Nuevos tiempos, nuevas estrategias, nuevos objetivos. El bum que han encadenado durante años las criptomonedas —en horas bajas— no solo ha azuzado el ingenio de los inversores; también ha llevado a los delincuentes a buscar nuevas formas de hacerse con sus botines. ¿Por qué robar al fin y al cabo una cartera con billetes y tarjetas cuando puedes llevarte un móvil, acceder a una cuenta de bitcoins y transferir, de forma fácil y segura, el equivalente a unos cuantos miles de euros?
Suena a ficción distópica, un giro futurista para novelas negras con “carteristas 4.0” de por medio, pero por desgracia es algo que está pasando ya. Y con relativa frecuencia, además. Lo acaba de revelar The Guardian en un reportaje en el que señala una "ola de 'ataques criptográficos'" en Londres. En algún caso los ladrones llegaron a dar un único golpe de más de 10.000 euros.
“Es una especie de atraco criptográfico”, explica David Gerard, autor de Attack on the 50 Foot Blochain, al rotativo británico. ¿Cómo lo hacen? ¿Y por qué buscan precisamente criptomonedas?
Carteristas a la caza de criptomonedas
La primera cuestión no tiene mucho misterio. Aunque puedan sonar sofisticados, los "atracos criptográficos" tienen poco de robos de guante blanco o complejas operaciones con malware. En la práctica son prácticamente iguales a los atracos de toda la vida a punta de navaja y en lugares poco transitados. La diferencia es que los criminales no buscan —o no solo, al menos— la cartera y reloj, sino el móvil. Y no van a por la calderilla. Quieren las claves para acceder a las plataformas de criptomonedas. Por supuesto, necesitan conocimientos de cómo operar con las cuentas.
Para muestra, un botón. Aunque los agentes de Londres no entran en detalles de cada uno de los casos ni facilitan edades, fechas o perfiles, sus partes ayudan a hacerse una idea de cómo se dan los "criptogolpes" en Londres. En uno de los casos el delincuente abordó a una persona que estaba vomitando bajo un puente, le obligó a desbloquear su smartphone, cambió su configuración de seguridad y le robó 28.700 libras, una suma considerable en la que se incluía criptodivisas.
Otra de las víctimas que acudió a la comisaría londinense relata que un grupo de personas se le acercó para ofrecerle drogas. Durante la compra entregó su smartphone a los criminales para que anotaran un teléfono de contacto; pero en vez de eso, accedieron a su cuenta, lo sujetaron contra la pared y le obligaron a desbloquear una aplicación de verificación facial. Se llevaron 6.000 libras.
The Guardian relata también el caso de Zaryn Dentzel, el fundador de Tuenti, asaltado por enmascarados a punta de cuchillo en Madrid y que, en un principio, aseguró que le habían robado bitcoins. El gran reto para la policía es sin embargo que los atracos se perpetren aparentemente de forma oportunista, sin una planificación elaborada, igual que los que se han dado hasta ahora en la calle para robar carteras o móviles. Ese es el perfil al que se ajustan los casos de Londres.
Con respecto a la otra pregunta, el por qué de los "criptoatracos", la respuesta es clara: sus ventajas para los ladrones. “Si me roban y me obligan a hacer una transferencia bancaria, el banco puede rastrear a dónde ha ido el dinero y hay todo tipo de devoluciones. Puede revertirse la transacción. Con las criptomonedas, si las transfiero a mi monedero no puedes recuperarlas”, señala Gerard.
Habría formas de seguirle la pista a los criminales —rastrear las operaciones, centrarse en las cuentas del destinatario de las criptodivisas o los cambios a moneda fiduciaria, por ejemplo— a las que se recurren en los casos de grandes robos; pero requiere un despliegue de recursos notable.
Otro factor clave es cómo las propias víctimas manejan las inversiones desde sus móviles. “De alguna manera no creen que sea dinero”, lamenta Gerard. Uno de los robos registrados en Londres se anotó de hecho después de que la víctima estuviese usando su smartphone en un pub. Cuando acudió a comisaría sospechaba que los atracadores le habían visto teclear el pin de su cuenta. Acabaron llevándose 10.000 libras con la plataforma de inversión Crypto.com.
Imagen de portada | Max Bender (Unsplash)
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