Hasta octubre de 2022, el aceite de oliva en origen no había cotizado nunca por encima de los 4,25 euros el kilo. Nunca. Este jueves, como contaban en Cordópolis, se está pagando a 5,42 euros el kilo. 22 céntimos más que la semana pasada y la situación va a ir a peor.
¿Qué está pasando? ¿Qué va a pasar? A falta de que se cierren los datos de la última campaña, el aforo de producción del aceite de oliva en Andalucía para la campaña 2022-2023 estaba en torno a las 587.000 toneladas. Es decir, se esperaba un descenso del 49,1 por ciento respecto a la producción final de la temporada anterior y un descenso del 47,5 por ciento con respecto a la media de las cinco últimas campañas.
Eso está pasando. Una campaña en la que el calor y la sequía habían reducido la producción de manera brutal y en la que la inflación, la Guerra de Ucrania y el problema de las divisas, había disparado los costes de producción. Y el resultado está siendo el que preveíamos: un alza de los precios sin precedentes.
Pero, claro, está pasando algo más. Está pasando que 2023 parece decidido a pulverizar todos los récords de 2022. No sólo estamos sufriendo una ola de altas temperaturas justo en el peor momento (y se está quemando la flor del olivo de buena parte del "cinturón olivarero de Andalucía"), sino que la sequía se ha vuelto tan intensa que los niveles de humedad en España son ya muy similares a los del Sahara.
Las previsiones son claras: salvo que ocurra un milagro en mayo, la próxima campaña va a ser igual (o peor) que la anterior. O, al menos, hay una altísima probabilidad de que así lo sea. Y la mera sospecha ha disparado los precios bajo el lema de "mejor comprar ahora, que esperar a que los precios suban aún más".
Enlace Cero. En estas circunstancias y sin margen de maniobra, el mercado del aceite de oliva se vuelve (cada día que pasa) más vulnerable a la especulación. Sobre todo, porque como señalaba hace unos días el olivarero Tommy Rhode, vamos camino del "enlace cero".
Es decir, de que el excedente de la campaña anterior (el "enlace") no sea lo suficientemente grande como para estabilizar los precios del aceite a lo largo de todo el año. Y si eso ocurre (algo bastante probable) la falta de stock puede romper el mercado.
Un año negro. El momento clave va a estar a finales de septiembre y principios del otoño. Si el aforo del aceite (que, recordemos, es "la radiografía anual más precisa del campo español") adelanta una mala cosecha y no tenemos stock: los precios van a llegar a escalar de forma nunca vista.
Sobre todo porque, como pasó el año pasado, los exportadores no pueden permitirse quedarse sin aceite y están dispuestos a pagar mucho más que los consumidores españoles. De ahí que se estén empezando a ver cosas inimaginables hasta hace pocas semanas: como mezclas de aceite de oliva y girasol en los supermercados del país.
¿Qué podemos hacer? Además de empezar a tomarnos en serio el futuro próximo de la agricultura en España (algo que, como hemos visto en Doñana, parece lejos de ser una prioridad), lo único que nos queda es prepararnos para la que puede ser la subida más grande de precios del aceite que se recuerda.
En Xataka | Hace tanto calor que la flor de la aceituna ya se está quemando. Es un desastre para el aceite de oliva
Imagen | Tamorlan
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