La eliminación de azudes y presas en desuso ha acaparado parte del debate sobre la sequía. La eliminación de estos obstáculos fluviales suscitó el escepticismo de muchos, sin embargo esta medida ni era exclusiva de España ni estaba planteada en vano.
Y quizás la mejor prueba de ello esté en un río navarro.
La llegada del salmón. Los salmones han alcanzado la zona navarra del río Ugarana después del derribo de una presa río abajo, al otro lado de la frontera. La presa fue derruida el verano pasado, narra la Agencia EFE, y su eliminación ha dejado vía libre para la llegada de estos peces a aguas de la Comunidad Foral de Navarra.
Desde tiempos inmemoriales. Con sus cinco metros de altura, esta infraestructura suponía una barrera al tránsito de los salmones hacia la zona alta de este río que nace en Navarra y atraviesa la frontera para desembocar el la costa labortana, el el País Vasco francés.
Se desconoce la fecha de construcción de esta infraestructura, aunque el primer registro de la misma es de 1775, más de una década antes de la Revolución Francesa. Si bien su propósito hasta comienzos del siglo XX era regular el caudal que alimentaba un molino de harina, su último uso fue el de abastecer a una piscifactoría. Esto fue entre 1980 y 2012.
Desde entonces la presa había caído en desuso.
Presa derruida. La presa fue derruida por iniciativa de la Federación de Pesca de Pirineos Atlánticos y la Fundación Nacional de Pescadores, explica EFE. Estas asociaciones compraron en 2022 las instalaciones de la presa, y en verano de 2023 la echaron abajo.
En diciembre los salmones habían remontado el cauce del río más allá de la presa, hasta llegar a Urdax, en Navarra. Se trataba de la primera vez que esta especie era vista en esta área.
Rozando el peligro. Son buenas noticias para la conservación del salmón atlántico (Salmo salar), una especie con la que llevamos conviviendo desde hace milenios pero cuyos números están en descenso. Hasta el punto de que la IUCN (International Union for Conservation of Nature) clasificó esta especie como “casi amenazada” en su lista roja de especies en peligro.
Esta especie, cuyo ciclo vital se reparte entre cauces fluviales y aguas marinas ha abandonado ya numeras cuencas hidrográficas y su conservación preocupa a ambos lados del Atlántico.
Estos peces nacen, precisamente en aguas dulces. Es en primavera cuando la temperatura del agua incrementa, que los alevines bajan el curso del río hacia el mar, donde suelen habitar. En otoño, los ejemplares adultos regresan al río y remontan sus aguas en busca de aguas más frías. Es ahí donde se produce el desove de las hembras y la fertilización. Donde el ciclo vuelve a empezar.
Sin riesgo para el consumo. La polémica sobre la destrucción de presas y azudes ha remitido pero no ha desaparecido. Sin embargo estas demoliciones no afectan a embalses cuyas aguas sean utilizadas para consumo humano o agricultura.
Se trata generalmente de azudes en desuso, barreras fluviales utilizadas para desviar el caudal de los ríos que ya no son utilizados para su función original pero dificultan el paso de especies como el salmón, una especie cada vez más necesitada de remontar las aguas para completar su ciclo biológico.
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Imagen | Hans-Petter Fjeld / Basotxerri
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