La minería de Bitcoin tiene un impacto medioambiental a la altura de las actividades más contaminantes del planeta. Esta es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Nature. Se trata de uno de los informes más completos hasta la fecha, donde se han analizado datos entre 2016 y 2021 y se ha constatado una realidad que llevamos años alertando.
Más contaminante que la extracción de petróleo. Solo en el año 2020, la minería de Bitcoin consumió 75,4 TWh al año de electricidad, más que países como Austria o Portugal. La tendencia es que el Bitcoin ha ido contaminando cada vez más, pasando de las 0,9 toneladas de CO2 a las 113 toneladas el año pasado. Un incremento de 126 veces en su tiempo de vida.
Para hacerse una idea, los investigadores explican que de cada equivalente a un dólar generado en BTC, 35 céntimos representaron daños medioambientales. Es una cantidad enorme para una actividad, a la altura de la gasolina o la producción de carne y casi tanto como el gas natural. Cuando se habla de actividades altamente contaminantes casi nunca se habla del Bitcoin, pero este estudio certifica que deberíamos empezar a incluirlo.
Emisiones sin freno. Otra preocupación de los autores es que las emisiones han ido creciendo año tras año. Se esperaba que con la madurez del Bitcoin se moderarían las emisiones, pero no ha sido así. Únicamente la prohibición de China de minar Bitcoin tuvo un efecto en la reducción de emisiones.
Si los defensores del BTC hablaban de esta criptomoneda como el "oro digital", lo cierto es que ha acabado convertido en una especie de "petróleo digital". Una entidad de alto valor pero con un impacto medioambiental muy grave. Mientras la producción de oro tiene un impacto del 4% según su valor, el Bitcoin de media está en el 35%. Similar al de la gasolina (41%) o la producción de carne de vacuno (33%).
1 BTC = 11.314 dólares de daños climáticos. Según el cálculo del estudio, en 2021 por cada bitcoin generado se produjeron cerca de unos 11.000 euros en daños medioambientales. Para hacerse una idea, esto supone un total de 3.700 millones de dólares en daños a la naturaleza. Solo en 2021. Si echamos la vista atrás supone que el Bitcoin ha producido un daño de 12.000 millones de dólares.
Llegó a ser casi tan contaminante como el carbón. El último boom de la minería fue un auténtico agujero medioambiental. El impacto del Bitcoin llegó a alcanzar niveles de locura, similares al del carbón. En ese punto de mayo de 2020, el impacto del Bitcoin excedió por completo su propio valor. Hasta el punto que por cada dólar generado, se crearon 1,56 dólares en daños medioambientales. Un 156%.
El futuro es muy incierto pese a las promesas. El estudio también habla del uso de las energías renovables para la minería de Bitcoin. Sin embargo, es bastante escéptica sobre su impacto final. Incluso en un escenario optimista donde se incrementa un 50% el uso de las energías renovables, el impacto del Bitcoin seguiría siendo un 23% del valor de la moneda.
Las organizaciones a favor de las criptomonedas abogan por profundos cambios en el código de estas, para reducir su consumo. Es lo que hemos visto con Ethereum 2.0, donde se promete una reducción del 99,95%. Habrá que esperar que estas mejoras también lleguen al Bitcoin. Lo que tenemos por el momento es que el Bitcoin ya ha dejado un tremendo impacto medioambiental en su corto periodo de vida.
Imagen | Jernej Furman
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