Un paso por debajo de la aspiradora Roomba pero varios por encima de las escobas tradicionales, el electrodoméstico geek de hoy es la escoba eléctrica de Philips.
Con las formas parecidas a las primeras aspiradoras e imagen de una película de Pixar, la escoba de Philips promete ayudarnos con la limpieza diaria de los suelos con menor esfuerzo, ya sean duros o enmoquetados. Un cepillo giratorio impulsado eléctricamente introduce el polvo y los restos del suelo en el depósito que incorpora. La escoba se ayuda también de unos cepillos laterales que se encargan de desplazar la suciedad de los lados al centro.
La escoba eléctrica funciona sin cables. Ahí encontramos su principal ventaja frente a las aspiradoras tradicionales. Para ello usa baterías recargables de níquel e hidruro metálico (NiMh) que tienen una autonomía de 50 minutos, suficiente para un buen repaso de la casa por muy grande que sea ésta.
Otro punto positivo de esta escoba eléctrica es el tubo articulable para limpiar con mayor facilidad las zonas complicadas de casa. Igual de sencillo promete ser el vaciado de la escoba, con un depósito que de un solo toque deja caer los restos en el cubo de la basura directamente.
Pero claro, siendo un aparato eléctrico también tenemos inconvenientes, como el precio más alto que el de una escoba tradicional, un peso mayor (1.8 kg), el ruido (unos 75 dB) y el tiempo de carga para cuando se nos agota la batería, que es de 16-18 horas.
Pero, ¿y lo que impresiona tener una escoba eléctrica en casa?
[El siguiente electrodoméstico geek será el frigorífico que lucha contra los olores]