El nuevo purificador de Dyson cambia por completo su diseño habitual: así es el Big+Quiet Formaldehyde

Dyson es famoso por sus secaderos de pelo sin aspas y por sus aspiradores sin bolsa, pero también por sus purificadores de aire de diseños singulares, que sorprenden a quien los ve por primera vez por parecer enormes ventiladores huecos… hasta que uno entiende cómo funcionan.

Ese diseño icónico ha sido reemplazado por otro más impactante, que recuerda a las formas de R2D2, en el nuevo purificador de aire de la marca, el Big+Quiet Formaldehyde. Nace de la trayectoria de la marca en el conocimiento en acústica, flujo de aire, filtración y compresores.

Tres fases y el "modo brisa"

Este purificador tiene un sistema de aerodinámica cónica con el que consigue ofrecer, según la marca, más del doble del flujo de aire que los modelos anteriores. Puede lograr chorros de hasta 90 litros de aire purificado por segundo, proyectado a una distancia de hasta diez metros.

Esta capacidad es algo que pudimos comprobar de primera mano en las demos que preparó Dyson y que muestra cómo es capaz de funcionar en grandes espacios, algo que quizás habla de la vocación corporativa de un producto fantástico para entornos cerrados pero no apto para todos los bolsillos.

Permite proyectar el aire en ángulos de 0º, 25º o 55º, configurable por el usuario, además de incluir un sensor de CO2 que indica los momentos óptimos o más adecuados para ventilar.

El filtro HEPA que rodea el interior de la carcasa del Big+Quiet. Imagen: Xataka.

Entre sus paredes hay una junta laberíntica que tiene el mismo objetivo que el silenciador Helmholtz: reducir el ruido. Lograr que este purificador no sea una molestia para la gente que vaya a estar a su alrededor, ya sea en una casa o en una oficina, es algo en lo que ha insistido la marca, que explica que la cubeta del motor también ha sido rediseñada al detalle con esta idea en mente.

En su modo de potencia máxima llega a los 56 decibelios, una cifra sensiblemente inferior a los 60 decibelios de modelos anteriores y que está más en la línea de lo que están recomendando las autoridades.

"Es un reto, porque para purificar el aire, tenemos que filtrarlo, y para filtrarlo tenemos que hacer pasar el aire a través de él. El silencio es una ambición, es a lo que aspiramos, pero de momento es difícil. El Big+Quiet es un gran paso en esa dirección", nos explica Theo Jones, Category Intelligence Engineer en Dyson.

Theo Jones haciendo una demo con el Big+Quiet, mostrando con burbujas las direcciones del chorro de aire que expulsa el ventilador. Imagen: Xataka.

En lo que respecta a la filtración del aire, la realiza en tres etapas. Captura hasta el 99,95% de las partículas ultrafinas del aire, elimina “hasta el triple” de NO2 y destruye “permanentemente” el formaldehído, el compuesto químico al que ataca específicamente mediante una célula electroquímica que lo reconoce y que da nombre a este modelo, como se lo dio su antecesor.

El filtro HEPA, que rodea el interior de la carcasa, tiene una vida útil de cinco años, según el fabricante. Estos, como los filtros de carbón, pueden reemplazarse por uno nuevo que la marca vende por 99 euros. El proceso se hace sin necesidad de tocarlo.

El sensor de gas detecta COV, NO2 y benceno; el de partículas usa un láser infrarrojo para detectar PM2,5 y PM10 en el aire; y el de temperatura y humedad va supervisando y recopilando estos datos de la estancia en la que se encuentra el purificador.


Sobre el formaldehído, Jones nos habla de la importancia de destruirlo, no solo capturarlo: "El formaldehído está reconocido por la OMS como uno de los gases más peligrosos, y estamos muy interesados en abordarlo. Otros purificadores pueden capturarlo, pero nosotros lo destruimos. Si solo se captura, puede emanar de nuevo. Si se destruye, se terminó. Se convierte en una pequeña cantidad de CO2 y vapor de agua".

Este purificador tiene modo automático, que deja en manos de los sensores la configuración del dispositivo en función de la calidad del aire; y modo no molestar, para que funcione con la pantalla atenuada y la modalidad más sigilosa. También tiene temporizadores de apagado para poder programarlos tras intervalos de entre media hora y ocho horas.

Un Big+Quiet seccionado para dejar ver sus componentes internos. Imagen: Xataka.

También incluye algo que se hizo popular en purificadores de generaciones anteriores: el “modo brisa”; una recreación de la brisa natural creado gracias a un algoritmo que controla un chorro de aire, para que vaya oscilando con un movimiento ascendente y descendente.

Además, cuenta con sensores para controlar en tiempo real los niveles de partículas, gases y el mencionado formaldehído. Pueden consultarse en la aplicación del fabricante para ver la calidad del aire del hogar o la oficina en cada momento, pero también en la pantalla LCD que muestra estos datos, así como el modo o la potencia escogidas.

El Big+Quiet Formaldehyde no tiene todavía fecha de lanzamiento en España ni precio confirmado, pero los 649 euros del modelo anterior, anunciado en un contexto inflacionario muy diferente y tratándose de un producto menos evolucionado que este, deberían servir de pista para el que puede acabar teniendo.

Imagen destacada | Xataka.

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