La presión que la alianza liderada por EEUU está ejerciendo sobre Rusia persigue ante todo un objetivo: evitar que los semiconductores fabricados empleando litografías de vanguardia caigan en las manos del Gobierno de Vladímir Putin. Estos chips son vitales para poner a punto un abanico muy amplio de armamento, como sistemas de misiles, drones o vehículos blindados, por lo que privar a Rusia de ellos puede tener un efecto devastador tanto en su capacidad ofensiva como defensiva.
Sin embargo, los está consiguiendo. A pesar de las sanciones procedentes de EEUU y sus aliados. Esto es al menos lo que defiende la cadena estadounidense CNBC después de analizar el contenido de varios informes que, al parecer, están en su poder. Y sí, parece creíble. De hecho, hay un dato que resulta especialmente revelador: en 2022 Rusia importó semiconductores por valor de 2.500 millones de dólares, mientras que en 2021, antes de la guerra en Ucrania, esta cifra se redujo a 1.800 millones de dólares.
Así es como Rusia está esquivando las sanciones de EEUU y sus aliados
El Instituto KSE, que es un centro de análisis ucraniano vinculado a la Escuela de Economía de Kiev, ha analizado recientemente 58 piezas de armamento ruso que el ejército ucraniano ha recuperado en el campo de batalla. Y, sorprendentemente, según esta institución estas armas contienen más de 1.000 componentes de procedencia extranjera, de los cuales la mayor parte son semiconductores fabricados empleando tecnologías occidentales.
Si las sanciones estuviesen cumpliendo su propósito Rusia difícilmente habría podido importar circuitos integrados en 2022 por valor de 2.500 millones de dólares. Y, lo que es si cabe más importante, no habría logrado recabar tantos chips avanzados de origen occidental como parece que tiene en su poder. No obstante, no debemos pasar por alto que el país de Vladímir Putin tiene aliados, y en esta coyuntura su papel es fundamental.
Y es que los analistas estadounidenses aseguran que Rusia está recibiendo los chips que necesita para poner a punto su armamento avanzado utilizando vías de importación paralela que tienen su origen en China, Turquía, Emiratos Árabes y otros países afines. "Rusia todavía está siendo capaz de importar todos los componentes críticos que necesita de origen occidental para su ejército", sentencia Elina Ribakova, que es investigadora en el Instituto Peterson y una de las autoras del informe elaborado por el Instituto KSE.
Este problema no tiene una solución fácil de ejecutar. Y no la tiene porque es muy difícil cercenar completamente todos los canales de importación paralelos. EEUU y sus aliados están incrementando la presión sobre China desplegando nuevas sanciones, y, pese a ello, el país de Xi Jinping continúa ejerciendo como una pieza clave en la infraestructura de suministro de semiconductores de Rusia. Además, no debemos pasar por alto que el ejército ruso también se está aprovisionando de chips avanzados extrayéndolos de electrodomésticos, ordenadores personales y otros dispositivos de consumo que a priori nada tienen que ver con las aplicaciones militares. Así pinta el panorama.
Imagen de portada: GovernmentZA (Flickr) | TSMC
Más información: CNBC
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