 52.000 millones de dólares para tal fin y la Unión Europea hizo lo propio, en este caso con 43.000 millones de euros (unos 46.000 millones de dólares). Reino Unido, por su parte, no ha querido quedarse atrás.
Reino Unido también apuesta por la industria de los chips
El Gobierno de Reino Unido presentó este viernes su propia estrategia para “duplicar el diseño, la investigación y el liderazgo de chips avanzados”. Estos lineamientos, según el comunicado oficial, persiguen asegurar la posición de “superpotencia mundial” en ciencia y tecnología de la nación insular. Su ambición, no obstante, aunque lleva pocas horas en escena, ya ha recibido críticas de varios sectores. Veamos.
La Estrategia Nacional de Semiconductores ha establecido una inversión de hasta 1.000 millones de libras esterlinas (unos 1.200 millones de dólares) a diez años para para fortalecer la industria de chips británica. Este movimiento girará en tono impulsar aún más las fortalezas y habilidades adquiridas por Reino Unido en el mencionado sector. Teniendo en cuenta los números, esta inversión es sustancialmente menor a la de otros países.
Según Bloomberg, el parlamentario Darren Jones del Partido Laborista, que participó de una investigación legislativa sobre el papel de la nación en la industria de los chips, describió a la iniciativa como “pequeña”. Su colega Lucy Powell del mismo partido opositor dijo que se sentía “decepcionada” por la escala de la ambición y mencionó que podía verse perjudicado el crecimiento y la seguridad nacional de Reino Unido.
Las críticas no solo surgieron desde legisladores opositores al partido Conservador liderado por el primer ministro Rishi Sunak, sino también de algunos actores privados. Simon Thomas, el fundador de una empresa británica de chips llamada Paragraf Ltd., le dijo al mencionado medio de comunicación que la iniciativa “está muy lejos de abordar las necesidades de los fabricantes de chips del Reino Unido”.
Toca esperar para saber los verdaderos alcances de la nueva Estrategia Nacional de Semiconductores y si la inversión prometida servirá para marcar la diferencia en una industria millonaria y cada vez más competitiva. Para hacernos una idea, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), el fabricante de chips más grande del mundo, tiene un presupuesto anual de 32.000 millones de dólares. En otras palabras, gasta cada dos semanas lo que el Reino Unido distribuirá en una década.
Imágenes: L N | Maxim Hopman
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