Si alguien piensa que ya no quedan animales excitantes por descubrir, aquí tenemos un "cerdo de mar" para contradecirle

La expedición partió a bordo del RV Tangaroa y exploró las profundidades del área conocida como Bounty Trough

Lejos de ser un terruño inerte, el lecho marino alberga una infinidad de formas de vida repartidas en una multitud de ecosistemas. Lo inaccesible y lo vasto del fondo del mar hace que numerosas especies de animales y plantas hayan permanecido ocultas a la exploración humana. Poco a poco esto va cambiando.

100 nuevas especies. Cambia a golpe de expedición marítima. La última, realizada en aguas del Pacífico occidental, podría llevarnos al descubrimiento de un centenar de nuevas especies según las estimaciones del equipo responsable.

La expedición regresó a puerto con cerca de 1.800 muestras. Analizar estas muestras requerirá algunas semanas de trabajo adicional, pero el equipo ya ha dado cuenta de algunos hallazgos curiosos que van desde “cerdos marinos”, un tipo de pepinos de mar con extremidades, hasta una nueva especie de pez, pasando por un posible nuevo género de octocoral.

“Parece que tenemos un gran botín de nuevas, ignotas especies. Cuando todos nuestros especímenes sean examinados, estaremos por encima de las 100 nuevas especies. Pero lo que realmente me ha sorprendido aquí es el hecho de que esto se extienda a animales como los peces (creemos que tenemos tres nuevas especies de pez)”, explicaba el director científico de Ocean Census, Alex Rogers.

Bounty Trough. Los exploradores estudiaron la zona conozida como Bounty Trough. Se trata de una depresión, parte del continente sumergido de Zelandia, situada frente a la costa este de la Isla Sur de Nueva Zelanda. Debe su nombre al buque HMS Bounty, popular por ser escenario de un motín en el año 1789.

La expedición se adentró en el fondo de esta región submarina que se extiende a lo largo de 800 kilómetros. El equipo llegó a recoger muestras a profundidades de 4.800 metros.

La expedición re realizó a bordo del RV Tangaroa, el buque oceanográfico del Instituto Nacional de Investigación del Agua y de la Atmósfera (NIWA o Taihoro Nukurangi); y duró tres semanas. Aaunque aún quedn otras tantas de trabajo por delante al equipo, que tendrá que confirmar los hallazgos, además de describir y ordenar taxonómicamente las especies descubiertas.

Imagen con algunas de las muestras recogidas. Ocean Census.

Gran biodiversidad. Por ahora el equipo ha dado cuenta de la gran diversidad de los ejemplares capturados, que incluyen peces, caracoles y pepinos de mar (como los cerdos de mar). Los responsables de la expedición destacan que los hallazgos podrán pasar a engrosar el catálogo de la biodiversidad marina de Aotearoa, que toma forma en la Memoria de la Biodiversidad de la Biota Marina de Nueva Zelanda del NIWA, una publicación que ya incluye 18.494 especies.

“Esta colaboración no solo añadirá nuevas especies a nuestro recién publicado inventario de de la biodiversidad marina de Nueva Zelanda, sino que también mejorará nuestra comprensión de los hábitats del lecho marino y del área de distribución geográfica y de profundidad de las especies raras,” añadía Sadie Mills, quien co-lideró la expedición junto a Rogers.

Nuevas especies, nuevos géneros. Más allá del posible centenar de especies a identificar, el equipo cree que también podrían tener entre las manos un animal que podría representar un nuevo género en su clasificación taxonómica. Recordemos que el género taxonómico es una división situada entre la especie y la familia.

Tal y como explica Michela Mitchell, experta en taxonomías, el equipo inicialmente creyó que podía tratarse de una estrella de mar, una anémona o un zoantario, pero la criatura parece no estar emparentada con ninguno de estos grupos. La hipótesis dominante ahora es que se trata de un octocoral (Octocorallia) perteneciente a un género distinto a los conocidos.

De cien en cien. Es la segunda vez en apenas un mes que un buque oceanográfico regresa a puerto con la noticia de una cantidad semejante de nuevas especies. Entre los dos hallazgos hay paralelismos, como la colaboración con Ocean Census, un proyecto para la búsqueda y catalogación de la biodiversidad marina; o el hecho de que abos hallazgos se realizaran en el Océano Pacífico.

También hay diferencias: si atendemos a la ubicación, el primero de estos hallazgos se realizó en el Pacífico oriental, frente a la costa andina de Sudamérica; y si atendemos a los métodos, el primero de los estudios se centró en la observación del ecosistema a través de un submarino no tripulado, mientras que este ha incluido la captura de ejemplares, facilitando su estudio y clasificación.

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Imagen | Ocean Census

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